2022-03-20

Pinceladas de historia

Misiones, su nombre, su paisaje, su gente

L
a denominación de Misiones es antigua y sirve para identificar una gran región que desde principios del siglo XVII fue ocupada por aldeas fundadas por los misioneros jesuitas y habitada por indios guaraníes, que venidos de sucesivas oleadas desde el corazón del Amazonas se fueron asentando en la cuenca rioplatense desde unos 1.000 años antes de Cristo.

Los pueblos guaraní-jesuíticos, conocidos también como reducciones, se destacaron por su esplendor arquitectónico y por su desarrollo económico.

La cartografía jesuítica fue sin dudas la colección de mapas antiguos más rica de los tiempos coloniales rioplatenses y permitió que la región sea descripta con detalles desde épocas remotas. Ya desde 1632 los jesuitas se esforzaron por representar las características geográficas de Misiones con noticias sobre sus ríos, relieve, poblaciones. El mapa que más información brinda sobre el particular es el del padre Quiroga titulado ‘Mapa de las Misiones de la Compañía de Jesús en los ríos Paraná y Uruguay’, de 1749.

El nombre de Misiones no es exclusivo de nuestra provincia. Uno de los departamentos del Paraguay también se denomina de este modo y en el sur del Brasil, el estado de Río Grande do Sul, donde existieron siete pueblos jesuíticos también el nombre de Misiones es recordado en muchos topónimos.

El relieve misionero es parte del antiguo macizo de Brasilia y está cubierto de un manto de rocas volcánicas. Sus rupturas forman enormes saltos como las cataratas del Iguazú, los del Moconá u otros como el Guayrá o los rápidos del Apipé, hoy cubiertos por embalses sobre el río Paraná.

El territorio misionero está surcado longitudinalmente por una continua serranía que va desde los 800 metros en San Pedro hasta los 200 metros de la planicie ondulada de Apóstoles. Su suelo rocoso, rico en hierro, tiñe el terreno de un color rojizo que identifica al suelo provincial como de “tierra colorada”.

En cuanto al paisaje misionero, ofrece dos escenarios diferentes. Uno, el más peculiar, es el de la selva misionera. El otro, menos extendido, ubicado en el sur del territorio, limítrofe con Corrientes es el parque mesopotámico, o los “campos ñu”. La selva ofrece formaciones tupidas integradas por añosos árboles y por enredaderas y plantas parásitas. Esas densas masas vegetales llegan a superar los veinte y hasta treinta metros. En las zonas más altas predominan antiguos ejemplares de araucaria o pino Paraná, en las zonas un poco más bajas el laurel blanco o guayaibí, los enormes ibirápitá, urunday, chivatos, lapacho negro y timbó, entre los más populares. Esta vegetación tan exuberante es habitada por una fauna muy variada. 

Dada la exuberante naturaleza de su fauna y flora Misiones es un verdadero paraíso, que ha dejado maravillados a cuantos viajeros pisaran estas tierras desde tiempos remotos y hoy es un espacio de observación y estudio de muchas especies especialmente protegidas.

La región misionera comenzó a poblarse desde tiempos muy remotos. Se estima que los primeros en poblarla llegaron aproximadamente aquí unos 10.000 años antes de Cristo. Los restos arqueológicos hallados sugieren la presencia de una cultura semejante al paleolítico europeo. Aparentemente un milenio antes de Cristo se sucedieron prolongadas sequías que modificaron el ambiente y la selva subtropical se redujo, lo que dio lugar a la aparición de sabanas y estepas. Pero la selva se recuperó entre el 700 y 1000 de la era cristiana. Los restos arqueológicos de aquellos tiempos muestran la existencia de grupos neolíticos habitando esos espacios. En forma paralela estos espacios fueron conquistados militarmente por grupos venidos del Amazonas, los tupí-guaraníes, grupos con los que se encontraron los españoles a su arribo a la cuenca rioplatense. Estos grupos practicaban la agricultura y a ellos les debemos la tradición alimenticia del consumo de mandioca, batatas, zapallos, maní, porotos.

A mediados del siglo XIX cuando la selva misionera se hallaba en general despoblada, después de la dispersión generalizada de sus habitantes en los tiempos del artiguismo, otros contingentes guaraníes, provenientes del Paraguay, conocidos como mbya, que se habían resistido a la conquista espiritual de los tiempos jesuíticos, fueron reocupando la floresta misionera. Desde allí algunos grupos emigraron hacia el sur del Brasil. Estos grupos no deben confundirse con los guaraníes históricos que poblaron las Misiones, cuya dispersión y mestizaje los diluyó a lo largo de todo el Litoral rioplatense.

A fines del siglo XIX comenzó el poblamiento contemporáneo. Con posterioridad a la guerra de la Triple Alianza y recuperado el territorio provincial, se fueron sumando a los correntinos, paraguayos y brasileños, inmigrantes europeos que fueron fundando colonias y dieron a esta provincia un sello e identidad étnica que hoy la caracteriza frente al resto del país.

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