Con seis testigos, se retoma juicio por el femicidio de Marina Da Silva

La joven fue asesinada en 2013 de dos golpes y su cuerpo fue hallado diez días después en un pozo de agua. Se espera que comparezca detenido por causa federal
lunes 12 de diciembre de 2022 | 5:00hs.
Con seis testigos, se retoma juicio   por el femicidio de Marina Da Silva
Con seis testigos, se retoma juicio por el femicidio de Marina Da Silva

A casi nueve años del suceso, luego de dos postergaciones, hoy continúa el debate oral que investiga las circunstancias del femicidio de Marina Da Silva (19), la joven posadeña que fue asesinada a golpes en la cabeza y luego arrojada a un pozo de agua en Campo Bauer, cerca de Nemesio Parma, en diciembre de 2013.

Se espera que en esta cuarta jornada de audiencias, iniciadas el lunes 5 ante el Tribunal Penal Dos de Posadas, se presenten a declarar seis testigos. Entre ellos, por un pedido especial, se solicitó que una persona que se encuentra detenida hace dos semanas por una causa federal, con el permiso pertinente, sea trasladada para comparecer como testigo ante el tribunal o declare como tal en su lugar de detención.

El juicio, por su parte, tiene como acusados a Franco Ramos (27), pareja de la víctima, Juan Ángel Portal (37) y Alejandro Da Silva (34).

Omar Rito Ramírez (50) es el cuarto sospechoso que tenía el caso, pero que no podrá ser juzgado por haber fallecido tiempo atrás. Todos llegan al banquillo acusados de homicidio calificado por el concurso premeditado de tres o más personas.

Si bien a Ramos, Portal y Da Silva se les había vencido el período de prisión preventiva en 2020, los tres llegan detenidos a la sala de debate por distintas circunstancias. En el caso de la pareja de la víctima por estar implicado también como sospechoso del femicidio de la taxista posadeña Claudia Benítez (34), ocurrido en mayo pasado y cuyo cuerpo fue hallado en similares características a lo que sufrió Marina Da Silva.

Justamente por dicho caso tiene prisión preventiva. Mientras, los otros dos encartados fueron arrestados el último viernes 2 para estar a disposición de la Justicia en el juicio ante el tribunal presidido por el juez César Yaya, acompañado de sus pares Gregorio Busse y Viviana Cukla como subrogante.

En la primera jornada de debate, en tanto, comparecieron los tres acusados además de otros tres testigos. Ramos, Portal y Pilli Da Silva optaron por hablar ante el tribunal y exponer su versión de lo que sabían del hecho. Todos negaron su participación en el crimen.

En la segunda jornada, seis personas declararon ante el tribunal penal entre efectivos policiales, vecinos del lugar donde se cree ocurrió el asesinato y familiares de la víctima. Entre ellos se oyó el testimonio de María Cristina Da Silva, madre de Marina, quien en varios puntos de su relato apuntó contra su ex yerno, Franco Ramos.

La testigo relató que, cuando Marina desapareció, insistió a Ramos por el paradero de su hija pero que éste no mostró mucho interés en buscarla.

“Yo a él le trataba como un hijo y jamás pensé que me iba a pagar de esa manera. Yo estaba desesperada porque no aparecía mi hija”, dijo María Cristina en un tramo de su testimonio.

Si bien comentó que el hombre era una persona tranquila y de poco hablar cada vez que él se quedaba a dormir en su casa, estaba al tanto de numerosos episodios de violencia que su hija sufría por los maltratos del acusado.

Por otro lado, en la tercera audiencia comparecieron otros seis testigos, de los cuales uno de los aportes importantes tuvo como protagonista a Gabriela Beatriz Costas, quien durante muchos años vivió frente a la casa de Franco Ramos.

Si bien aclaró no recordar muchos datos específicos, la testigo contó que cerca de un mes antes del asesinato se sorprendió al escuchar gritos que provenían de la casa de los padres de Ramos.

Contó que el día que se enteró de la desaparición de la joven, el 26 de diciembre, ante la consulta a Ramos “él me responde que se había ido con el hijo de un tal Julián que vivía en el barrio, pero que no se había llevado a su nena”.

La testigo también negó estar al tanto de una supuesta celebración que hubo ese sábado 21 de diciembre por la noche en el kiosco de Don Cabral, comercio ubicado de camino a su casa en Campo Bauer.

