Motoviajeros del mundo, unidos por la misma pasión

sábado 29 de febrero de 2020 | 15:30hs.
Motoviajeros del mundo, unidos por la misma pasión
Motoviajeros del mundo, unidos por la misma pasión
El viernes y sábado se realizará en el Parque Acuático Urugua-í, de Puerto Libertad, a unos tres kilómetros del centro urbano hacia el norte por la ruta nacional 12, el segundo Motoencuentro Internacional. La expectativa es máxima por la gran cantidad de participantes de Misiones, de otras provincias y de los países vecinos de Paraguay y Brasil, que ya comprometieron su presencia. Es más, casi la totalidad de las plazas de alojamiento de la localidad ya están reservadas. Esto se debe a que la difusión del evento comenzó apenas finalizado el primero, en igual mes del año 2019, a través de folletería y videos que se llevaron a los distintos encuentros que asistieron los miembros de la comisión directiva: Sandro Kovalski, Claudia Damboriana, Martín Rodríguez Cavalheiro, y Darío Fernández.

Los más de tres mil visitantes que se esperan en las dos jornadas, y que aún no conocen el lugar, se encontrarán con un espacio bellísimo, con las piletas del parque acuático, el área del camping con casi cuatro hectáreas de arboledas, quinchos con agua potable y energía eléctrica, baños instalados, estacionamiento, seguridad, patio de comidas y el encuentro en sí, con la actuación de bandas de rock, show de acrobacias, exposición de artesanías, alquiler de motos para paseo y motocross, entre otros.

“Estamos muy entusiasmados por la convocatoria, merced al gran trabajo de la comisión organizadora que es loable y merece nuestro reconocimiento”, indicó el intendente municipal Fernando Ferreira. La entrada costará de 200 pesos por persona para las dos jornadas, y tendrá un fin benéfico como el año pasado. Esta vez los beneficiarios serán nuevamente el hospital local, más una fundación que da apoyo a los enfermos oncológicos; en tanto que el estacionamiento lo administrará la Asociación de Bomberos Voluntarios de Puerto Libertad. El municipio brinda todo el apoyo a la organización.

Los viajeros que lleguen al evento, van a Puerto Libertad de distintas zonas y por eso comenzarán a llegar el jueves 5, para que el día viernes ya se inicie la primer jornada con un importante número de motoqueros. “Algunos ya vienen antes para recorrer distintos lugares turísticos de misiones” dijo  Martín Cavalheiro, uno de los organizadores del evento.

En la mañana del jueves se realizó el lanzamiento del encuentro, donde además se brindaron detalles de lo que será esta segunda edición.

“La intención es que este encuentro sea más familiar, para que se vea la realidad del motociclista, que no es la de andar ‘reventando’ caños de escape por todos lados y molestando a los vecinos con el ruido y, también, tratar de concientizar a la gente de que sea más cuidadosa al manejar, porque la moto es muy linda pero los golpes los llevamos los que vamos arriba. Hay que concientizar a los padres, a los hijos, a todo el mundo, porque todos piensan que subir a una moto y acelerar es lo mas divertido pero no, hay muchas cosas lindas para disfrutar con la moto”.  

De pasión a encuentro anual

Oriundo de Puerto Libertad, Martín Rodríguez Cavalheiro (47) es miembro de la comisión organizadora del Segundo Motoencuentro Internacional, a llevarse a cabo en el parque acuático “Uruguaí” de esta localidad.

De profesión estilista, desde hace bastante tiempo, 16 años más precisamente, es apasionado de los motoviajes, es más, se autodenomina “El Viajero Solitario”, precisamente porque en la mayoría de los casos viaja sólo, con la única compañía su motocicleta Motomel SR 200-R. “He participado, con este modo de vida que elegí, señala Cavalheiro, en un sinnúmero de Motoencuentros en todo el país, en Brasil y Paraguay, a partir del que se realiza en Diamante Entre Ríos, donde asisten más de 20 mil personas. Por cierto que tengo muchas anécdotas para compartir, pero ninguna que tenga que ver con algún accidente. Lo más común en todo motociclista que viaja muchos kilómetros, por caminos que no siempre están en buenas condiciones, es quedarse sin combustible ó romper el amortiguador por un bache, o llevarse por delante una bocha de piedra, por ejemplo”.

Martín se unió a la pasión motoviajera hace varios años cuando el destino lo acercó a un grupo de personas que compartían sus vivencias con la moto. Fue un amigo que, viéndolo pasar un momento de angustia, lo invitó a compartir un rato, que sin darse cuenta, pasaron a ser muchos años.

“En estos encuentros me sentí cómodo. Veía que la imagen del motociclista malo no es así -que esa es la imagen que se tiene por los tatuajes y las barbas- sino que era totalmente diferente. Eran personas muy solidarias que se juntaban, hacían reuniones y siempre estaban organizando cosas como para ayudar a otras personas. Siempre veía que estaban planificando algo para hacer, para ayudar a los demás y entonces ahí empecé. Compré mi primer moto, ya empecé a visitar destinos solo y a recorrer un poco. Me invitaban a eventos y así empezó la gran aventura”, recuerda Cavalheiro.

La primer moto  de Martín fue una Cerro 150 y, según Martín, a un motociclista cualquier vehículo con dos ruedas, sin importar la cilindrada o la marca es útil para viajar. La pasión es por las dos ruedas y cualquier moto, sea 110, 500 o mil sirve para viajar. Siempre y cuando se mantenga a punto con el service completo. 
“Uno en la ruta lo que hace es disfrutar de diferentes paisajes más que andar corriendo como loco. El motoviajero disfruta de la naturaleza, el aire, es importante esa libertad que uno siente arriba de una moto, es lo más lindo que hay” expresó el motoviajero, que ya conoce casi todo el país manejando sus dos ruedas.

De la argentina le falta recorrer unas cuatro provincias. Martín conoce casi toda la Argentina, Uruguay, Brasil y parte de Paraguay y comenta que siempre hace esas aventuras lindas para ir conociendo y haciendo amistades.

“Mi última e inolvidable experiencia fue el año pasado, cuando junto a cuatro amigos de Colón (Entre Ríos), Bahía Blanca (Buenos Aires), Santo Tomé (Corrientes) y Leandro N. Alem, realizamos una travesía memorable de más de 700 kilómetros por la Serra do Río do Rasto, desde Dionisio Sequeira frente a Bernardo de Irigoyen, hasta las playas de Florianópolis. Hemos visto paisajes increíbles, desde las 284 curvas del camino que llegan hasta 1.421 metros sobre el nivel del mar. Mucha adrenalina al borde de los precipicios, pero valió la pena; lo volvería a hacer. En travesías como la mencionada, como así en los encuentros lo que cosechamos permanentemente, es mucha camaradería y se fomenta la amistad”, concluye Cavalheiro, el viajero solitario que continuará su aventura en dos ruedas.