2018-11-01

Ituzaingó presenta la muestra “Tras las huellas del santo”

Días atrás, el Museo Antropológico de Ituzaingó, Corrientes,  inauguró la muestra “Tras las Huellas del Santo”. Se trata de una exposición de imágenes religiosas creadas en los siglos XVIII, XIX y XX, que salen a la luz en el marco del proyecto  de rescate y puesta en valor de la memoria jesuítico guaraní. La exposición se puede visitar de lunes a viernes de 9 a 12 y 16 a 20.
En ese marco, el doctor Iván Bondar, director de museos de la comuna correntina, en diálogo con El Territorio relató que “esto se inicia como parte del rescate y recuperación de la memoria jesuítica guaraní en el campo de la imaginería religiosa. Fue un desafío localizar las imágenes de este período en Ituziangó; trabajamos fundamentalmente con la colección de imágenes de la parroquia San Juan Bautista, de donde podemos ver la Inmaculada Concepción de madera y de piedra, la imagen de la Virgen dolorosa, el San Antonio y el Niño de Praga. Todas imágenes de madera y restauradas”.
En la exhibición también se incluyen imágenes de algunas vírgenes y pesebres de la época, como candeleros utilizados en la primera capilla.
Asimismo, Bondar destacó que existen muchas imágenes más en domicilios particulares, como el San Miguel Arcángel y San José. Sobre las imágenes expuestas, se brindaron algunos detalles:
San Antonio: su procedencia data del siglo XVIII, es de madera original tallada  y su policromía no es original. Mide 100 cm y retarta a un santo franciscano con habito de la orden.
Virgen Dolorosa: de postrimerías del siglo XVIII, de madera tallada, policromía no originaria, ojos de cascarón pintados por fuera. Medida 123 cm. Imagen de vestir con cuerpo semimodelado y armazón de listones, si bien aparece vestida con túnica y manto de terciopelo negro como dolorosa puede tratarse de otra advocación mariana pues la serena expresión del rostro no condice con la de dolor que le es propio.
San José con Niño: imagen de madera policromada, procedencia siglo XVIII, altura de 29.5 cm. Posee los brazos desmontables, presuntamente el niño llevaría en su versión original un mundo entre las manos. Se narra que fue hallada por el  estanciero Santiago Miño en el tronco de un espinillo aproximadamente en 1870. En honor al hallazgo impone el nombre de San José  a esa estancia. Fue traída a Ituzaingó en 1978 por Francisco Benítez, padre del custodio actual Néstor Benítez. 
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