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La explicación de la OMS

domingo 24 de junio de 2018 | 6:00hs.
La inclusión del  trastorno obliga a los estados a atender el drama.
La inclusión del trastorno obliga a los estados a atender el drama.
La adicción a los videojuegos se evidencia en tres conductas características: primero, perder el control sobre la frecuencia, la intensidad y la duración de la actividad; segundo, que los juegos pasan a tener prioridad sobre otros intereses de la vida y actividades diarias; tercero, que la conducta se mantiene pese a que empieza a traer consecuencias negativas para la persona.
“Incluimos el desorden de jugar de forma adictiva tras analizar las pocas evidencias que tenemos y tras escuchar a un Comité Científico que sugirió incluirlo como una enfermedad que puede y debe ser tratada”, explicó el lunes último el director del departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, Shekhar Saxena.
Según explican, el problema aparece cuando el consumo es abusivo y cambia el comportamiento normal de la persona que lo ejerce. Por eso, se incluyó en el apartado de uso de sustancias perniciosas y otros comportamientos adictivos.
“Si el niño, adolescente o adulto que juega lo hace sin parar y deja de salir con sus amigos, deja de hacer actividades con sus padres, se aísla, no estudia, no duerme y sólo quiere jugar, esos son signos de alerta de que podría tener un comportamiento adictivo y que tiene que buscar ayuda”, señaló Saxena.
La Clasificación Internacional de Enfermedades que incluyó la adicción a los videojuegos como trastorno es una codificación estandarizada de todas las dolencias, desórdenes, condiciones y causas de muerte que sirve para que los países obtengan datos estadísticos y epidemiológicos sobre su situación sanitaria y puedan planear programas y recursos en consecuencia.
La última revisión del listado se hizo hace 28 años y llevó once años analizar la información científica más reciente para crear el nuevo estándar, que quedó disponible para ser usado por los médicos del mundo entero. Los estados, igualmente, tienen tiempo para adaptarse hasta el 1 de enero de 2022.
Este proceso sirve para actualizar una clasificación que en muchos casos estaba desfasada, no reflejaba la realidad o no incluía comportamientos que ahora se consideran enfermedades o desórdenes. La clasificación incluye 55.000 códigos distintos.

Griselda Acuña

Por Griselda Acuña interior@elterritorio.com.ar