‘‘Vi crecer a Iguazú desde que tenía sólo 1200 habitantes”

En el 111° aniversario, recuerda el inicio de la actividad turística, bajo la órbita de Parques Nacionales, y la realidad de un pueblo que se convirtió en ciudad albergando una de las Siete Maravillas
lunes 10 de septiembre de 2012 | 2:00hs.
Alguien que vio crecer casi desde la nada el portal de uno de los destinos turísticos más importantes del mundo es un referente ineludible a la hora de recordar y proyectar la ciudad que hoy celebra su 111° aniversario. Se trata de Ricardo Goetze, hijo de don Juan y doña Carolina, quienes llegaron a este paraíso agreste y fascinante llamado Puerto Iguazú en 1946, y desde entonces supieron que allí construirían su hogar. Un hogar que fue creciendo entre mermelada casera, mucho trabajo en la huerta y tantos invitados que continuamente estaban llegando.
El violín nocturno de don Juan sonaba en las navidades, mientras doña Carolina deleitaba a los viajeros con su excelente cocina; este fue el puntapié inicial para que esta pareja de pioneros, mezcla de un alemán con una argentina, decidieran escribir su historia familiar en un hotel que 50 años después sigue funcionando.
De esta unión nacieron tres hijos, uno de ellos Ricardo, quien hoy, junto a su familia, sigue la tradición familiar de atender el legado que un día don Juan y doña Carolina supieron construir con sus propias manos.
Después de 65 años, Ricardo  cuenta con orgullo que a los pocos días de haber nacido vino a vivir a Iguazú con su mamá. Aquí se crió y malcrió, aquí vio cómo se construían los primeros asfaltos en medio de un paisaje tupido de verde selva misionera y fuerte tierra colorada.
Entre historias, recuerda que antes no había alumbrado público, la luz funcionaba sólo hasta las 10 de las noche, no había heladeras y para tomar alguna cervecita fría tenían que esperar el barco que venía dos veces a la semana hasta el puerto.
Con un semblante fuerte pero con muchas historias para contar, Ricardo se remonta al recuerdo de cuando Iguazú no era Iguazú, un tiempo donde no había supermercados, donde las cosas se solucionaban a través de una sociedad de fomento, donde todo era camino de tierras y lo que hoy se conoce como una de las Siete Maravillas del Mundo en ese momento sólo una persona lo anticipaba.

¿Por qué decidieron hacer un hotel y en qué año?
Mi padre se había enfermado de las caderas y ya no tenía la movilidad que debía tener para hacer los trabajos de importación-exportación de madera; era un trabajo muy duro y no podía hacerlo más. Además, mi padre tenía muchos amigos y mi madre cocinaba muy bien, y por eso mi casa siempre estaba llena de visitas; incluso mi papá tocaba el violín y la armónica, entonces de noche se armaban grandes fiestas. Alojábamos gente que venía con la idea de conocer Cataratas; entonces, un día, como papá no podía trabajar más decidieron empezar a cobrar por ese servicio. Así fue como empezamos, íbamos al puerto a buscar a los turistas que venían en barco. Como no había puente, los arroyos había que atravesarlos en balsas, entonces cuando llovía mermaba mucho la cantidad de gente que venía a conocer las Cataratas; sino, algunos venían igual, y si estando acá el tiempo desmejoraba, se tenían que quedar una semana entera.

¿En qué año se construyó el hotel?
En 1955, porque mis tres hermanos se fueron buscando otros horizontes y quedaron sus tres dormitorios, y esas fueron las primeras habitaciones. De ahí fuimos creciendo lentamente, aprendiendo del turista. No fue el primer hotel, pero sí es el único de esa época, que todavía continúa funcionando y lo hará por mucho tiempo.

¿En esa época qué cosas tenía Iguazú?

