Argentina: 60 años después de Frondizi, vuelve la agenda del Desarrollo Nacional

domingo 15 de diciembre de 2019 | 6:30hs.
Argentina: 60 años después de Frondizi, vuelve la agenda del Desarrollo Nacional
Argentina: 60 años después de Frondizi, vuelve la agenda del Desarrollo Nacional
Cada cuatro años, los argentinos celebramos la continuidad o cambio de un gobierno, renovando la esperanza de un futuro mejor. En el primer mensaje al pueblo, el presidente recién asumido formula los lineamientos generales por los que quiere que pase su gestión. Cuando termine el primer mandato de Alberto Fernández, se cumplirán 40 años desde que Raúl Alfonsín comenzó a gobernar en 1983, representando el mayor período ininterrumpido de la historia. Los discursos presidenciales generalmente generan expectativas en la población. En esta oportunidad, comparando el primer discurso del ex presidente Mauricio Macri del 2015, los contrastes y la solidez son notorios entre ambos mandatarios. No es objeto específico de este análisis criticar el discurso de Macri del 2015, pese a que en esa oportunidad, fue meramente retórico y desgraciadamente esa retórica fue avalada por la insustancialidad de su gobierno.

Existe coincidencia mayoritaria para el conjunto de los argentinos de que el gobierno de Cambiemos fue un fracaso total, aunque todavía falte en el radicalismo el debate interno sobre su responsabilidad. Con el eje puesto en la trasferencia de recursos a los sectores concentrados, unos pocos fueron más ricos, miles se empobrecieron, la pobreza creció a más del 40 por ciento. Hubo más de 300 por ciento de inflación en los cuatro años, destrucción generalizada de la estructura industrial, pérdida masiva de puestos de trabajo, endeudamiento y fuga de capitales. En política, desde el comienzo se negó a convocar a las demás fuerzas, al menos para escuchar sus opiniones. La política internacional fue triste, por no decir patética. Con el argumento de que había que abrirse al mundo, colocó al país en una actitud servil ante los poderosos, frente a quienes se arrodilló, pero ni limones pudo venderles.

Lo que hicieron bien fue la comunicación de un relato. Con sus trolls, exacerbaron las pasiones negativas de muchos argentinos. Es cierto que esos sentimientos estaban latentes en la clase media, pero hoy, después del gobierno de Macri, el país está quebrado entre peronistas y antiperonistas. Limar las diferencias y los rencores es necesario para construir un país unido y más razonable. También eso será tarea del nuevo gobierno y Fernández puso mucho esfuerzo en destacarlo.
Volviendo a mirar hacia el fracaso de Macri, no se puede omitir hablar de quienes pudieron frenarlo y no lo hicieron. La prensa nacional lo acompañó, silenció los errores y se concentró en echarle culpas a Cristina. En los medios nacionales era más importante el glamour -indudable- de Juliana Awada, su hija Antonia haciendo monerías o que teníamos un presidente que hablaba inglés de corrido, que la pobreza que se expandía, el endeudamiento y el cierre de fábricas. Es cierto que en estos años algunos grupos periodísticos ampliaron sus negocios y varios periodistas famosos ganaron fortunas por ser funcionales a ello.

Pero ahora es más importante intentar desentrañar el mensaje de Alberto Fernández, quien en su discurso inicial convocó a construir un Proyecto Nacional de Desarrollo, así, con mayúsculas, lo escribió en el texto. El mensaje en general fue valorado positivamente; hasta los medios y analistas más opositores al nuevo gobierno no tuvieron más remedio que ponderarlo. En las redes sólo pudieron enfocarse en criticar la cara de asco que puso Cristina Kirchner al saludar a Mauricio Macri, sin cuestionar el discurso. Ciertamente, en un cambio de gobierno, destacar lo insustancial y desmerecer lo importante es otra forma de desinformar y seguir trabajando en contra del país.

