Palabras que trae el viento

domingo 09 de junio de 2024 | 6:00hs.
Imagen referencial.
Imagen referencial.

Las palabras son arbitrarias. Nada hay que relacione a un árbol con el término que lo designa o una camisa con las seis letras que la describen. La excepción son las onomatopeyas, pero allí otra vez es arbitrario el modo de plasmarlas y hasta la interpretación de ese sonido, basada en el idioma de cada quien. Así, nuestros perros ladran guau-guau, pero los holandeses dicen blaf-blaf y los malayos, gong-gong. Algunas versiones parecerán mejores; otras, peores. A veces una palabra que suena lindo tiene un significado terrible (como triquiñuela) y una hermosa sensación se expresa feamente (tal el caso de ataraxia). Y la diferencia entre lenguas, ni que hablar. Pero hay un elemento cuyo significante le hace honor en todos los idiomas (salvo prueba en contrario). Una hermosa palabra para una hermosa parte de nuestra casa: ventana.

Aclaro antes de seguir que nada de lo que aquí diga pasaría el filtro de un Saussure o un Peirce, es algo meramente observacional y nada científico. Y si a esta altura tiene ganas de abandonar la lectura, créame que lo entiendo, pero deme una oportunidad, que esto no trata sólo de letras y esas cosas, hay alguito más para compartir.

Tal parece que por un acuerdo universal, en todo el planeta las culturas fueron eligiendo términos bellos para referirse a lo que nos permite ver el exterior si estamos dentro o indagar lo que pasa en el interior sin necesidad de abrir la puerta. De allí aquello de que los ojos son la ventana del alma. Porque esta abertura da lugar constantemente a la metáfora, vea si no será importante.

Empecemos con la nuestra, ventana. No hace falta esforzarse mucho para entender que viene de permitir la entrada del viento, ventilar los ambientes. Palabra tan sonora como el viento, tanto el que habilita como el que bloquea cuando se cierra en días de tormenta. Y hablando de cerrar, las sierras de la Ventana, en la provincia de Buenos Aires, hablan del aire en movimiento, pero también dejan mucho para ver, turísticamente hablando. En castellano se empleaba antiguamente fenestra, directo del latín y el griego, y no me va a decir usted que no tiene lo suyo. Mucho más rústica, probablemente hecha de tablas sin lijar ni pintar, pero con personalidad. Fenestra no se quedó en nuestra lengua, pero sí uno de sus derivados, defenestrar: arrojar a alguien por la ventana. Hoy nadie piensa en esa acción si usa ese término. De hecho, tirar la casa por la ventana es sinónimo de fiesta. Curioso.

De fenestra vienen el alemán Fenster (con mayúscula, como todos los sustantivos en esa lengua; se pronuncia Fen-sta, con la ese bien marcada, no aspirada) y el francés fenêtre (algo así como ‘fenEtg’ lo pronunciaría el zorrino de los dibujitos). Otras lenguas latinas también parten de ahí: fereastra en rumano (te debo la pronunciación), finestra en italiano. catalán y valenciano, fiestra en gallego.

La excepción la pone el portugués con janela (entre yanela y shanela), una de las versiones más lindas. Viene también del latín, pero originalmente significaba puertita. Termina igual que anhela y quién no se quedó pegado a la janela anhelando algo o a alguien.

Pencere en turco (como si lo dijera un italiano), tuqu en quechua, ovetã en guaraní (adaptado del castellano), leihoa en euskera, vikno en ucraniano, okno en polaco y ruso… ¿dígame si no son palabras que se escriben lindo y suenan lindo?

Pero le prometí algo más y es una pequeña reflexión. Aunque Baudelaire haya dicho: "Quien desde fuera mira a través de una ventana abierta, jamás ve tantas cosas como quien mira una ventana cerrada", es hora, más que nunca de abrir las ventanas y ver qué pasa afuera, ver qué le sucede al vecino, salir del encierro de quien piensa como yo, vota como yo, ríe, insulta, juzga y condena tal como haría yo. Es hora de que entre a nuestra casa el aroma de quien usa otro perfume. Es tiempo de descorrer las cortinas que evitan que los demás vean al interior de mis fortalezas y debilidades, si logran esquivar los obstáculos de mis prejuicios. Dígalo en el idioma que quiera, pero abra esa ventana, open that window, abra essa janela, salga del caparazón, que la vida se nos va.

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