De los nativos digitales a los tecnoadictos

Corina Dousset Urquiza lleva adelante la Dirección de Prevención de Adicciones de la Municipalidad de Posadas, en la que si bien no tienen pedidos de intervención concretos por casos de adicción a videojuegos, reconocen el drama.
“Llegamos al 2018 con una nueva etnia: los nativos digitales. Son los niños y jóvenes nacidos a partir de 1990, expertos con las computadoras, con los celulares; tienen destrezas y formas para comunicarse con sus pares que los mayores no pueden entender. Son consumidores y productores de casi todo lo que existe en la red, y han provocado una nueva brecha, esta vez tecno-dígito-alfabeto-generacional. Por otra parte, no pueden vivir sin un teléfono celular, con las app y los programas actualizados. No se imaginan estar sin encender la computadora y menos conectarnos enseguida al chat, es sorprendente, para las generaciones del lápiz y papel, ver que cuando compran un aparato tecnológico nuevo, ni siquiera leen las instrucciones, por ensayo y error lo utilizan como si siempre lo hubieran sabido usar aunque a veces terminan estropeando. Comparten sus estados, emociones, pensamientos y todo tipo de información on line”, comenta la psicóloga especializada en prevención de las drogadependencias.
“‘¿Tenes wifi?¿Cuál es la clave?’, desde hace un tiempo se escuchan en diferentes ámbitos sociales estas preguntas cada vez más comunes. Algunos adultos y la mayoría de los jóvenes al encontrarse en un lugar donde no pueden navegar, pueden verse malhumorados, tristes, deprimidos, irritables y frustrados”, precisa.
“Estos son los primeros indicadores de que algo no está bien, que resulta imprescindible para el bienestar de la persona la conexión a la web, por lo tanto algo no anda bien”, asevera.
“Las adicciones se inician como conductas placenteras, pero posteriormente esclavizan al sujeto, compulsivas y obsesivas, perjudicando su calidad de vida. Abarca desde internet, telefonía móvil y videojuegos hasta redes de televisión, reproductores portátiles de audio y video, etcétera. En algunos países se han realizado pruebas en las que se evidenció que el cerebro de los adolescentes adictos a internet podría experimentar cambios similares a los que sufren las personas que consumen regularmente alcohol o drogas alucinógenas. Por ello, las adicciones no químicas representan un grave riesgo para la salud y por supuesto para la educación, en el caso de escolarizados, riesgos en el trabajo y en la vía pública debido al uso inadecuado, fuera de una conducta normal o saludable”, remarca la especialista.
“Estas adicciones afectan la parte psicológica interna del dependiente, conllevan alejarse de una sociedad física, de tener un contacto social con personas del entorno, en ocasiones refugiar los problemas en el uso inadecuado de internet. En todo caso, es cuestión de estar alerta a factores de riesgo, indicadores precoces para desalentar la aparición de dicho trastorno. En niños, adolescentes y adultos la necesidad de buscar sensaciones intensas, incapacidad para tolerar la frustración y demorar las gratificaciones, ausencia de proyecto de vida o de valores sólidos, problemas de ansiedad o depresivos, entre otros, son factores de riesgo de perder al autocontrol”, refiere.  
Y añade: “El ambiente muchas veces es posibilitador de este problema cuando faltan alternativas al ocio, cuando no se ofrecen alternativas de inclusión y prosperan la marginación y el aislamiento social; el engaño a través de redes, el acoso sexual, pedofilia y obscenidad. De manera que vale la pena volver a señalar que cualquier conducta puede convertirse en patológica en función de la intensidad, frecuencia, cantidad de dinero invertido y grado de interferencia en las relaciones familiares, sociales, escolares y laborales de las personas implicadas”.

Reducción de riesgo
“Lo primero que se debe es reconocer los pros y contras del uso de las redes sociales en internet, en casi todas las ocasiones no es el sujeto que padece el trastorno quien decide hacer algo para modificar lo que le esta pasando, normalmente es alguien del entorno. En segundo lugar, aceptar las conductas adictivas derivadas del uso constante de sitios web y finalmente deshabilitar la conectividad a la red por períodos de tiempo predeterminados hasta lograr un uso no tóxico”, finalizó.