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No se logró, pero le seguiremos siendo fieles

miércoles 08 de noviembre de 2023 | 6:00hs.

Pese al esfuerzo no pudo levantar la Copa Nº 7, pero igual le seguiremos siendo fieles porque somos el 50% más uno del país. Cantidad suficiente para que un partido político gane las elecciones en primera vuelta sin balotaje.

Con este puntapié inicial expreso mi afecto y dedicatoria cordial a los boquenses y al club de mis amores: Boca Juniors. Porque, en definitiva, Boca es un sentimiento adolescente que llevamos en el alma cual tatuaje pasional. Tal como sienten los hinchas argentinos por el club de sus amores.

Personalmente en esta etapa longeva de mi vida ando y desando en derredor de mi familia, los amigos, mis escritos, un poco el tango y este club de más de cien años que melló mis sentimientos siendo niño. Aunque Doña Balbina, mi madre, sostenía que mi pasión nació cuando Rodolfo, mi hermano mayor, me pegó en el pañal una difícil Starosta con Mario Boyé sonriente.

Tal sentimiento fue creciendo mientras crecía, mucho más cuando en mis sueños infantiles pasé a integrar el plantel Xeneize como jugador número 12. Explico: En la gira de Boca por Europa en 1925, un hincha infaltable, Victoriano “Toto” Caffarena, en cada partido llamaba la atención a propios y extraños por sus gritos de constante aliento de “Dale Boca, Dale Boca”. Tanto fue su adhesión que los integrantes del aquel gran equipo le dijeron “Sos el jugador número doce”. Bautizaban de esa manera a la hinchada más popular del mundo.

Dicen que la antigua Boca fue fundada por el andaluz Don Pedro de Mendoza en las márgenes anegadas de la desembocadura del Riachuelo. Polemizando, cuándo no, Borges decía que eran embelecos fraguados en el barrio; por su parte, Mújica Láinez cuenta el horror sufrido por estos conquistadores diezmados por los indios.

Dicen que es un barrio portuario plasmado en inolvidables lienzos de pinceladas multicolores por Quinquela Martín. Benito fue el gran pintor de la Boca. Otros barrios, seguro tendrán pintores, pero como Benito jamás.

Dicen que el tango no nació en la Boca, pero se asentó triunfalmente en su contorno como lo proclamó Enrique Cadícamo, quien murió frisando la centenaria vida, a la sazón casi la edad del club. “Puede decirse entonces que el imperio del tango fue la Boca. En las calles Suárez y Necochea. Era una esquina brava donde orillaba el fango”

Si de artistas de tango se trata, que mejor representación que la de Juan de Dios Filiberto creador con el riojano Gabino Coria Peñaloza del tango más conocido y coreado en el mundo entero. “Caminito que el tiempo ha borrado, Que juntos un día nos viste pasar, He venido a contarte mi mal, He venido por última vez”.

La calle Caminito está a pocas cuadras de un monumento nacional: la Bombonera. El estadio más popular del mundo devenido en templo universal. Quien visita Buenos Aires y Boca juega en su estadio va a verlo sí o sí. La fama de colorido espectáculo es un atractivo turístico imperdible. Y si se enfrenta a las gallinas de sus primos el “Riverpley”, el planeta fútbol se convulsiona. ¡Tanta es la pasión!

Todo este calidoscopio barrial se resume porque el barrio es Boca y Boca el club por antonomasia. No sólo aglutina a la gente del barrio, tras sí arrastra legiones de hinchas del país y del extranjero. Varios se manifestaron seguidores inclaudicables como Joan Manuel Serrat, el inolvidable Vittorio Gassman y Joaquín Sabina, que le ruega a la Virgen de los Vientos que levante la pollera de la Rosa y le miren los hinchas de la doce. O el canto chamamecero del arquero del equipo campeón del 54, Julio Elías Musimessi, noble correntinazo guardameta y cantor, dedicándole el chamamé “Dale Boca, dale Boca el cuadrito de mi amor”.

Desde su fundación en 1905 su popularidad ha ido creciendo hasta convertirse en leyenda. Es el equipo que arrastra mayor cantidad de gente cualquiera sea su posición en la tabla. Por caso, en 1949 donde la Doce seguidora llenaba estadios para darle el aliento y salvarle del descenso, conseguido en el último partido del 5 a 1 frente a Lanús. Ese año hizo tope de recaudación y de público.

Donde otros equipos deben destacarse en el campeonato para atraer una cantidad considerable de espectadores, en Boca es cuestión de presentarse a jugar y que pase lo que Dios quiera, pues estará en el corazón de quienes presenciaron su exhibición o su desvergüenza, porque siempre seguirá siendo de Boca o Boquita, como bien definiera Antonio Carrizo: “Esta es la diferencia entre Boca y el resto de los clubes. Es el único club que tiene un diminutivo. Es una relación muy tierna, muy íntima, muy familiar”.

Como responso nostálgico de la época amateur digo: Boca fue seis veces campeón y único de honor en 1925, título otorgado por la Asociación del Fútbol Argentino en reconocimiento a la inolvidable gira europea, donde registró quince victorias, un empate y tres derrotas, e hizo conocer al fútbol argentino en ese continente. Hazaña inigualable. Además, conserva el gusto dulzón de haber ganado el primer clásico en la historia ante River, 2 a 1 en 1908. Y la mayor goleada en partidos jugados entre ellos, seis a cero veinte años después. Registra otra hazaña solo comparable a la gira europea, el récord nunca igualado de mantener su cancha sin perder en sesenta partidos seguidos, desde el 30 de mayo de 1924 al 26 de junio de 1927. Es por la garra, dicen.

¿Y el Boca del profesionalismo? Primero se despidió ganando el último torneo amateurs disputado en 1930 y al año siguiente el primer campeonato profesional. También ostenta otras buenas performances como la seguidilla de treinta y tres partidos sin derrotas en su cancha del 45 al 48, y los cuarenta partidos invictos del equipo de 1999. Es el único club del fútbol argentino en dar cuatro veces la vuelta olímpica en la cancha de River, contra uno de su primo en la Bombonera. Y en el mundo el único en obtener la triple corona: campeón local, campeón de América y campeón del mundo en el 2002 y en el 2003. Boca Juniors ganó todas las copas que se disputaron: Argentina, Sudamericana, Copa Master, Supercopa, Recopa, Continental en seis veces y del mundo en tres ocasiones. Son setentas y tantas estrellas que brillan en el firmamento en sus cien años de vida, cumplidos en el año 2005.

Ya finalizando el recordatorio, imagino las muchas anécdotas y reminiscencias que tendrá cada hincha boquense para sonreírle al corazón en las tenidas futboleras. Como lo tienen otros simpatizantes por los colores de sus clubes.

Yo de mi parte saludo con respeto a todos los hinchas de otros equipos de fútbol, deporte que nos desune fraternalmente, y nos une incondicionalmente tras la camiseta albiceleste. La de Kempes, Maradona Y Messi. No como en la actividad política, donde la grieta creada por los capitostes políticos nos disgrega con odios y rencores, sin solución de continuidad.

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