“Fue planificado y si no le pasaba a mi hija le podía pasar a otra chica”

martes 29 de octubre de 2019 | 9:10hs.
“Fue planificado y si no le pasaba a mi hija le podía pasar a otra chica”
“Fue planificado y si no le pasaba a mi hija le podía pasar a otra chica”
Jorge Posdeley

Por Jorge Posdeley fojacero@elterritorio.com.ar

“Vino acá, me saludó a mí, a mi mamá y a mi marido. Se sentó en el corredor y nos empezó a explicar lo que había pasado con Vilma pero cambió todas las versiones”. Con esas palabras, Yamila, hermana de Vilma Mercado (19), recordó el encuentro que su familia tuvo con el soldado sospechado del femicidio durante la tarde del jueves, mientras la víctima permanecía en condición de desaparecida. 

La muchacha y su madre, María Estela Leite (41), dialogaron ayer con Radioactiva 100.7 y con El Territorio, y de esa forma hablaron por primera vez desde que se confirmó el peor final para Vilma. 

Sus familiares la recordaron como una chica simple, muy familiera, apegada a su sobrina, que no le interesaban los grandes lujos y que soñaba con ingresar a alguna fuerza de seguridad.  

Y, justamente, fue ese sueño el cual la habría terminado acercando al soldado ahora detenido, ya que el joven se habría ofrecido a ayudarla a ingresar a las filas del Ejército Argentino. 

Su madre recordó que Vilma estuvo más de dos años en pareja con un gendarme y eso había aumentado los deseos que tuvo desde niña de ingresar a la Gendarmería Nacional Argentina (GNA), pero esa relación culminó hace pocos días y fue en esa instancia que el soldado Carlos Luis Leandro V. (20) apareció. 

“Después de que la relación amorosa de mi hija terminara días antes de su cumpleaños, que fue el 19 de octubre, ella me dijo que quería ingresar a alguna fuerza pero ya no quería ser gendarme y me dijo que le interesaba el Ejército y que había conocido a un soldado por Facebook que le prometió ayudarla”, relató María. 

La mujer aseguró que su hija no tenía intenciones amorosas con el detenido y que por pertenecer al Ejército jamás pensó que debía desconfiar de las intensiones del joven. “Él era de una fuerza de seguridad, todos tendemos a confiar en eso”, expresó.
 
Y continuó relatando cómo fueron esos primeros momentos de angustia al constatar que Vilma no había regresado a casa ese miércoles a la noche: “Ese jueves a la mañana yo me fui a trabajar a las 5.40, como todos los días. El que se dio cuenta que ella no estaba fue el papá, porque se levantó y vio que mi nieta dormía aún y Vilma era la que la llevaba a la escuela, así que fue a su habitación y vio que no estaba. Rápido le llamé por teléfono y me dio apagado. Ahí supe que algo estaba mal”. 

Según recordaron, ese miércoles ella había llegado a su casa en compañía de su papá cerca de las 22.40 e inmediatamente se cambió y se puso el pijama sin intenciones de volver a salir, pero en un momento dado le habló a su hermano y le dijo: “Si mamá pregunta, yo enseguida vuelvo”, y salió. Ese fue último diálogo entre Vilma y su hermano de 13 años. 

“No sabemos a qué salió o qué le dijo el soldado, porque ella no era de salir así sin avisar y sin contar. Si yo estuviese despierta le hubiese preguntado quién era y por qué no venía a casa a hablar con ella”, dijo la madre de la víctima y agregó que “yo pienso si mi hija no estaba tan inestable emocionalmente no hubiese aceptado la ayuda del soldado y hoy estaría con nosotros”. 
Para María, el femicidio fue  “planificado y si no le pasaba a mi hija le podía pasar a cualquier otra chica”. Y el pensamiento de esta triste madre no parece alejarse de la realidad, teniendo en cuenta la aparición de un reciente antecedente que podría poner en relieve el accionar de un perverso atacante sexual (ver Escalofriantes similitudes...).

“Te voy a ayudar en todo”
Después, María y su hija Yamila narraron cómo fueron esos primeros momentos de búsqueda, como así también los diálogos y encuentros que mantuvieron con el ahora principal sospechoso. 

“Ella le habrá conocido al muchacho más o menos una semana antes de lo ocurrido, porque me había hecho un comentario y por ese comentario yo me comuniqué con él. Le mandé un mensaje por el Messenger pero él no se conectó y no leyó mi mensaje, recordó María. 

A partir de ahí, Yamila tomó la palabra y contó que “después conseguimos el número en el Ejército y le llamé. Hablé dos minutos con él, le dije que ella estaba desaparecida y él se hacía el sorprendido”. 
Y continuó: “Él me había comentado que se iban a ver ese día pero que ella le canceló porque al final se iba a ver con otro chico, cosa que nada que ver. Fue todo rado”. 
Después de eso, Yamila contó que al soldado le pidió que le comparta las capturas de la conversación que él tuvo con su hermana como para avanzar en la búsqueda, pero el soldado empezó a mandar audios con explicaciones que cada vez se contradecían más. 