Estaba la Policía, el Correo, el hospital, Parques Nacionales, plaza San Martín, el cine Panambí y algunas bailantas. Los edificios fueron todas edificaciones que hizo Parques Nacionales para los pobladores de ese momento. No había mercados, no se conocían. Había sí un gran galpón, que se llamaba en aquella época Almacén de Ramos Generales, porque vendía de todo, todo junto. Y al no haber electricidad, no había cadena de frío, entonces todos los lácteos y las mercaderías perecederas no existían, como tampoco las frutas. La única cerveza fría que se podía tomar era cuando venía el barco, dos veces por semana; entonces subíamos un rato a tomar unas cervezas bien frías; sino, había que enfriar en el pozo de agua. Pero recuerdo que el primer supermercado se llamaba Garganta del Diablo, y el dueño era don Peruco Segovia. No se conocía el supermercado.

¿Recuerda cómo fue creciendo Iguazú?
Parques Nacionales, al proyectar Iguazú, hizo un trazado bastante irregular del centro, un poco aprovechando las picadas que había. La Victoria Aguirre era monte, de ambos lados, desde la avenida Brasil hasta la escuela 462 eran dos cuadras de monte. Por eso, Parques fue abriendo despacio el trazado de la trama urbana que existe ahora, y fue quedando poco espacio de monte. Se construía lentamente el hotel Iguazú, que ahora es el Panoramic.
Las revistas y diarios llegaban por barco, una o dos veces por semana. A nivel provincial llegaba El Territorio, recuerdo que era niño y ya lo leía.
Para ir al interior de la provincia estaban los colectivos, pero tenían dos horarios, a las 2 y a las 3 de la mañana, empresa Tigre y empresa Iguazú.

¿De qué vivían?
De los empleados públicos, había maestros, gendarmes, los empleados del Correo; siempre hubo muchas instituciones, así que la mayoría vivía de eso.

¿Cómo era la política antes?
El peronismo siempre primó en Iguazú, porque la mayoría de los votantes eran empleados de Parques Nacionales y para trabajar tenían que tener la libretita de afiliación al Justicialismo, sino, no conseguían trabajo. Eras peronista o radical, no había otra cosa. No había mucho para elegir porque no teníamos municipalidad; Parques era el dueño de la tierra y proveía los servicios, arreglaba las calles. Había una comisión de fomento que se encargaba de conseguir las patentes de los autos, juntaba la basura con un carro de cuatro ruedas y dos caballos, y con eso juntaba la basura del centro.

¿Y el resto de los servicios?
Agua potable proveía Parques Nacionales desde su planta de tratamiento, donde está ahora Imas; abastecía al hospital, la casa de los empleados hasta Prefectura, y desde ahí mi padre conectó el agua potable hasta la cabaña. Los que no tenían esa posibilidad tenían que buscar el agua en tambores.

Con respecto a lo social, ¿qué hacían para recrearse?

Había un cine, que se daba en la intendencia de Parques, porque también tenían que entretener a la gente, hacían todo y no podían hacer todo. Una vez vino un circo arriba de un camión, Circo Rabanito, que terminó por fundirse, entonces se quedaron acá. Pero una de sus acróbatas, que era Irma Bansella, estaba acostumbrada a divertir a la gente y se hizo cargo del cine, Parques le entregó la máquina y ella dio cine durante muchos años; tenía todo lo que había sobrado del circo, pero sobre todo ganas de hacer cosas.

¿Recuerda cuándo hicieron el primer asfalto?
Por mucho tiempo el único asfalto que hubo fue el del muelle del puerto de la ciudad; después la firma Techint hizo el asfalto de la avenida Victoria Aguirre, con bloques de cemento, luego siguieron por la avenida Brasil hasta el hotel Iguazú. Y también hicieron el hormigón en algunas avenidas, donde todavía queda un poco. Mucho tiempo después la misma empresa hizo la pista del aeropuerto. Nosotros tuvimos primero el asfalto a Cataratas y el de la avenida principal de Iguazú, y después recién entró el asfalto de la ruta 12.

¿Hasta qué año Parques Nacionales administró Iguazú?
Parques Nacionales es una institución que, si bien se encargaba de administrar la ciudad, tenía su ley orgánica, que era proteger la naturaleza, a lo sumo se encargó de crear un lugar para que lleguen los turistas a conocer Cataratas; aparte no es lo mismo organizar un parque que una ciudad; entonces, a partir de 1970 empezó a decir ‘bueno, provincia de Misiones, háganse cargo de Iguazú’; no podían más hacerse cargo, Iguazú estaba creciendo mucho.