Yendo al discurso en sí, habría que recordar que Fernández no por casualidad cita a Arturo Frondizi, a Juan Domingo Perón y en dos oportunidades a Ricardo Alfonsín. Fue una convocatoria a la convivencia pacífica de los argentinos. Afirmó que “las profundas heridas que hoy padecemos, para comenzar a curarse, necesitan de tiempo, sosiego y sobre todo de humanidad. Tenemos que superar el rencor y el odio entre argentinos”. El enfoque político que propuso es amalgamar a toda la sociedad atrás de un espíritu de renacimiento nacional. Su propuesta reitera en muchas oportunidades el espíritu democrático, pero va más allá y se hunde en las raíces que la alimentan.

No estamos hablando de votar cada tanto; bien sabemos los argentinos que sólo con el voto no se construye una democracia estable. Es con un modelo económico nacional potente, justo y equitativo que se construyen los cimientos de una Nación. Posiblemente por ello, Alberto Fernández usó muchas páginas de su discurso inaugural para hablar de su modelo económico; no habló de crecimiento, habló innumerables veces de desarrollo nacional. De Arturo Frondizi para acá, nadie lo había hecho con tanta convicción. La diferencia con el modelo anterior es notable, está en contra de más ajuste y más recesión para parar la inflación. Vuelve a un modelo heterodoxo para atacar la decadencia. De la inflación sólo se sale aumentando la oferta de bienes, y eso se logra poniendo a funcionar el aparato productivo, con apoyo a las pymes, aumento inicial de salarios, reducción de carga impositiva, suspender el endeudamiento especulativo y varias medidas coincidentes.
En su discurso, Alberto Fernández afirma que el plan macroeconómico que propone es una pieza central del Proyecto Nacional de Desarrollo, pero no aislada; la evolución de la ciencia y la técnica están en la agenda.

Las propuestas

Alberto propone dejar atrás un país exportador de materias primas. Pretende un modelo económico en el cual la industria y los servicios le agreguen valor al trabajo argentino. Eso es atacar el nudo central de nuestra dependencia económica, es modificar lo que en economía se denomina el deterioro de los términos del intercambio. Producir carne y granos e importar bienes con alto valor agregado es garantía de decadencia.

La esencia del modelo neoliberal sostiene que hay que dejar que el mercado sólo lo corrija. Es una falsedad que sólo logra aumentar pobres y destruir una Nación. Sólo un modelo de desarrollo nacional integrado nos puede permitir hacer crecer el trabajo argentino y recuperar la dignidad como Nación. El discurso ataca nudos centrales de la decadencia argentina, la pobreza, la Justicia corrupta, el centralismo porteño, nuestros derechos sobre Malvinas y la prensa antinacional y decadente, y le dedicó a la educación conceptos centrales.

Finalmente, debemos referirnos a sus definiciones de política internacional, que a nuestro criterio son trascendentes. Pese a los ataques que recibió del desaforado presidente brasileño Jair Bolsonaro, reafirmó el vínculo con la nación hermana, ratificó el Mercosur y tendió lazos que inmediatamente dieron sus frutos. Atendió ese día al vicepresidente del Brasil, el militar que es el hombre fuerte del gobierno brasilero, por lo que Bolsonaro tuvo que guardar violín en bolsa y cursarle una invitación para visitar Brasilia. Pero tan importante como esto es el mensaje subliminal que le mandó a Estados Unidos. Dijo que la Argentina va a tener una política internacional “plural y global”. Esto debe entenderse como que el eje principal no va a ser la nación del Norte, sino todas las potencias del mundo. Eso, si lo manejan con inteligencia, deja a la Argentina en una posición de fuerza para explotar las contradicciones entre los distintos bloques y sacar ventajas de cada uno de ellos.

El discurso de Alberto Fernández fue el discurso de un estadista; el tiempo dirá si las circunstancias y sus aptitudes lo colocan en el pedestal de la historia.

