Informe de domingo
Aprender del dolor para recuperar el deporte en el Paraná
El Paraná impone respeto y nostalgia. En sus aguas impredecibles fueron retratadas historias de disfrute y tristeza que quedarán grabadas en la memoria de los misioneros de cada siglo trascurrido.
Hoy es un repertorio de anécdotas, pero al mismo tiempo el lugar elegido para la práctica de actividades acuáticas sumamente ligadas al esfuerzo, la disciplina y el entretenimiento constante.
Pero no todo lo que brilla es oro. La represa Yacyretá cambió las reglas del juego para los del sur. Sus costas se perdieron, al igual que las playas y un ecosistema que convivía con los hombres y mujeres del río.
Las necesidades del ser humano le torcieron la mano a la naturaleza creando una carcasa hermosa por fuera pero realmente peligrosa por dentro. Prueba de ello es la ya fatídica tragedia que sacudió a Misiones en el 2010 con el famoso Cruce internacional. Un verdadero golpe de nocaut producto de la inoperancia humana y de las condiciones naturales indomables.
Costó volver a creer, costó volver a competir. Pero como todo en la vida tarde o temprano hay que reinventarse. Y así fue.
Actualmente uno de los ríos más grandes y caudalosos de Sudamérica está vivo. Desde el famoso Aguas Abiertas, pasando por el canotaje y llegando a las regatas. Misiones aprovecha esta perla del litoral argentino para la práctica deportiva asumiendo la responsabilidad que le compete un pasado cargado de momentos icónicos.
Obviamente que todavía queda mucho trabajo por hacer en materia de seguridad y turismo. Pero los deportes florecen con el paso de los días gracias a los clubes náuticos que tomaron la posta y no dejaron extinguir una llama que estuvo seriamente en riesgo de seguir iluminando el camino.
El pasado fue glorioso, el presente temeroso y el futuro alentador. Sólo queda superar definitivamente ese miedo que hoy convive con el misionero para que de una buena vez el río muestre su cara más alentadora y los abrace.
Alternativas para todos los gustos
Bajando desde Iguazú y Wanda, pasando por Eldorado, Montecarlo y Puerto Rico, hasta llegar a San Ignacio y Posadas. Las aguas del Paraná permiten el desarrollo de actividades con interesantes conceptos dinámicos, de equilibrio físico y mental.
Río adentro el kayakismo de aventura, la pesca y el esquí náutico prevalecen como los deportes más elegidos para sus prácticas en correderas.
Mientras, en el Sur, gracias a la enorme cancha, se pueden ver otras disciplinas como el canotaje, la vela, el aguas abiertas -natación-, el stand up paddle board y otras que van tomando fuerza para surgir del anonimato como el canotaje, el windsurf y el skaysurf.
Hay alternativas para todos los gustos y sin dudas el techo de explotación está lejos de alcanzarse.
Informe de domingo
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