Hubo 9.500 autoexpulsiones de casas durante el año pasado
Pese a las restricciones legales que implican la mayoría de edad, el acceso a las plataformas de apuestas virtuales es una tendencia en crecimiento entre adolescentes.
A partir de la pandemia, el aumento del uso de plataformas virtuales ha implicado varios cambios en los hábitos cotidianos. Si bien algunos fueron necesarios y útiles, otros han desencadenado una serie de consecuencias que llevan al aislamiento social, al incremento de la irritabilidad y a la ansiedad. Tal es el caso de las apuestas online, una tendencia que se ha exacerbado entre adolescentes y que los hace caer en un ciclo adictivo.
“Esto no es algo nuevo, es algo que se viene gestando desde la pandemia y fue elevándose. Es una temática que no llamaba tanto la atención y, de repente, con el exceso de virtualidad empezó a tener un poco más de fuerza. En este momento, está en la agenda ministerial como un factor presente en las conductas de consumos problemáticos”, señaló Marcos Villamayor, psicólogo del Ministerio de Prevención de Adicciones de la provincia.
Más allá de que en términos legales se establece que toda persona que quiera participar de una casa de apuestas física o virtual debe ser mayor de 18 años, cuestionó que en las plataformas online no hay forma de saber quién accede y cómo. “Desde el vamos tenemos un problema legal porque no sabemos si el nombre, el perfil o el DNI es falso”; dijo.
Asimismo, indicó que los patrones de quienes apuestan de forma virtual o presencial son similares. “Aislamiento social, irritabilidad, ansiedad y todo lo que esto acarrea. Cualquier conducta adictiva implica una transformación en la personalidad, que es paulatina, pero se da. Algunas conductas a prestar atención es que se oculten cosas o que se acomode lo que se dice a la situación”, puntualizó.
En este marco, el psicólogo hizo hincapié en los efectos que producen este tipo de conductas adictivas. “Corporal y psicológicamente se generan sensaciones de placer a partir de la diversión y la emoción ante la posibilidad de tener más dinero. Se empieza a creer que se puede recuperar el dinero perdido y, en esta pérdida, se vuelve a apostar porque se genera un círculo vicioso. Se distorsiona la realidad, la personalidad muta y las conductas cambian”, advirtió.
Por este motivo, puso el foco en la importancia de sensibilizar sobre el tema. “Hay que hablar con el otro y decirle que no hace falta apostar o poner dinero que se pueda perder para que haya diversión”, subrayó. “Tenemos que repensar y empezar a trabajar el tipo de diversión que habilitamos a nuestros adolescentes y jóvenes. Antes, los chicos pasaban más tiempo jugando afuera o haciendo deporte. Era más habitual que se comparta en otros espacios. Hoy, la diversión o la recreación tiene que ver con la virtualidad, algo que incrementó en cuarentena”, analizó.
“El contacto y la socialización tiene que ser entre pares, con otro tipo de actividades. Como padres, amigos, docentes o profesionales de la salud, tenemos que empezar a fomentar que la diversión no tiene que tornarse compulsiva ni en un problema de salud. Cualquier cosa que genere placer, a costa de la salud, es algo que nos tenemos que preguntar si es o no viable”, recalcó. A su vez, animó a plantear esta problemática en los hogares y en las aulas, a fin de poder prevenirla. Por otra parte, comentó que en el Ministerio de Prevención de Adicciones “la mayoría de los casos son de consulta y asesoramiento, aunque hay casos puntuales que hubo que mirarlos con otro tinte de gravedad”.
“El año pasado hubo más de 9.500 autoexpulsiones en casas de apuestas de la provincia”, precisó. “Es un número alto y tenemos que ver en qué franja etaria son más representativas las apuestas online. Es algo que estamos empezando a estudiar y tratar de contener. Tenemos que dar respuestas al tiempo que corre, que es plenamente virtual”, concluyó.
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