Cuando Facebook hace el papel de Cupido

domingo 11 de agosto de 2019 | 6:00hs.
Mariano y Judit se casaron en 2012 y tuvieron a Yerik.
Mariano y Judit se casaron en 2012 y tuvieron a Yerik.
Yerik cumplió un año el lunes 5 de agosto y es el reflejo del amor que se tienen sus padres, Judit Mojsiejczuk (29) y Mariano Kowalczuk (33). Y aquí fue internet el que cumplió un rol preponderante para que estos dos jóvenes se conocieran hace nueve años atrás.
Si bien en el 2009 era Facebook el que estaba en auge -no existían Instagram ni WhatsApp-, las redes sociales comenzaban a ganar terreno en la vida diaria de las personas y fueron las generadoras de cientos de historias de amor que comenzaron con un click. Judit es de Oberá y Mariano, si bien es chaqueño, estudiaba y vivía en Buenos Aires; la popular red los unió al principio como amigos y luego propició el romance. En 2010 comenzaron los chats. “Empezamos a hablar y estuvimos como nueve o diez meses a puro chat, mensaje de texto, llamadas de Skype sin conocernos en persona”, comparte Judit.
Se conocieron cara a cara en 2011 cuando Judit viajó a Buenos Aires para cuidar a su abuela. Se cayeron bien y se gustaron de entrada, por eso después de unas semanas, Mariano se la jugó y le pidió formalmente que sea su novia. Ella le dijo que sí y estuvieron de novios un año a la distancia viéndose una vez por mes. Cuando Judit se fue a vivir a Buenos Aires, estuvieron seis meses más de novios hasta que se casan.
Este 7 de octubre cumplirán siete años de casados y antes de concebir a Yerik, la pareja disfrutó de diversos viajes que los fortalecieron. Pero además de eso, comparten su amor por Dios, la música ya que tienen una banda juntos, y administran una cuenta en Instagram donde comparten sus experiencias y les dan tips a la gente para viajar.
Sobre cómo vivieron la etapa de noviazgo a distancia, Mariano sostiene: “Nuestra experiencia fue buena, un bajón nomás porque nos veíamos poco. Si hubiera habido como hay ahora vuelos baratos, sería más accesible; no había nada entonces había que comerse 15 o 16 horas de viaje de ida y otras 15 o 16 de vuelta. Cuando volvía, bajaba del colectivo y me iba a clases porque cursaba a unas cuadras de Retiro”.
Ahora el desafío es como padres con los ojos puestos en el niño. “El desafío es lograr que pueda crecer en una familia que lo ame, que se pueda sentir bien, que pueda conocer lo que es una familia y poder darle lo que necesite pero no de más, que él pueda valorar todas las cosas que consiga”, cerró Mariano.