Tras un cuarto intermedio, el debate continuará hoy con más testigos en el edificio judicial ubicado en calle San Martín casi 3 de Febrero. En cuanto a las partes, Franco Ramos es defendido por los abogados Cristian Leite y Miguel Ángel Cassettai; Juan Ángel Portal por el letrado Néstor Acosta, mientras que Alejandro Da Silva por el abogado José Melo.

Testimonios de los acusados

Franco Ramos fue el primero de los imputados en hablar ante el tribunal. El ex olero, quien en la actualidad y hasta antes de su arresto por el caso de la taxista Benítez se ganaba la vida como electricista, dio su versión de lo sucedido y relató los acontecimientos desde la mañana del 21 de diciembre de 2013, jornada en que dijo haber visto por última vez a la muchacha.

En su reconstrucción Ramos contó que ese día, cerca de las 13.30, decidió acercar a la joven hasta un kiosco en el barrio Cruz del Sur.

En esa jornada tenían previsto quedarse junto a su hija en casa de los padres de Marina y por ello, luego de dejar a la chica, el acusado contó que regresó hasta su casa en Campo Bauer para buscar pañales y otros objetos personales.

Regresó con su moto hasta lo de sus suegros pero Marina no había retornado del negocio. Siempre desde su aporte, las horas fueron pasando y su pareja no daba señales de vida.

Tras el relato de los detalles de esa jornada y de los días posteriores, el fiscal Glinka le preguntó “¿Qué pensás que pasó?”, a lo que el imputado respondió: “No puedo hablar y no puedo culpar a nadie. Ella llevaba una vida de joda y conocía muchas personas. Yo la mezquinaba y la quería porque era la madre de mi hija”. 

El segundo acusado en declarar fue Juan “Juancho” Portal (37). El encartado inició su declaración confirmando lo que se deslizó desde la etapa de instrucción del caso, que mantenía una relación paralela a la de su esposa con Marina Da Silva, al momento del hecho.

“Teníamos una relación con la señorita Marina. En la olería trabajamos todos juntos. Fui amante de ella y nada más. Ramos trabajaba junto a nosotros como Tati (Ramírez). Me conmueve todo esto después de nueve años y no me puedo acordar de lo que declaré antes. Lo único que puedo decir es que yo no fui”, afirmó el encartado.

Aclaró que ese sábado 21 de diciembre, día que fue vista por última vez la víctima, a pesar de ser su cumpleaños, no se mensajeó ni se vio con la joven. Ante la pregunta de la fiscalía, Portal contó que a pesar de haber preparado durante dos semanas antes un festejo de cumpleaños para ese sábado, finalmente ese día desistió de la idea y contó que optó por ir a pasar su aniversario de natalicio con su esposa e hija.

En tanto, Pilli Da Silva también optó por hablar ante el tribunal y, según su testimonio, ese sábado 21 de diciembre se topó con Portal y Ramírez en el kiosco de Cabral.

En ese contexto el implicado contó que pasó a saludar por la despensa al cumpleañero Portal, a quien conocía de pequeño y reconoció que estuvo cerca de 15 minutos en el lugar.

Aclaró que esa jornada no compartió ninguna reunión con los imputados y que esa noche le pareció escuchar a la moto de Ramos pasar por la zona de Campo Bauer, donde trabajaba como sereno, ya que el vehículo que manejaba la pareja de Marina tenía escape libre y era fácil de identificar. Aunque luego aclaró que más allá de esta sospecha, nunca pudo comprobar si realmente Ramos estuvo en el kiosco de Cabral.

El ataque tras una fiesta de cumpleaños

Según el requerimiento de elevación a juicio que hizo la fiscal de instrucción, Patricia Clérici, la víctima habría sido atacada entre la noche del sábado 21 de diciembre de 2013 y la madrugada siguiente.

Según vecinos de Campo Bauer, Portal habría hecho una fiesta por su cumpleaños en la que estaban los otros tres acusados y la víctima. El encuentro se habría hecho en casa del fallecido Ramírez, en el Lote 20 de Nemesio Parma. La joven fue asesinada de dos golpes con un elemento contuso que nunca pudo ser ubicado por los pesquisas. Luego, su cuerpo fue trasladado por sus homicidas hasta un pozo de agua de una vivienda abandonada, donde fue arrojada maniatada de pies y manos y atada a la cintura con un bolso que pertenecía a la madre de la víctima.

El cuerpo fue hallado recién el 31 de diciembre al mediodía por un grupo de jóvenes que pasaba por la zona y se topó con el cadáver en avanzado estado de descomposición.

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