miércoles 10 de abril de 2019 | 8:15hs.
Por Cristian Valdez fojacero@elterritorio.com.ar
Renzo Manuel Barbudez, de 35 años, fue capturado en la noche del martes
11 de diciembre del año pasado en pleno intento de robo a una vivienda
de la calle pasaje 25 casi Vicente Casares de Posadas. Sobre él estaba
vigente un pedido de detención en función de que debía responder por
otros delitos de idéntico tenor que había cometido meses antes, en otros
barrios de la capital provincial.
En este último caso el dueño de la propiedad fue más inteligente y eso
permitió efectivizar su captura. Barbudez esperó a que se vaya para
entrar, pero el propietario nunca se fue. Por eso, ni bien cruzó la
línea del delito fue encerrado adentro del inmueble y siguió en esa
condición hasta que llegó la Policía.
Fue apresado y su entrega no fue sencilla ya que los uniformados
debieron convencerlo para que salga de la propiedad y cuando lo hizo
intentó apuñalarlos con un cuchillo de cocina.
Desde entonces está privado de su libertad poniendo en relieve
-nuevamente- cómo fue su vida de hampón. Y como siempre estuvo ligado al
mundillo delictivo su detención sirvió para avanzar en otras causas que
esperaban resolución, siendo una de ellas un intento de robo a un
automóvil perpetrado en mayo del año pasado, siete meses antes de su
captura.
De acuerdo al expediente, fue el 6 de mayo a las 17.30 cuando Barbudez
intentó abrir la puerta de un Fiat Palio estacionado sobre la avenida
Roque Sáenz Peña, propiedad de Marcos Gabriel Núñez.
Su mala suerte fue tal que dos inspectores de tránsito lo vieron,
avisaron a la Policía y si bien se largó a correr, fue detenido en las
inmediaciones por una patrulla policial. Como cada vez, su arresto no
fue fácil, por lo que en la dependencia policial (Comisaría Cuarta) se
lanzó de cabeza contra una puerta de vidrio como muestra de una actitud
agresiva y poco colaborativa.
Por esta causa llegó recientemente a la instancia de debate acusado del
delito de hurto en grado de tentativa y daños en concurso real. Pero
lejos de someterse a un triunvirato de jueces, decidió adoptar la vía
abreviada por lo que recibió una condena de tres meses de prisión de
cumplimiento efectivo.
Fue a instancias de la intervención de la defensora Correccional y de
Menores, Liliam Inés Belloni, y la Fiscal del mismo fuero, María Laura
Álvarez. Barbudez reconoció haber cometido el ilícito mientras espera
resolver las otras causas por la misma vía.
Una década delictiva
Retrocediendo un poco en el tiempo, este delincuente tuvo gran cantidad
de ingresos a las comisarías capitalinas. Incluso en un momento llegó a
poner en jaque a la Policía de Misiones hasta ser finalmente condenado,
pero la detención de mediados de diciembre no fue la única digna de una
película.
Hace casi diez años, más precisamente el martes 20 de octubre de 2009,
Barbudez se fugó del Penal de Loreto al que había llegado con 25 años y
una condena (en 2005) a tres años y medio de cárcel por haber cometido
siete golpes criminales en tan sólo un año.
En el juicio en su contra, el joven fue hallado culpable de los delitos
de robo, tentativa de robo, hurto simple y robo calificado en grado de
tentativa. Por ser ya en aquella época reincidente la pena fue de
cumplimiento efectivo. Y además se lo vinculaba en la investigación de
un homicidio.
Tras el escape de la penitenciaría de Loreto, el inquieto malviviente
fue recapturado el 23 de octubre de 2009. Se supo que saltó el muro del
penal en compañía de un cómplice.
El operativo de búsqueda se cumplió en las localidades de San Ignacio,
Loreto, Santa Ana, Candelaria, Garupá y Posadas, como así también a lo
largo de la costa del río Paraná, dado que se especulaba que podría
cruzar a Paraguay con la ayuda de alguna embarcación.
Se sabría luego que Barbudez estaba agotado. Que la selva y la falta de
alimentación e hidratación esta vez no fueron sus aliados y su caída fue
prácticamente una entrega.
El mismo sujeto, en abril de 2010 y a menos de un año de su desventura
por la selva, protagonizó otra situación de enfrentamiento con la
Policía: “Le disparó cuatro tiros a un policía y sería condenado a
cuatro años”, tituló El Territorio en aquella oportunidad, en otra de
las tantas crónicas en que su nombre y apellido figuró en los medios de
prensa.
Desde entonces, a más de una década de su irrupción en el mundo criminal
y con decenas de caídas en distintas comisarías posadeñas, Barbudez
continuó haciendo de las suyas en propiedades ajenas. Todo hasta que un
nuevo fallo judicial lo volvió a poner tras las rejas durante un pequeño
lapso de tiempo.
Perpetua por el asesinato del hijo
Renzo Barbudez es nada menos que el hijo de Nilda Valiente, la mujer que
el 2
de enero de 2005 asesinó a puñaladas a su propio hijo Gabriel, de un año
y siete meses. El aberrante hecho
se produjo luego de que la infanticida asfixió al pequeño y luego le
asestó 38 puntazos con un destornillador.
Por este macabro hecho fue condenada en 2007 a cadena perpetua por
homicidio calificado por el vínculo y ensañamiento. En el marco
de esa causa, se supo que el cuerpo del pequeño fue hallado cerca de la
Placita
del Puente, un día después.
“Roba desde hace cuatro años. Se dedica a los ritos satánicos. Cuando
éramos novios, le llamaban La Bruja. Se pinchaba el dedo con espinas y
pasaba ese dedo con sangre por una vela encendida y escribía el nombre
de personas.
Siempre fue agresiva; me rompió el brazo con un palo cuando vivíamos a
una cuadra de Mitre y López Torres”, dijo el papá del niño asesinado,
Víctor Alfredo González, al momento de su indagatoria, porque también
había sido detenido pero con el tiempo liberado ya que no tuvo nada que
ver con el atroz crimen.