2021-05-02

ISMAEL SERRANO presenta “Seremos”

El cantautor español habló sobre su último disco, la situación de pandemia y la música actual en el mundo. ‘Seremos’ es un álbum que cuenta con la colaboración de varios artistas solistas de España

“Todo cuesta un poco más en estos tiempos”, reflexiona Ismael Serrano con cierto aire de melancolía en sus ojos. “Todo resulta más difícil y lento”, admite rememorando el proceso que vivió durante los últimos meses para poder sacar su último álbum, Seremos.

“La verdad es que este disco tendría que haber salido el año pasado, en nuestros planes estaba grabarlo antes, pero se desbarató todo. De repente no era un buen momento ni para producirlo, ni para grabarlo, ni para editarlo”, dice con sinceridad.

Pasaron siete años desde que sacó su último álbum de estudio, La llamada. En el medio se dedicó a recorrer América Latina y España con su guitarra y a grabar dos discos en vivo, recopilando sus grandes éxitos, pero la deuda pendiente de volver a compartir sus composiciones estaba latente. “Fueron las circunstancias, por un lado, y el hecho de haber estado celebrando mis 20 años de carrera lo que demoró todo. Una mezcla”.

Tus álbumes siempre tienen algún condimento que los vuelven únicos, ¿cuál es la esencia de Seremos?

Hay varias cosas en Seremos. Primero un empeño en mirar hacia adelante en un momento en el que es difícil hacer planes y concretarlos. Una llamada a levantar la mirada, a entender cómo la tragedia que nos toca vivir es algo temporal. También hay una revisión de uno mismo porque el confinamiento nos ha obligado a mirarnos en el espejo y hacernos preguntas sobre nuestro lugar en el mundo y lo que estábamos haciendo. No he sido capaz de escribir canciones que hablen explícitamente de la pandemia, de las calles vacías y los hospitales desbordados, porque me veía en mitad del vendaval y no podía tener la perspectiva necesaria. Me apetecía cantarle un poco a esa vida que había quedado congelada y que algún día retomaríamos.

¿Pudiste encontrarle respuestas a esas preguntas que te surgían?

No sé si encontré respuestas, pero encontrar preguntas no me parece menor. Me pregunté de qué manera uno está siendo responsable en las tareas que recaen sobre las mujeres y desde ahí salió la canción ‘La primera que despierta’. Creo que preguntarse si uno está haciendo suficiente no es poco, aunque la respuesta no suele ser muy agradable, porque en general es “no”. Me ocupé de tratar de entender cuál es mi lugar. El disco empieza diciendo: “No soy el cantautor que vino a ordenarte la vida”, porque a veces uno asume de manera inconsciente un papel de cierta responsabilidad moral y hay que bajarse del pedestal para asumir las propias contradicciones. Somos un mar de contradicciones y creo que entender eso es madurar. Las canciones de este disco responden un poco a muchas preguntas, y quizás las respuestas están escondidas en sus letras.

En Seremos apostaste a colaboraciones con artistas como Pablo Alborán, ya consagrados a gran escala, pero también con otros que son menos conocidos. ¿Qué te llevo a elegirlos?

Me gustan sus voces, me parece que tienen talentos que pueden ayudar a engrandecer las canciones. En el caso de Pablo es un artista reconocido cuyo talento ha trascendido las fronteras españolas, pero también es una persona de una sensibilidad muy clara. Es bonito rodearse de talentos emergentes, por así decirlo. En España se está dando un fenómeno con cantautores muy jóvenes que tienen voz propia, como Ede que está en este disco. Después convoqué a Litus y Clara, que vienen de otro ambiente como es el teatro musical. Me gusta rodearme de gente que aporta su brillo y engrandece las canciones, independientemente de cómo se los conoce. Una colaboración no puede responder solo a una estrategia de marketing, sino que debe tener criterios artísticos.

¿Qué sentís al tener el privilegio de ser uno de los pocos en poder hacerlo?

Es verdad que en estos tiempos un cantautor no las tiene todas consigo. Yo sé que este disco no va a sonar en las radios porque los cantautores no suenan, pero aún existen jóvenes artistas que demuestran que todavía hay un público que demanda este tipo de propuestas, como Rosalén y Andrés Suárez. Hay un prejuicio cierto y consolidado en torno a los cantautores, que parte de la industria, de la crítica y de la propia radio fórmula, que no terminan de crear un espacio para la reflexión y cuando algo tiene demasiado vuelo poético lo dejan de lado. Se ve al cantautor triste, como si un espacio para la tristeza no pudiese existir, aún sabiendo que las canciones más hermosas que podemos tener en el recuerdo nacen de la melancolía, de superar y transitar un duelo. Nos estamos como infantilizando, los sentimientos se encapsulan y hay poco espacio para la profundidad.

Tus canciones están llenas de ideales ¿sentís que los artistas deben tener un nivel de compromiso con la sociedad y utilizar sus voces para enviar mensajes?

No sé si uno debe, pero yo no sé hacerlo de otra forma. Existen cosas de una urgencia y relevancia con las que es difícil mantenerse al margen, incluso hay que tener una gran habilidad para no hablar de eso. Igual no todo el mundo tiene por qué involucrarse, hay mucha gente a la que no le interesa el debate político, o que no se verá capaz de tenerlo. Lo que sí me parece mal es que se señale a quién habla como algo reprobable. Yo, como cualquier ciudadano, tengo derecho a dar mi opinión y hacer lo que me dé la gana, a ejercer mi militancia política si me apetece o a expresarme en la dirección que quiera. Es una pena cuando la gente me dice: “¿No creés que eso pueda restarte público?” Pero qué voy a hacer si siempre he sido así. Mi primera canción que trascendió fue Papá cuéntame otra vez, entonces que alguien se sorprenda al saber cuál es mi lugar en la política me parece extraño, no ha entendido quién soy.

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