“Te voy a ayudar en todo lo que pueda”, le aseguró el sujeto de quien hasta ahí nadie sospechaba nada, pero sus actitudes lo fueron acorralando. 
Incluso, el soldado fue hasta la casa de la familia de Vilma ese jueves. “Vino acá, me saludó a mi, a mi mamá y a mi marido. Se sentó en el corredor. Nos empezó a explicar lo que había pasado con Vilma pero cambió todas las versiones. Por teléfono, por audios y personalmente, todas fueron distintas. Acá dijo que mi hermana le pidió a él que de acá le acerque hasta la ruta porque hasta ahí iba a venir otra persona en auto a buscarla. Estaba re nervioso”, recordó Yamila. 
Fue después de eso que la Policía demoró preventivamente al soldado, pero su situación comenzó a comprometerse a medida que el reloj corría y los elementos en su contra empezaban a salir a la luz.
 
“Desde ese día quedó detenido. Lo revisaron y tenía la mordida en la muñeca y rasguños. Empezaron a desconfiar. También revisaron las cámaras de la ruta y resulta que nunca hubo el auto que él dijo a esa hora. Entonces se empezó a concluir en que él sabía dónde estaba ella”, dijo Yamila. 
Fue al día siguiente, el viernes, cuando la Policía allanó su domicilio y terminó encontrando más indicios comprometedores, como el celular de la víctima, una soga y una cinta de embalar, elemento que a medida que avanza la investigación se erige como una de las pruebas más contundentes.
El cuerpo de Vilma fue encontrado finalmente ese viernes por la tarde, en una zona de monte al costado de la ruta nacional 12. Estaba con las prendas íntimas bajas, con los pies atados y con el rostro encintado, lo cual le provocó la muerte como consecuencia de una asfixia.

Escalofriantes similitudes con reciente ataque sexual 

La situación procesal del soldado detenido puede empezar a definirse hoy. El joven será trasladado desde su lugar de detención hasta el Juzgado de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, donde debe comparecer en audiencia de declaración indagatoria ante el magistrado Martín Brites. 
En esa instancia, el implicado tendrá la oportunidad de brindar su versión de los hechos o bien abstenerse de declarar, tal como lo ampara su derecho y sin que ese silencio le signifique presunción de culpabilidad alguna. 
De igual forma, en la misma audiencia las autoridades al frente del caso le notificarán del hecho por el cual está detenido, como así también  del cúmulo de elementos e indicios que se recolectaron en su contra, los cuales lo conducirían a una imputación por femicidio, figura que prevé pena de prisión perpetua. 
Pero, una vez que este procedimiento judicial culmine, los investigadores avanzarán también en otro caso que podría estar conectado, dado sus escalofriantes similitudes. 
Es que, de acuerdo a lo que pudo confirmar El Territorio, ahora los pesquisas también pusieron sobre la mesa una denuncia por un intento de abuso sexual registrado durante la jornada del 11 de octubre. 
Según indicaron las fuentes, esa noche un vehículo circulaba por la ruta nacional 12 en sentido Cataratas-Puerto Iguazú hasta que se les cruzó una adolescente semidesnuda y con retazos de cinta cerca del rostro que huía de una zona de monte, que sería en cercanías al mismo lugar donde ahora fue asesinada Vilma. 
Los ocupantes del rodado auxiliaron a la muchacha y la trasladaron hasta sede policial, donde la joven recibió las primeras atenciones y luego fue hospitalizada. 
La adolescente aseguró estar bajo efectos de estupefacientes en ese momento, pero luego recordó que horas antes caminaba al borde de una avenida hasta que un joven motociclista la arrinconó con un cuchillo y la obligó a subirse a su rodado. 
Después recordó que el desconocido la llevó hasta el monte, donde comenzó a maniatarla y a colocarle la cinta en el rostro, pero afortunadamente pudo aprovechar un descuido del agresor y logró escapar hacia la ruta. 
Las fuentes indicaron que esa denuncia continúa en instancia policial y los pesquisas estaban recolectando información, pero al conocerse este caso dieron cuenta de las alarmantes coincidencias.
Por eso, ahora los pesquisas cruzarán información para determinar vínculos entre los casos. 
Para la conexión podría resultar clave la cinta que esa adolescente tenía en su rostro, cuyas muestras se encuentran incautadas y ahora serán cotejadas con las extraídas del rostro de Vilma y con las encontradas en la vivienda del soldado detenido. 
Los detalles son tan similares que dejaron prácticamente boquiabierta a los investigadores, que ahora deberán avanzar con pericias técnicas y científicas que pueden certificar que ambos casos fueron cometidos por una misma persona. 

Puntos en coincidencia

Escena. La escena del crimen de Vilma sería el mismo monte en el cual una adolescente fue llevada por un agresor sexual durante el 11 de octubre pero que pudo escapar afortunadamente.

Cinta.
Vilma fue asfixiada por la cinta que cubría su rostro y la víctima del otro caso también tenía retazos de cinta en el cuello cuando fue auxiliada a un costado de la ruta nacional 12.

Motocicleta.
El soldado detenido se movilizaba en una motocicleta que ya fue incautada y la víctima del otro caso recordó que fue un motociclista quien la interceptó y llevó al monte.