Informe de Domingo: En alerta por el clima cada vez más feroz

domingo 28 de octubre de 2018 | 6:00hs.
El cambio climático se siente con fuerza. Las lluvias intensas en breves períodos y los vientos huracanados cada vez más frecuentes así lo demuestran. Además, las tormentas son más repentinas y con movimientos difíciles de prever.
El cambio climático se siente con fuerza. Las lluvias intensas en breves períodos y los vientos huracanados cada vez más frecuentes así lo demuestran. Además, las tormentas son más repentinas y con movimientos difíciles de prever.
Nazarena Torres

Por Nazarena Torres politica@elterritorio.com.ar

Es un hecho que el clima está cambiando, aunque parezca imperceptible a la rutina diaria. En consecuencia, se están produciendo importantes alteraciones para los ecosistemas y los habitantes del planeta.

El calentamiento global no es un mito y los últimos estudios del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) así lo demuestran. Tras realizar unos 6.000 estudios, concluyeron en la necesidad extrema de poner un freno a la emisión de gases.

En el informe aprobado por 195 gobiernos y presentado en Corea del Sur, advierten que, de seguir a este ritmo, se alcanzará 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales entre 2030 y 2052. Esto traería graves consecuencias, más aún que las que ya han empezado a impactar en el mundo.

Lluvias más copiosas en menos tiempo y temporales con vientos huracanados son sólo algunos de los fenómenos que se fueron intensificado de forma brusca en los últimos tiempos.
Y a todo ello, se suma la dificultad de pronosticarlos, puesto que cada vez son más rápidos y sus movimientos, impredecibles.

El mundo ya comenzó a sentir con dureza el resultado del daño que provocó la humanidad a la naturaleza. Misiones no es la excepción.

En la realidad
No hace falta remarcar que las tormentas y temporales cada vez están siendo más severos. La población misionera lo vive y, pese a que desde Defensa Civil se arbitran las herramientas de contención posimpacto, nada puede evitar que afecte a cientos de familias, sobre todo de escasos recursos.

En ese sentido, la Dirección General de Alerta Temprana ya advirtió los resultados del cambio climático en Misiones. “La alteración de la temperatura media no se debe a cambios naturales, el calentamiento global no es algo natural, se aceleró en los últimos 100 años debido a la actividad humana”, sentenció Daniel Fernández Catá, titular del organismo. Al tiempo que el profesional del área Marcelo Kusik añadió: “Si tuvimos en una hora 100 milímetros de precipitaciones en Posadas, en unos 50 años eso se va a triplicar, con todo lo que eso significa para una ciudad, sobre todo si no está preparada”.

En la misma línea, desde la Oficina de Prevención Anti Desastres Naturales (Opad) el meteorólogo Favio Cabello resaltó que, con este panorama, “nuestros nietos vivirán los tornados como algo natural”. Así, Alfredo Yaquinandi, computador científico, resalta que “el cambio climático requiere fundamentalmente de un cambio de actitud de nuestros dirigentes políticos y de los medios de difusión frente a la información meteorológica”.

Todo esto no solo hace reflexionar sobre la necesidad de mutar los hábitos de consumo y producción masiva, sino también apunta a la urgencia de pensar nuevas ciudades, sustentables y preparadas y el camino hacia un nuevo reordenamiento social y territorial.

Aprender a vivir
No solo las ciudades son afectadas por las alteraciones naturales, el sector agrícola también debe comenzar a idear nuevas alternativas para la conservación de las plantaciones.

Wilfrido Martínez, quien lleva más de 40 años estudiando el impacto del clima sobre los cultivos, destacó que las fuertes precipitaciones en cortos períodos de tiempo afectaron de forma importante al agro. Sugirió entonces cuidar más el suelo y plantar árboles que actúen como cortinas forestales para desalentar el fuerte efecto del viento y el agua sobre la tierra.

Sin embargo, no hay mayor aprendizaje que el de la experiencia y los misioneros aún sostienen en la retina las imágenes de los estragos que hizo el tornado que afectó a San Pedro en 2009.

Para sus habitantes, nunca más nada fue igual y, desde entonces, la forma de vida de los vecinos cambió por completo.

Desde entonces, varias familias decidieron construir sótanos y escondites, lugares donde se ocultan cada vez que el cielo se torna gris y los recuerdos vuelven a aparecer.

Conocer para cambiar
La investigación en estos casos es esencial para analizar de qué forma la humanidad puede ayudar a evitar el caos natural. En ese marco, los investigadores Juan Bragado y Magalí Giovanello Petito indican que, en materia de mitigación, Misiones tiene condiciones para constituirse en un sumidero de carbono a través de su superficie boscosa, tanto por su bosque nativo, como de cultivo. “Para ello se debe garantizar la gestión forestal sostenible a partir de la restauración y la ampliación de la superficie de bosques”, afirman.

También así, Paola Salio, del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (Cima), y la directora del Servicio Meteorológico Nacional, Celeste Saulo, ya se pusieron al hombro un proyecto denominado Relámpago Cactis. Mediante esta iniciativa, se cazarán tormentas para estudiarlas con equipamiento de última generación y la ayuda de científicos extranjeros.

Lo cierto es que los cambios ya han empezado a producirse y modificar conductas es primordial para hacerle frente. Habrá que tomar conciencia de que jugar bajo la lluvia ya no es lo mismo que antes y que el peligro en los temporales es cada vez mayor.

Empero, lo más importante será entender que el calentamiento global no es cosa de científicos y que los líderes políticos deben ponerse al hombro las decisiones para mutar la forma de producir y consumir.

Habrá entonces que comprender que la naturaleza ya hizo lo que pudo para salvar al planeta, y que ahora es el turno de la humanidad.


El Protocolo de Kyoto y el Acuerdo de París

Según explica la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los países se encuentran trabajando en mitigar el impacto del calentamiento global. En ese marco, en 1995 iniciaron negociaciones para fortalecer la respuesta al cambio climático y, dos años después, adoptaron el Protocolo de Kyoto, que obliga a los países desarrollados que son parte a cumplir metas de reducción de emisiones. El primer período comenzó en 2008 y finalizó en 2012. El segundo empezó en 2013 y terminará en 2020.

Asimismo, en la 21ª Conferencia en París se alcanzó un acuerdo histórico para combatir el cambio climático e intensificar las acciones para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono. El Acuerdo de París se basa en la Convención y, por primera vez, agrupa a todas las naciones bajo una causa común.