En Misiones

La transición duró exactamente medio año. Fue un 2019 tan intenso que casi nadie sacó la cuenta que debieron pasar seis meses, para que el gobernador electo, Oscar Herrera Ahuad, se hiciera cargo de la administración en Misiones. Es decir, durante ese lapso, desde la elección a gobernador en la provincia y la asunción, también se fueron desarrollando no sólo otras elecciones sino que además la situación económica del país se fue complejizando y el panorama político cambiando.
Administrar la crisis -uno de los desafíos más difíciles para cualquier responsable de Estado- estuvo a cargo de Hugo Passalacqua en Misiones. El ahora diputado provincial, tras ser electo en los citados comicios, cumplió el mandato de gobernador. El cargo lo deja con un altísimo porcentaje de aceptación popular, según lo volvió a destacar Carlos Rovira, que a su vez, con todos los votos de los legisladores presentes (estuvieron 39 de los 40 diputados que componen la Legislatura), resultó reelecto presidente de la Cámara de Diputados de la provincia

Passalacqua, quien propuso para ese cargo a Rovira, valoró los cambios introducidos por quien sigue presidiendo la Legislatura, no sólo en el aspecto edilicio sino también de proyectos aprobados a favor del pueblo, en un alto porcentaje impulsados por los opositores que tuvieron espacio para argumentar sus proyectos, y muchos de ellos terminaron convertidos en leyes a favor de los misioneros.

Desde el bloque de la UCR, Javier Mela, al adelantar que acompañaría con sus votos a Rovira para presidente de la Cámara, argumentó que así se había expresado el pueblo de forma contundente, y definió los roles de quienes deben confrontar con las ideas, en alusión a que esto último sería la tarea a desarrollar por parte de la oposición.

El presidente del bloque PRO Propuesta Republicana, Jorge Ratier Berrondo, argumentó que desde ese espacio político siempre tuvieron la postura de respetar a la mayoría, que debe presidir la Cámara.

En cuanto a la labor en el recinto, Rovira consideró que es oportuno debatir y discutir, pero al final, ello debe contribuir a favor de la ciudadanía. Planteó que se vive un tiempo distinto, en el cual la política debe ser guiada por una sociedad líquida, que a veces es severa e incomprensible, pero la dirigencia debe adaptarse al pensamiento de la gente.

Gobierno con recambios

Luego llegó el turno de Herrera Ahuad, quien brindó su primer discurso ante los diputados de Misiones delineando algunas acciones. Desde el primer minuto les dejó en claro a sus colaboradores, entre los que se encontraban sus ministros que jurarían minutos más tarde, que llegaban a la función pública con el claro objetivo de servir a la comunidad. Con ese fin, presentó un gabinete en sintonía con aquel refresh prometido. Efectivamente, se destaca que en su mayoría son jóvenes, además de ser hijos de Misiones, y fueron formados en escuelas y universidades públicas de la provincia. De esta manera, llega a la administración provincial una nueva camada en áreas claves para el desarrollo de Misiones, como Rentas, Vialidad y Energía. Muchos de los directivos que asumieron esta semana tienen menos de 35 años y se espera que impriman un nuevo ritmo con sus energías a la gestión, y tal como les pidió de manera pública el gobernador, solucionen los problemas de la gente.

Los perfiles además están a tono con la idea de modernizar el Estado, para lo cual Herrera Ahuad adelantó un proyecto para la incorporación de la tecnología en las principales áreas, desde lo medular que será la educación, la producción y el cuidado del medioambiente, hasta la salud. Los nuevos responsables en diversas áreas importantes de la administración pública llegan a su vez por ser conocedores de las nuevas tecnologías. Además se prometió -en la nueva gestión- poner más énfasis a la agricultura familiar. En lo macro, apuntó a que avanzará hacia una Misiones inclusiva y equitativa, dando cuenta de que el objetivo trazado es que los misioneros encuentren en el Estado, como ya se dijo, respuestas y no obstáculos.

El turno de Lalo

El nuevo intendente de Posadas, Leonardo “Lalo” Stelatto, comenzó a poner en marcha su plan de gobierno apenas asumió el pasado martes. Su gestión, que ya arrancó, está acompañado por un equipo técnico sub 40. En la presentación de los colaboradores se destacó que son reconocidos por su excelente formación académica, predisposición al trabajo y además, conocimiento de las nuevas tecnologías, que ayudaran no sólo a cumplir sus tareas, sino también a brindarles mejores servicios a los posadeños, en coincidencia con la provincia, y para ello buscaron a jóvenes colaboradores, quienes ahora en la gestión deberán demostrar con hechos el por qué de tanta confianza depositada.