2019-08-11
Las formas de amar
Por Griselda Acuñasociedad@elterritorio.com.ar
En tiempos donde todo es efímero, eso llamado amor cobra relevancia. Lejos de ser un sentimiento obsoleto, se convierte en una herramienta de lucha. Alcanza con escuchar la historia de vida de Cristian Ferreyra (30), que se impuso a su discapacidad. Cuando tenía 18 meses de vida, contrajo meningitis por lo cual debieron amputarle sus cuatro extremidades. Los médicos no tuvieron más alternativa para salvarle la vida.
Hoy, Cristian además de ser un destacado DJ, en el municipio de Candelaria, se convirtió en padre. Junto a su esposa, Daiana Antúnez, construyen día a día su presente. “Siempre soñé con avanzar en la vida, que esta dificultad física no sea un impedimento para cumplir mis sueños”, dijo en diálogo con El Territorio. Y, justamente, uno de sus sueños se hizo realidad.
“La rigidez que van adquiriendo los comportamientos, las costumbres que intercambian un ser humano y otro hacen que el sentimiento, eso que se llama amor, se vaya consolidando a través del tiempo”, explica el reconocido sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff.
Bajo ese concepto se inscribe la relación de Juan Roberto Furrer (68) y Carmen Villalba (61), que llevan más de 40 años juntos. Tienen cuatro hijos: Néstor, Gabriel, Nuria y Yuri. Tantos años de mantenerse firmes, uno al lado del otro, tuvieron su reconocimiento: por idea de los hijos, festejaron su aniversario número 40 en Suiza.
Juan y Carmen supieron sobreponerse a la rutina y a los vaivenes económicos ¿Cuál es el secreto? Trabajo en equipo, dicen.
A su vez, el matrimonio de Galo Barreto -varón trans- y Laura Bronzino fue el corolario de un proceso personal de aceptación de cada uno por separado y al mismo tiempo se apuntalaron para que la superación sea posible.
En tanto, Rocío Cáceres y Silvio Leguía volvieron a creer en el amor y formaron una numerosa familia, con los hijos de ella y de él e Isabella, de ambos.
Los desafíos
Los especialistas consultados remarcan que el hecho de convivir con una pareja forma parte de un mandato social y cultural. De manera que existen quienes rechazan ese mandato y resignifican el vínculo.
Ahí es donde aparecen las tendencias, dormir en camas separadas, por ejemplo. Las familias ensambladas también ganan popularidad. Las familias tradicionales cedieron el espacio a nuevos tipos de estructuras familiares, como ser esas uniones en las que uno o ambos miembros de la pareja tienen hijos de uniones anteriores.
“Hoy por hoy en todos los ámbitos hay una negociación. Y a las parejas que vuelven a formar familia se les va a hacer más difícil consensuar algo con hijos de su pareja, porque no tiene el poder de los padres biológicos”, había reflexionado la psicopedagoga Olga Leguizamón.
Aquí, entonces, el desafío está en la negociación, la empatía, la paciencia. Las próximas líneas no persiguen ni buscan instalar la idea del amor para toda la vida como única alternativa válida. Pretenden apenas mostrar las formas de amar. La convivencia, la rutina, la distancia y los prejuicios pueden representar barreras; sin embargo, derribarlas, es posible.
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