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Mide 2,20 metros y sueña con un trabajo para volver a Misiones

Chiquito Gómez es el más alto del país y en Candelaria tiene a su familia. Quiere retomar su tratamiento y parar de crecer.
miércoles 08 de julio de 2015 | 0:00hs.
Mide 2,20 metros y sueña con un trabajo para volver a Misiones
Mide 2,20 metros y sueña con un trabajo para volver a Misiones
Es el hombre más alto de la Argentina, tiene 2,20 metros, nació y creció en Candelaria, actualmente vive en Buenos Aires, pero sueña con volver a su tierra y estar cerca de su familia.
Sergio Daniel Gómez, con 29 años y una estatura que no lo permite pasar desapercibido, es un gigante en todos los aspectos, pero más que nada en la humildad que profesa y un corazón noble. No conoció a la madre, porque falleció cuando él tenía seis meses de vida, ausencia que siente mucho aun hoy.
“Sufro de gigantismo, una enfermedad que se desarrolla en el cerebro y que hace que quien la sufra no pare de crecer”, dijo Chiquito, como todos lo conocen.
Su padre, don Carlos, es empleado municipal: “Yo siento orgullo de mi hijo, de su entereza y lucha en la vida, sé que nada es fácil para él, porque por cuestiones económicas no pudo seguir el tratamiento que necesita para detener el crecimiento, pero así y todo trata de seguir adelante”, afirmó.
Carlos recuerda: “Ya en el preescolar se destacaba por su estatura, era el más alto de sus compañeros, nació con 78 centímetros, pero nunca pensé que tendría una enfermedad, para mí, mi hijo era totalmente sano”.
Sergio dijo que hasta los catorce años su crecimiento fue normal, si bien era un poco más alto que los demás compañeros y amigos, nada para preocuparse. Pero a esa edad subió de estatura de manera abrupta y pasó a medir 1,95 metros, “a los 16 años llegué a los 2,05 y ahí fue cuando me llevaron al Club Tokio, a probar en basquet, fui a distintos clubes hasta ir a parar al Club Gimnasia y Esgrima La Plata, para entonces ya tenía 20 años. Fueron ellos que me mandaron a hacer todos los estudios y se descubrió que padezco gigantismo”.
En ese entonces, se contactó con Jorge “Gigante” González (formoseño, basquetbolista y luchador, de 2,31 metros, falleció en 2010): “Él me ayudó mucho anímicamente, me contactó con médicos del hospital de La Plata y fue allí donde me dieron la opción de una cirugía o una pastilla que debía importar de Europa, opté por la pastilla y se detuvo mi crecimiento, pero después ya no pude costear el tratamiento y la verdad me preocupa, porque operarme no quiero, la operación dejó inválido a González y a muchos que sufren esta enfermedad. Quiero seguir tratándome, pero no tengo un trabajo fijo, sólo hago changas en Buenos Aires, allá todavía me dan esa oportunidad, acá no encuentro trabajo”.
Pero el apego por la tierra colorada lo lleva a pensar en el regreso. “Mi sueño es volver a vivir a mi provincia, estar cerca de mi familia, formar mi propia familia, tener mi trabajo, tener igualdad de condiciones con los demás jóvenes de mi edad. Casi siempre siento la mirada diferente o sorpresiva de la gente hacia mí, pero yo no soy diferente, sólo soy más alto que la mayoría por una enfermedad”, señaló.
Se considera un hombre humilde, que conoce de carencias y sacrificio, y también siente que muchas veces han usado su imagen en los canales de Buenos Aires, “y eso duele un poco”.
Sergio tiene novia, se llama Blanca y con ella quiere formar su familia.
“No quiero lujos ni grandes cosas, estar cerca de mi familia, seguir el tratamiento y tener mi propio hogar”, detalló.
Alabado por sus familiares como hijo, hermano y sobrino. Chiquito Gómez, un misionero que se fue por la falta de oportunidades y que no pierde las esperanzas.