“Las letras liberan la mente y el espíritu de las personas”

Domingo 6 de octubre de 2013
Un lector incurable. | Así se definió el gran músico misionero. | Foto: Natalia Guerrero
“La lectura es uno de los grandes placeres de la vida. Lastima que muchos no puedan disfrutarla porque no les enseñaron a leer. Las letras liberan la mente y el espíritu de las personas. Pero un pueblo verdaderamente libre no le conviene a unos pocos capangas. Igual las letras se cuelan y más tarde o más temprano llegan al corazón de quien las busque”. Con este pensamiento en  voz alta, comenzó la entrevista con Ramón Ayala sobre cuánto y qué leen los misioneros.
El mensú se confesó como un lector ‘incurable’. Dijo que lee de todo pero que con los años se puso más selectivo. “Es que cuando vamos entrando en años somos más exigentes para todo, inclusive para la lectura”, dijo entre risas este artista misionero que acababa de llegar de Asunción donde asistió al lanzamiento de la película ‘El mensú’ que narra su vida y que el próximo jueves estará en Posadas brindando una clínica de gualambao.
Entre los libros que marcaron su vida, Ramón citó a "Confieso que he vivido" de Pablo Neruda, "Cuentos fantásticos" de Leopoldo Lugones, "El Aleph" de José Luis Borges, "El Rió de la Lengua" de Armando Tejada Gómez  y "Norte adentro" de Manuel Castilla.  Pero a medida que pensaba los textos que más le gustaron dijo que “en realidad hay un libro que todos podemos leer, inclusive los que no conocen las letras y es el libro de la vida. Está al alcance de todos los que estemos vivos y concientes de esta experiencia. Si lo leemos seguro que seremos mejores personas porque entenderemos que somos apenas una pequeña partícula del universo”.
El creador del gualambao dijo que conoció “muchos letrados que son muy poco como personas y analfabetos que saben tanto de la vida que vale la pena escucharlos. Por eso soy un tanto descreído en eso de sumar porotos solamente por la cantidad de libros que una persona tiene en su biblioteca. Por supuesto que la lectura y el conocimiento ayudan a la formación de las personas, pero ciertos valores  sólo se aprenden viviendo”.
De todas maneras, Ramón dijo que “en los tiempos que corren es una gran tragedia que desde las escuelas no se ayude a que los niños descubran el placer de la lectura y sólo se les enseñe la técnica lectora despojada de sentimiento. Es como enseñarles a pintar sin hacerles sentir amor por los colores o a cantar sin pasión por los sonidos”.
En ese sentido, el artista dijo que “sueña con una provincia y con un mundo donde los libros, la música y el arte sean las herramientas que ayuden a formar personas menos violentas y más amables con la naturaleza” y advirtió que “gran parte de los males de nuestros tiempos es porque no aprendimos a valorar la vida como corresponde y quizá tengamos que volver a leer algunos viejos libros para lograrlo”.

Primero lo nuestro
Según el ‘Mensú’ es necesario que “las nuevas generaciones de niños y jóvenes misioneros aprendan primero su propia historia y que luego se lancen a conocer otras galaxias. Porque creo que uno de los principales defectos de nuestra educación es que siempre te enseñan primero quién es el otro y nunca quién sos vos. Se enseña literatura, historia de todo el mundo y muy poco de la nuestra. Hay que invertir ese orden. Primero lo nuestro, lo que tenemos a mano, lo que vemos todos los días en nuestros barrios y después habrá tiempo para lo de afuera”.
Seguidamente Ramón aclaró que “con esto no quiero decir que nos encerremos en nuestra casa mirándonos el ombligo y aislándonos de lo que pasa afuera. Por el contrario, en una sociedad mundial tan interconectada, hay que saber aprovechar todo el conocimiento que nos ofrece la actualidad. Pero primero hay que conocer el propio nido. Saber de dónde venimos, quienes somos y a dónde vamos. Si no, nos transformamos en veletas que van para donde corre el viento”.
Al referirse a las enseñanzas que dejan los libros, el artista dijo que “las letras en particular y el arte en general tienen que mostrar la maravilla de la vida. Los textos, la pintura, la música y la danza tienen que rendir tributo a la vida, que pasa rápido y no tiene precio ni dueño. Cada persona es libre para elegir transitar su vida como un robot de manera mecánica y aburrida o vivir cada día con la intensidad que lo merece”.

“Ya planté árboles, tuve hijos y escribí libros”
El autor de "El mensú" y "Desde la selva y el río" adelantó que tiene otros tres libros a punto de ver la luz. Se trata de ‘Juan de los caminos’ a punto de ser editado por el Senado de la Nación, ‘Las historias de la abuela o la guerra grande’ que evoca la guerra de la Triple Alianza y ‘Confesiones a partir de una casa asombrada’.
“Como verán ya planté  árboles, tuve hijos y escribí libros”, dijo sonriendo el artista de 86 años que no siente que su tarea este cumplida. “Los artistas somos hijos del asombro. Por eso mientras esté vivo no puedo dejar de emocionarme por todo lo que veo a mi alrededor y trato de expresarlo en las obras. A veces con la palabra, otras con la música o con la pintura”.
Seguidamente dijo que “nunca se llega a saber todo de todo como para evitar el asombro. La vida es como un libro que nunca se termina de escribir porque siempre aparecen nuevos personajes. Son estúpidos aquellos que creen que ya saben todo y muy sabios los que se dan cuenta que no alcanza toda una vida para conocer los secretos de este universo. Por eso al final aparece la muerte, como la frutilla del postre para traer la paz a ese escritor buscador de tesoros.”

Por Daniela Cortes
sociedad@elterritorio.com.ar


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