La aldeas Mbororé e Yryapú practican música guaraní
El coro de niños mbya comparte su arte con el mundo
Los maestros se encargan de enseñar a los más pequeños para que la música siga trascendiendo de generación en generación

En Iguazú, los sonidos de la selva se conjugan con la dulce voz de los niños de las comunidades mbya guaraní. Las poesías creadas y cantadas hablan de la naturaleza, los animales, el sonidos del monte, del alma, la vida y el creador. Sus dioses son lo que se deleitan con la música y danza de los coros, no obstante, hace casi 30 años los niños ensayan para también compartir su cultura con el resto del mundo, que se representa en los miles de turistas que todos los días visita la localidad misionera.
En la ciudad de las Cataratas, la comunidades Fortín Mbororé e Yryapú tienen varios coros musicales de niños. Allí, los más pequeños de la aldea se reúnen para aprender y compartir un legado que deviene de miles de años transmitiéndose de manera oral de generación en generación.
Dentro de la comunidad, participan activamente en el templo y en ceremonias propias de su cultura. Pero además, se presentan también en diferentes escenarios y frente a diversos públicos. Como el primer Festival de Arte Sonoro Indígena, celebrada el año pasado, que puso foco en la música indígena del territorio argentino propiciando el encuentro entre sus hacedores a lo largo y ancho de nuestro país, aportando a la salvaguarda de uno de nuestros más preciados Patrimonios Culturales Inmateriales.
En Fortín Mbororé los niños cantan y danzan hace más de 30 años. Su director es Rosendo Moreyra, quien hace un tiempo tenía a cargo a 60 niños. Ahora, el porcentaje de participación es menor porque aseguran que los más pequeños se interesan más en los deportes como el fútbol. Sin embargo, cuenta con al menos 30 participantes que, en su mayoría, son hijos de sus antiguos alumnos.
“Ensayamos al menos dos veces por semana, el canto y la danza son algo generacional. Los hijos de mis primeros alumnos son los que concurren siempre. A los chicos les gustan mucho las presentaciones. Les alegra un montón compartir nuestra música”, contó Moreyra a El Territorio.
La música mbya es atrapante y tiene una estética muy particular. Para el pueblo mbya guaraní, el arte sonoro tiene relación con lo espiritual y la naturaleza. “Cada animal, cada ser tiene su música. Le cantamos a la selva, los árboles, el sol, los pájaros, a nuestro creador. La música que se canta en el templo no es la misma que le cantamos al turista”, remarcó Moreyra, destacando la virtud sagrada de esta expresión artística para la comunidad.
En Mbororé, lleva 30 años preparando al coro, una tarea muy importante para mantener viva la cultura del pueblo guaraní.
Al rescate de la sagrada sonoridad guaraní El rave-í de noble madera que devolverá las melodías del monte Arte sonoro mbya, una expresión artística que representa Aguyje Siempre busca conectar con la dimensión sagrada Un tesoro que se inculca desde la propia cuna