Los ataques por encargo sucedieron en Bernardo de Irigoyen

Una historia reciente de sicariato y un pasado de impunidad

Los casos de Juan María López (50) y Rafael Antúnez de Olivera (45) tienen varias similitudes. Ocurrieron en pleno casco urbano y fueron cometidos por motociclistas
domingo 14 de agosto de 2022 | 6:05hs.
Una historia reciente de sicariato y un pasado de impunidad
Una historia reciente de sicariato y un pasado de impunidad

A la hora de hablar de sicariato, Bernardo de Irigoyen se convirtió en una triste referencia. Y esto se debe posiblemente a una frontera en la que se puede desaparecer atravesando en simple cordón cuneta y la evidente facilidad de contratar la mano de obra en el vecino país Brasil.

En una diferencia de seis meses hubo dos crímenes por encargo el año pasado, sumándose así a una escalada de violencia, asaltos y muerte que tiene más que preocupados a los vecinos de la localidad. Y casi como una característica de estos casos, las investigaciones también se estancan en el límite fronterizo.

Las víctimas son Juan María López (50) y Rafael Antúnez de Olivera (45). Sin embargo, además de estos asesinatos se llora por el crimen de Ariel Camargo de Lara (19) y no saben nada del paradero de Maximiliano Pimentel (24), en cuya búsqueda terminó muerto a balazos su tío Diego (34).

Sin embargo, del pasado se recuerdan el crimen del aduanero Gabino Sánchez (52) en 2008 y el de la maestra Silvia Elizabeth Figueroa (33) en 2001. Estos dos hechos quedaron impunes, con la particularidad de que el de Figueroa llegó a instancia de juicio oral y público, en la que absolvieron a los sospechosos. Uno de ellos era su marido.

Los crímenes de López y Antúnez de Olivera ocurrieron en pleno casco urbano y fueron ejecutados por forajidos en moto que rápidamente huyeron hacia el límite con Brasil, donde desaparecieron. Fueron ataques certeros en los que la víctima no tuvo ninguna chance. Se devela así un trabajo profesional.

En ambos casos aparece como trasfondo el contrabando de vinos a Brasil. Como se dijo, no son sólo casos aislados, en este marco se han registrado asaltos a depósitos y bajo la modalidad piratas del asfalto en que la violencia siempre es armada y las pérdidas son millonarias. En Irigoyen hay más de 40 locales dedicados a la venta de esta bebida.

En Misiones se repite que se trata de una problemática de competencia federal y que para combatirla se necesita más presencia de fuerzas como Gendarmería Nacional. En Brasil, en tanto, la preocupación va a aumentar e incluso autoridades han mencionado la posibilidad de que este millonario negocio atraiga a organizaciones criminales como el PCC.

En este contexto, es la Policía de Misiones la que está al frente de las investigaciones junto a las autoridades del Juzgado de Instrucción Uno de San Pedro, que dirige Ariel Belda Palomar. Se trata de un juzgado nuevo, que empezó a funcionar en marzo del año pasado, un mes antes del asesinato de López.

Juan María López (50) fue asesinado el 15 de mayo de 2021, cerca de las 12.55, sobre una calle interna del barrio Santa Rita, a pocas cuadras de la frontera seca internacional. De acuerdo a lo que pudo reconstruir este medio, López circulaba al mando de su camioneta Ford Ranger Limited hasta que una motocicleta con dos ocupantes se les cruzó enfrente.

Fue en esa instancia que el sujeto que iba como acompañante en la motocicleta extrajo un arma y sin mediar palabras abrió fuego en varias oportunidades. Los primeros datos recolectados por los investigadores señalan que en total se ejecutaron cinco disparos.

Luego de ello, los asesinos se dieron a la fuga sin robar nada. López llegó a ser trasladado en forma particular al hospital de Irigoyen, donde desafortunadamente media hora después falleció.

La autopsia reveló que el letrado tenía casi destruido el corazón a causa de los proyectiles, que antes atravesaron su pulmón. Es decir, un ataque de muerte certero, aunque aún los investigadores no tienen los elementos para afirmar que esto fue producto de la profesionalidad de quien efectuó los tiros.

López recibió en total tres disparos y solo uno de ellos con orificio de entrada y salida. También se pudo saber que las balas salieron desde unos 20 a 25 centímetros de distancia de la camioneta Ford Ranger que conducía la víctima. Se sabe que se trató de un arma de grueso calibre, que buscó asegurar el trabajo.

El asesinato de Rafael Antúnez de Olivera (45) ocurrió poco después de las 20 del 18 de noviembre, en pleno centro de la localidad, frente a una de las plazas principales y dos cuadras de la comisaría.

En esta oportunidad, mediante las cámaras de seguridad, se pudo establecer que se trataba de un solo asesino.

La víctima se movilizaba junto a un adolescente allegado a la familia en una camioneta Chevrolet Montana sobre la avenida principal de la localidad fronteriza, Andrés Guacurarí, a pocas cuadras de la comisaría local. Se detuvo en un semáforo y ese se convirtió en el sitio de su fin.

Según detallaron fuentes que intervinieron en la investigación, recibió tres disparos en la cabeza, lo que marca la presencia de un criminal a sueldo. Los tres orificios de bala fueron localizados, dos en la zona parietal izquierda y el restante debajo de la oreja del mismo lado. Dos de los proyectiles causantes de esas heridas quedaron alojados en el cuerpo y pudieron ser rescatados.

Pasado el tiempo se han avanzado con testimoniales y diferentes pericias, pero las investigaciones no resultaron en detenciones.

 

El negocio de matar “Donde hay crimen organizado, el sicariato tarde o temprano llega” La pérdida de una carga narco y la presencia de Bala Na Cara Sin pistas firmes sobre el atentado al empresario y referente político El Negro Rojas y su plan desde la cárcel para matar al juez Verón El crimen ocurrió el 17 de mayo de 1999 en Posadas

Temas de esta nota
¿Que opinión tenés sobre esta nota?