Un regalo diferente

domingo 13 de diciembre de 2020 | 6:00hs.
Un regalo diferente
Un regalo diferente

Yo soy nacida en Córdoba pero por esas cosas de la vida y del amor vine a recalar mis huesos en Misiones hace muchos, muchísimos años. Aquí formé mi familia y, con el tiempo, mis dos hijos fueron a estudiar a la Docta. Uno volvió con el título. La otra se graduó y se quedó para siempre respirando el aire que era mío mientras yo permanecía en la tierra colorada amasando nostalgias. De mi casa a la de mi hija existe un trillo virtual profundo de tanto ir y venir, que para las Fiestas, que para los cumpleaños, que para fines de semana largos. Ahora soy abuela y, con mayor razón, mis viajes se convierten en un suceso feliz. Voy para jugar con los melli, Emma y Vale, de cinco años, amorosos, terribles, bellos, que siempre me reciben con una infaltable pregunta: -¿Qué nos trajiste, Abuela ?- mientras la Madre les reclama -Denle un beso primero. El nudo, el quid, el meollo del viaje hace de este momento un punto de inflexión . -Tienen de todo. ¿Qué les llevo? Estimulados por una sociedad consumista la casa está repleta de juguetes: Monsters, Frozen, Transformers, Tiranosaurios Rex, corazones de Tefiti … -¿Qué nos trajiste, Abuela? No me dan tiempo de saludar a nadie. Es entrar, sentarnos en el suelo y desllavear la valija. Ante su mirada ansiosa saco dos bolsitas de lienzo y un paquete pequeño.

-¿Nada más, Abuela? - preguntan decepcionados. -Chicos, sean educados y agradezcan a la Abuela- grita la Madre desde la cocina. Abren las bolsas y se encuentran con variados animalitos de madera tallados por artesanos mbyá. Se ven tan sencillos, parcos y oscuros comparados con el arco iris de sus juguetes industriales.

-¿Qué son ? -preguntan sin entender. Y ahí comienzan los relatos de tortugas y yaguaretés, de yacarés y coatíes, de osos hormigueros y lechuzas…

-Y ¿quién los hizo? -Que los hacen con un cuchillito y los pintan con un alambre caliente, y ¿no se queman? - Y ¿los chicos guaraníes juegan con esto? -Y ¿qué es una aldea? -Y ¿cómo hablan ? -Y ¿son humanos? -Y… y … y… -Basta. ¡Dejen respirar a la Abuela ! -Bueno, chicos, voy a saludar, tomo unos mates y después del almuerzo seguimos. -Y en el paquetito ¿qué hay?- me preguntan con un tono de poca cosa. -Un libro. -¿Un libro? ¿De trolls? -No, de Horacio Quiroga. -¿De quién? -Es un escritor que escribió Los Cuentos de la Selva. A la siesta se los leo.

Con cara de Abuela qué pavada nos trajiste, se van a jugar al patio y los grandes, por fin, podemos charlar. Después de los postres, con pocas expectativas, vamos a su habitación y comienza la lectura. -Cuentos de la Selva de Horacio Quiroga. -Ufa, Abuela, tiene pocos dibujitos… -Cállense y escuchen- ordena la Madre contundente. Y comenzamos por El Loro Pelado y seguimos con La Tortuga Gigante y con Las Medias de los Flamencos… Y así podríamos continuar infinitamente -Otro más, Abu, otro- pero la Madre, mi Hija, qué severa se volvió esta chica, ordena: -Paren. Dejen descansar a la Abuela. Ahora a dormir todos sino no hay tele.

La habitación queda poblada de árboles exóticos y de ríos insondables, de animales sorprendentes y de olores desconocidos a tierra roja y a lluvias infinitas. En los rostros dormidos de mis nietos reluce una sonrisa de felicidad. Tal vez sus sueños los lleven al mundo mágico creado por Quiroga en donde la última pregunta encuentra respuesta:

-¿Es verdad o es mentira, Abuela?

-Ni verdad ni mentira. Es fantasía, mis queridos

 

De: “Vivir muchos años”. La autora reside en Alem, es docente y psicóloga, ha publicado varios libros. 

Norma Varela

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