2020-12-20

Navidad Guaraní

El termómetro digital de la plaza de Posadas marca 34º,5 a las 20,40 del 25 de diciembre. El conductor observa que el aire acondicionado de su auto, puesto al máximo, ha comenzado a empañar los vidrios laterales pero no se resigna a bajar la intensidad del frío. La Nochebuena ha sido sofocante y el día de Navidad más terrible aún.

Ellos en tanto han pasado la noche bajo las plantas de una avenida próxima, lejano remedo de lo que fue la selva en que nacieron. De allí han salido para venir a mendigar a la ciudad y saben que de volver sólo hallarán el hambre que los obligó a irse. En la ciudad, al menos, han conseguido algunas sobras y beben agua de las canillas públicas mientras los niños recogen de vez en cuando una moneda cuando los automóviles se detienen en la esquina. Ninguno de ellos sabe que en los versos de los poetas regionales ellos son la “heroica raza guaraní”. Tampoco saben que muy cerca del termómetro de la plaza se ha inaugurado un mural que evoca a un héroe indio de otros siglos.

El conductor vuelve hacia su casa. Anoche comió demasiado y bebió mucho más. Ha dormido una larga siesta y se siente feliz. Fue una buena Navidad en familia y cada uno de los presentes tuvo su regalo. Lástima el calor.

El hombre gira para tomar la avenida y se detiene ante el semáforo. Mientras espera intuye una pequeña sombra que le habla tras los vidrios, pero la cabina es tan hermética que no puede oír. Seguramente esa sombra le pide una limosna, y como es Navidad el conductor acuerda consigo mismo que corresponde darla. Pero en el momento en que lo decide piensa en cómo se destemplará ese interior refrigerado en cuanto baje el vidrio y continúa aguardando impasible.

Tal vez mañana -se dice para aliviar su conciencia- si paso por aquí, y no hace tanto calor. El semáforo le da luz verde, y sigue.

Rodolfo Nicolás Capaccio
El autor es Licenciado en Comunicación Social y docente de la Unam, publicó varios libros.

Rodolfo Nicolás Capaccio

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