El nuevo marco legal y las trabas más comunes

domingo 09 de febrero de 2020 | 5:00hs.
Victoria Bergunker

Por Victoria Bergunker interior@elterritorio.com.ar

Adoptar a un menor de edad conlleva una responsabilidad que va más allá del deseo propio, sino de entender cuáles son las necesidades de ese niño o adolescente. Además, puede resultar un proceso largo y tedioso y las garantías de un final exitoso no siempre están dadas.
En 2015 entró en vigencia el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, donde la nueva ley 24.779 de Adopción tiene como eje el derecho del niño de tener una familia. No solamente se limitaron el tiempo para dictar el estado de adoptabilidad y los períodos de guarda, sino que además hoy también pueden adoptar convivientes, algo que antes no se consentía.
El Territorio dialogó al respecto con la abogada de Familia Carolina Malla.
“Lo primero es que el chico esté en estado de adoptabilidad, que es la condición previa para poder empezar a hablar de guarda con fines de adopción. Para eso tiene que estar en una situación de vulnerabilidad, de peligro o que de manera expresa el padre o la madre hayan manifestado su voluntad de darlo en adopción”, comenzó explicando.
Sin embargo -según detalló la profesional-, “siempre se intenta agotar la búsqueda de algún familiar que se haga cargo de ese chico y para eso el plazo son 30 días”. 
Además, a partir de la reforma, se estableció que el período de guarda en general no puede superar los 180 días, (cuando antes el plazo era de un año) y están prohibidas las entregas directas, que deben ser autorizadas por un juez para evitar situaciones delictivas.
“Cuando los plazos han vencido y se llama a un postulante del registro, tiene que ser en orden de prioridad y en lo posible dentro de la misma provincia. Si no se cumplen ciertos requisitos en la primera entrevista, se va al registro nacional y si eso fracasa, como última instancia se hace una convocatoria pública”, detalló Malla. 
Por otra parte, la ley establece que en la medida de lo posible se intente no separar a los hermanos.
“La mayoría busca bebés recién nacidos o a lo sumo hasta 4 años, no quieren adoptar chicos grandes, ni siquiera de 6 años, por eso a veces pasan años hasta que cumplen la mayoría de edad y quedan sin ser adoptados”, lamentó.
Entre la cantidad de cosas que se tienen en cuenta a la hora de dar a un menor en adopción está su opinión, siempre y cuando tenga la madurez para poder expresarla. “Justamente el cambio más importante que estableció el Código Civil es que el niño sea el centro de la escena, eso es lo que importa. Antes se veía más la necesidad del adulto, pero se olvidaba al chico”, dijo.
Incluso mencionó casos aberrantes de niños que fueron restituidos, es decir que los devolvieron porque no cumplían las expectativas de los adoptantes. “En este caso, el juez obligó a esa pareja a mantenerles la cobertura social y los alimentos hasta tanto fueran otorgados en guarda a otra familia”, recordó.

Posibles trabas
Ante la pregunta de cuáles serían los principales problemas que pueden presentarse a la hora de adoptar o que de hecho podrían frustrar un caso, Malla explicó que un ejemplo contundente sería la aparición de un hombre que no estaba al tanto de que tenía un hijo, quien tiene el derecho de reclamar el ADN.
Asimismo, sostuvo que en varias ocasiones los organismos administrativos encargados de seguir un determinado caso “muchas veces no tienen ni los recursos humanos ni económicos para hacerse cargo de eso, por eso a veces se demora y no siempre quiere decir que ‘la Justicia sea lenta’, es un trabajo en equipo entre instituciones”.
Finalmente y a modo de reflexión, Malla expresó: “La adopción no es un proceso para llenar una maternidad o paternidad imposible biológicamente, lo que hay que tener en cuenta es que estamos hablando de seres humanos y es el niño el que va a ser el centro del sistema. No se trata de lo que el aspirante quiere, es lo que el niño necesita. Lo otro, hay que saber que el proceso no es rápido, tener mucha paciencia porque en el medio hay muchas situaciones burocráticas”.