Los narcos de la Comisaría Segunda volvieron a ser alojados en Misiones

Luis Enrique Ferreira y Lucas Fabián Melo fueron trasladados desde el Escuadrón de Ituzaingó hasta la cárcel federal de Candelaria. Se descartó Chaco o Formosa
lunes 03 de abril de 2023 | 5:00hs.
Los narcos de la Comisaría Segunda volvieron a ser alojados en Misiones
Los narcos de la Comisaría Segunda volvieron a ser alojados en Misiones

Luis Enrique Ferreira (26) y  Lucas Fabián Melo (21), presuntos líderes de una organización dedicada a la comercialización de marihuana en Posadas desde la Comisaría Segunda, fueron trasladados a la Colonia Penal UP 17 de Candelaria, perteneciente al Servicio Penitenciario Federal, donde seguirán el proceso.

Así lo pudo establecer El Territorio en base a diferentes fuentes ligadas a la investigación. Hasta hace algunas semanas, ambos estaban alojados en el Escuadrón de Ituzaingó de Gendarmería Nacional, lugar donde recayeron una vez que “los detuvieron” en la dependencia policial.

Como informó oportunamente este medio, inicialmente los destinos posibles estaban en Chaco y Formosa. Al detalle, las opciones eran la Colonia Penal de Presidencia Roque Sáenz Peña, la Unidad Penitenciaria 7 de Resistencia y la cárcel Federal U10 en la capital formoseña.

Oportunamente habían señalado  desde la fuerza federal que la cárcel de la Antigua Capital estaba descartada debido a que no se liberan cupos fácilmente. También porque generalmente son alojados internos prontos a salir. Sin embargo, esto cambió.

El Territorio consultó si su traslado respondía a un cambio en su situación procesal, pero como todo el proceso, el caso está siendo llevado con sumo hermetismo.

La investigación  que fue coordinada por las autoridades del Juzgado y la Fiscalía Federal de Posadas, fue realizada por Gendarmería Nacional . En total fueron detenidas once personas y otras seis quedaron supeditadas al expediente el 2 de noviembre del año pasado, cuando el escándalo salió a la luz. 

Entre ellos hay un sargento primero de la Policía de Misiones identificado como Marcelo Sotelo. El implicado prestaba servicios en la dependencia y estaría en nexo directo con los dos líderes narcos mencionados, aunque también están en la mira de la Justicia quienes hasta ese día fueron jefe y segundo dependencia, Héctor Penzotti (42) y Claudio Rodríguez (42), respectivamente.

Entre los puntos allanados justamente estaba la Comisaría Segunda donde estaban alojados Ferreira y Melo, que son cuñados, por diferentes causas narco. Se cree que coordinaban - Ferreira es el más comprometido - la venta de unos 300 kilogramos de marihuana por semana en Posadas.

Sin embargo, la oferta incluía cocaína, pastillas y la especialidad de la casa, “churros” de marihuana, que no son otra cosa que cogollos de la droga que se secan boca abajo y quedan largos. Todo incluía un packaging con una calco que rezaba “los cangris”, como el dúo formado por Nicky Jam y Daddy Yankee.

Tal y como publicó en exclusiva este medio en base a fuentes de la investigación, Ferreira dominaba a su antojo todo lo que ocurría en la comisaría y lo ostentaba en las llamadas telefónicas que recibían de otros penales a su teléfonos. Decía que era el dueño del lugar, que estaba como quería e incluso invitaba a pasar si así lo deseaban.

Allí recibía a uno de sus soldados al menos una vez por semana de forma sistemática, siempre cuando estaba Sotelo de guardia. Esta persona generalmente iba los martes para -se cree- recibir las órdenes y rendir cuentas. El seguimiento sobre este actor hizo que se llegue a los dos narcos principales.

Se reconstruyó, dijeron los investigadores, que asados -que se hacían en el playón-, delivery de cualquier cosa, bebidas alcohólicas y drogas eran ingresadas indiscriminadamente con el previo pago de la coima, que se negociaba con el efectivo implicado. Las cifras se establecían según el tamaño del favor.

Particularmente había un “viernes de party”, lo que significaba que iba a ingresar un pote de helado con un doble fondo cargado mayormente con cocaína.

Sin embargo, la fiesta no solamente se llevaba a cabo tras las rejas. Los pesquisas pudieron confirmar que los cuñados salieron -solos o juntos- nueve veces, aunque se cree que fueron más.

En la casa de Melo la fuerza incautó cocaína.

Todo está registrado mediante cámaras de seguridad luego de la colaboración de la línea 911. Obviamente no tenían autorización judicial para hacerlo.

La rutina reconstruida indica que abandonaban la comisaría donde estaban detenidos entre las 21 y 22 y volvían cerca de las 4 de la mañana. Salían “de joda” por la Costanera posadeña y recorrían la ciudad con un remisero de confianza. Una vez incluso tuvieron que buscar a Ferreira porque se pasó de copas y no volvió.

Por todo esto, algunas menciones -aunque no directas- en las escuchas y el análisis del patrimonio de los jefes policiales, es que parece imposible pensar que nunca se enteraron de lo ocurrido.

Logística

Respecto a la logística, lo que se sabe es que los puntos centrales eran la casa de los dos detenidos, la de Ferreira en Villa Cabello y la de Melo en barrio Laurel, en cercanías de la avenida Alem. Este último punto es un sitio conocido por los consumidores de la noche como “el kiosco de Lucas”, donde se fraccionaba y empaquetaba la mercancía.

Se trata de una casa de dos pisos en plena obra de construcción donde se encontraron más de 11 kilogramos de marihuana y “restos” de cogollos cortados y los plásticos de la estampa que ponían a los paquetes con el producto.

El sitio, en medio de una calle angosta/pasillo, contrasta con las construcciones que la rodean.

“¿Cuánto tenés?”, “No, no, sacá todo que esta semana va a entrar más”, eran algunas órdenes que salían del teléfono de Ferreira hacia afuera constantemente. El hombre controlaba el producto que era comercializado por sus familiares y una red de dealers que recorría Posadas.

Demanda de infraestructura para detenidos

Como informó El Territorio en su edición del 11 de marzo, al rededor de 140 privados de libertad por delitos de instancia federal están alojados en comisarías y otros establecimientos provinciales. Esto representa una demanda del Gobierno de Misiones, debido a que considera que las comisarías no son lugares adecuados para este perfil de detenidos y ven como las celdas se ven desbordadas en todas las dependencias. 

Sin contar que además la Justicia Federal recurre a dependencias de Gendarmería o Prefectura para suplir la falta de infraestructura.

En la cárcel de Candelaria lo recomendable es como máximo tener 196 internos, pero viene superando los 200 alojados, según un informe poblacional correspondiente al primer trimestre de 2022 brindado por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) dependiente de la Procuración General de la Nación.

Otros datos a los que accedió este matutino muestra que llegó a los 207 internos, claramente superando la capacidad para la que fue creada esta dependencia emplazada sobre una superficie de 157 hectáreas en Candelaria.

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