La violencia desatada en el barrio San Lorenzo dejó un adolescente asesinado

martes 24 de julio de 2018 | 6:00hs.
La familia del adolescente muerto exigió una investigación a fondo.
La familia del adolescente muerto exigió una investigación a fondo.
Cristian Valdez

Por Cristian Valdez fojacero@elterritorio.com.ar

La escalada de violencia en el barrio San Lorenzo -ubicado en inmediaciones de las avenidas Cabo de Hornos y Cocomarola del sur de Posadas- no da tregua. Este fin de semana tuvo su pico máximo con el cruento asesinato de un adolescente que se desangró a pocas cuadras de su casa después de recibir una puñalada que le perforó el corazón. Fue el epílogo más trágico de un domingo marcado por los enfrentamientos entre patotas que desde hace muchos años ponen en jaque la tranquilidad de los vecinos.
Se llamaba Cristian Daniel González (17), pero todos lo conocían como ‘Chiripa’. Su muerte dejó suspendida en el ambiente una mezcla de miedo e incertidumbre por lo que pueda pasar a partir de ahora, reconociendo que en ese contexto, en el que entre los jóvenes manda el consumo de drogas, una muerte se paga con muerte y es lo que temen que ocurra.
El acusado se llama Eugenio Veiga (24) y está detenido desde las horas posteriores al crimen. Su padre admitió que su hijo, compungido, le reconoció que apuñaló a Chiripa en un acto de defensa, pero desde el entorno de la víctima aseguran que el ataque mortal fue de imprevisto, cuando el menor se iba caminando a un kiosco cercano.
Las familias se conocen, porque viven a cinco cuadras de distancia. Hasta anoche no se habían cruzado, pero una pide justicia y la otra el rápido esclarecimiento. Por fuera de ambas, aparecen los habitantes del barrio, implorando la inmediata intervención de Gendarmería Nacional para frenar la violencia y todo lo que deriva en ella.

Estocada letal
El homicidio de Chiripa fue entre las 22 y 22.30 del domingo. Fue atacado sobre una vereda de la calle Araucaria y Anchico de la manzana 18, o al menos en ese punto exacto fue encontrado sin vida con una profunda lesión de arma blanca a la altura de la costilla.
El presunto asesino fue apuntado de forma inmediata por los vecinos, pero lo detuvieron tiempo después en inmediaciones a la casa de su padre, hacia donde corrió.
La precaria construcción en la que estaba viviendo desde hace alrededor de tres meses fue allanada por los detectives policiales que, entre la maleza del patio, encontraron el cuchillo tipo carnicero (de 26 centímetros de hoja) con el que -suponen- le asestó la estocada.
La médica policial que actuó en la escena del crimen refirió en un informe preliminar que la víctima fue encontrada “en posición decúbito lateral izquierdo con las piernas semiflexionadas y una herida cortante profunda a nivel de su arco costal, de siete centímetros de longitud”.
El titular del Juzgado de Instrucción Seis, Ricardo Balor, ordenó la autopsia que estará a cargo del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial. Hasta tanto eso ocurra, el acusado seguirá detenido a la espera de ser llamado a indagatoria, instancia en la cual podrá dar su versión de los hechos, que es distinta a la ofrecida por la familia de Chiripa.

“Le salió de arrebato”
El clima era angustiante ayer a la mañana en la casa del adolescente asesinado. Mientras su familia esperaba que el cuerpo sea liberado por los médicos forenses, un numeroso grupo de familiares reunido en el patio charlaba sobre la tragedia que cegó su vida. Mientras tanto, en la calle varios de sus amigos hacían el aguante.  
Todos los que estaban negaron las versiones que colocaban al joven como integrante de una de las patotas que asola el barrio. Coincidieron que “era un chico re piola, bueno, con amigos en muchos barrios, por eso estamos apoyando a la familia en el pedido de justicia, para que no quede así como tantos otros asesinatos”, refirieron sin dar nombres.
El que sí se identificó para charlar con El Territorio fue Claudio González, hermano de Chiripa. En medio del dolor, contó lo que se enteró: “Mi hermano estuvo todo el domingo en casa, tranquilo, no tomó nada, estaba sano. En el barrio pasaban cosas, había peleas, pero nunca salió a ver qué pasaba ni estuvo involucrado”, aclaró, recordando que “a la noche fue a comprar a un kiosco de acá a la vuelta cuando se cruzó con el asesino, que le salió de arrebato y le pegó la puñalada. No tuvo  tiempo para defenderse; donde cayó, murió”.
El hombre dijo que no conoce al sindicado asesino y tampoco sabe si su hermano lo conocía. “La bronca no era con mi hermano, sino con un amigo, por lo que algunos cuentan. Al parecer se cruzaron, hubo una pelea, él (por la víctima) quiso defender al otro chico y terminó apuñalado, pero eso la Justicia deberá establecer a partir de la investigación. Nosotros como familia vamos a hacer todo para que no quede impune”.
En ese punto, Claudio le pidió al magistrado interviniente “que no le tiemble el pulso, que vaya hasta el fondo en la investigación para que el asesino sea condenado por lo que hizo. Creemos en su honestidad y capacidad, sería doloroso que nos defraude”.