La construcción de un vínculo sincero

domingo 09 de febrero de 2020 | 5:00hs.
Por Maricela Rotela

Por Maricela Rotela interior@elterritorio.com.ar

A mediados del año 2019, este medio daba cuenta que el Registro Único de Aspirantes a la Adopción en Misiones (Ruaam) tenía -hasta ese momento- 72 inscriptos y 50 vinculaciones adoptivas. Si bien la preferencia era la adopción de bebés recién nacidos o hasta 3 años de edad, en los últimos meses había cobrado fuerza una tendencia, que era la de adoptar a chicos que atraviesan su segunda infancia.
El Territorio dialogó al respecto con la licenciada en psicología, Silvana Cardozo, para entender cómo se construye el proceso de vinculación de esta nueva familia.“En principio se debe desmitificar que adoptar es algo sumamente complejo, difícil, hay que poder deconstruir esta imagen. Nosotros decimos que el deseo de maternar y paternar, es un colectivo, porque no lo llevan solamente los padres sino también todo ese contexto familiar que acompaña al niño que es fundamental. Lo importante es que exista este deseo de tener un hijo y acompañar este proceso de estructuración”, dijo.
“También destronar la idea que solamente se puede adoptar un niño que recién nace porque existen distintos tiempos y momentos, sólo tiene que estar presente el deseo de formar esta familia para que el vínculo se pueda llevar adelante”, destacó.
La especialista remarcó que es de vital importancia el acompañamiento durante la totalidad del proceso, “dependerá de la edad que tenga, hay que tener en cuenta que hay una ley que los ampara que les da el derecho de conocer su identidad, teniendo en cuenta su historia, elemento que tiene que estar desde un comienzo. Esto se va construyendo con la sinceridad, la verdad sobre el origen de este menor”.
Los fracasos en los procesos de vinculación son más frecuentes de lo que se cree. Esto ocurre cuando el niño se retira del hogar de tránsito en el que se encontraba y empieza a conocerse con sus padres adoptivos durante la guarda, que implica un tiempo de convivencia.
Aunque está pensado como un período de prueba, la especialista puntualizó que se deben activar todas las herramientas que se tengan al alcance para evitar que los niños regresen a estos hogares debido a un fracaso de vinculación. “Esto es sumamente penoso y doloroso sobretodo para el niño, pero para los padres también. No obstante, si el adulto tiene el deseo de tomar esta responsabilidad se debe preparar y saber que no hay modelos ni formas para hacerlo, la relación con este hijo se construye”, expresó.
“Ser padres tiene que ver con ser interpelados y cuestionados y aquel que no se no se angustie con esta situación nueva es porque algo pasa”, referenció Cardozo. La licenciada sostuvo además que la vinculación es fallida, “es como violentar y vulnerar a ese niño y es por ello que se debe trabajar antes con los padres para que hagan el duelo de dejar este sueño de tener un hijo biológico y abrirse a esta posibilidad de tener uno adoptivo. El hijo es hijo, sin importar que sea adoptivo o biológico y me parece que por ahí es el camino que se debe seguir. Habría que llevar adelante una tarea de cuestionamientos para después tomar esta decisión tan importante para que la relación fluya de manera natural”.
Por otra parte, destacó que los valores deben ser inculcados  desde la cuna, ya que “ellos se encuentran en un constante proceso de constitución”, explicó.
La psicóloga detalló que los primeros años de un menor son fundantes y primordiales, “todo el periodo infantil y adolescente es de mucha complejidad, delicadeza y contención. Muchas veces se relacionan los problemas de conductas con este hecho de adopción pero se tiene que poder pensar desde un abordaje más complejo”.
Finalmente, reflexionó que “siempre los padres tienen el deseo acompañado por los ideales que depositan en ese hijo adoptivo y es importantísimo que estén. Los miedos son parte de nosotros pero no es un temor a que el niño sea distinto porque no hay diferencias en acompañar y ejercer esta función”.