¿Recuerda cómo fue surgiendo el turismo?
Parques Nacionales tenía que intensificar el turismo. Para eso trajeron dos lanchas y ómnibus que llevaban a los turistas por el camino de tierra hasta Cataratas. Los turistas recorrían Cataratas y después Parques les ofrecía una excursión a Brasil. Entonces los traían hasta el puerto y  las lanchas los llevaban por el río Iguazú, remontaban el Paraná y desembarcaban en el puerto oficial de Foz de Iguazú; ahí esperaban el colectivo que los llevaba hasta el parque brasileño. Claro que en ese entonces no existía el puente Tancredo Neves. En ese momento el único que tenía servicios de turismo era Parques, el encargado de buscar a la gente en los hoteles y llevarla hasta Cataratas.

¿Qué cosa todavía recuerda?

Que Iguazú tuvo cable antes que toda la provincia de Misiones, porque era la alternativa si, por algún motivo, no se podían transmitir vía Buenos Aires al resto del mundo los partidos del Mundial (de 1978), entonces había un cable que cruzaba el río Iguazú a Brasil. Teníamos un televisor y un antena muy alta para captar bien la señal.

¿Cómo ve la política hoy en día?

La parte política en Iguazú siempre fue manejada por el justicialismo y sigue siendo así; eso va quedando y se va trasmitiendo. Pero por suerte hoy hay un cambio importante en la parte de infraestructura, porque en el período anterior se hicieron pocas cosas y muchas se fueron rompiendo. El Gobierno de la provincia está metiendo más plata acá que en muchas otras localidades de la provincia. En la parte de infraestructura tenemos obras que hacían falta y en ese sentido las cosas han mejorado.

¿Qué cosas faltan?
Es evidente que son muchas cosas, sobre todo que terminen esa plaza (San Martín), que hace dos años está cerrada y no nos explicamos cómo todavía no la terminaron. Después, con la llegada del verano va a faltar agua potable, y con la cantidad de aires que se están instalando va a colapsar otra vez la luz. O sea que falta más gestión por parte de los gobernantes locales para que se mejoren estos dos servicios, porque vamos a tener mucho turismo, se hace mucha publicidad y promoción, que es muy bueno, pero después va a resultar que el colchón no tenía alambre y vamos a tener mucha gente.

¿Se imaginaba que Iguazú iba  a crecer tanto?

No, uno veía siempre que Iguazú era un polo de atracción de gente, siempre fue así, porque acá se conseguía trabajo, pero nunca imaginé que iba a crecer tanto. Yo vi crecer a Iguazú desde que tenía 1200 habitantes, imaginate que nunca pensé que iba a crecer tanto así, y más aún que se iba a expandir tanto.

¿Alguna vez pensaron que Iguazú podía estar en boca todo el mundo como una de las Siete Maravillas del Mundo?

Yo siempre recuerdo la anécdota de una intendente que tuvimos, allá por principios de la década del ‘60 creo, doña Ángela de Allou.
En aquella época las municipalidades mandaban hacer las chapas para los autos y ella, aparte de mandar a imprimir la chapa, hizo fabricar unas tiritas que se ponían en la base de la chapa del auto y que decía ‘Cataratas del Iguazú Maravilla del Mundo’. Ya una visionaria en esa época.


El perfil
Ricardo Goetze
Hijo de un alemán y una argentina con descendencia ucraniana.
Nació el 5 de marzo de 1947 al norte de la provincia de Corrientes; a los 3 meses llegó con su madre a vivir a Puerto Iguazú.
Terminó la secundaria con el titulo de Técnico Electromecánico.
Fue director de la escuela Epet Nº 4 a partir de 1973 durante quince años.
Fue concejal radical entre 1995 y 1997.
Tiene tres hijos: Mónica, Juan y Martín.
Forma parte de la historia de Iguazú, tanto por ser parte de los pioneros como por ser dueño de uno de los primeros hoteles de la ciudad, que todavía continúa funcionando.