Se fugó el narco que fue detenido en Campo Viera con 4 kilos de cocaína

domingo 04 de octubre de 2020 | 19:15hs.
El hombre había sido detenido en septiembre del año pasado tras un operativo en Campo Viera.
El hombre había sido detenido en septiembre del año pasado tras un operativo en Campo Viera.
Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

El escándalo por la desaparición de un kilogramo de cocaína de máxima pureza que se hallaba en el depósito de secuestros de la Unidad Regional II no se agota en la responsabilidad de los policías imputados y sigue generando suspicacias en torno a posibles implicancias.

Según confirmó El Territorio con fuentes del caso, el sujeto que el año pasado fue detenido con 4,213 kilos de droga -lote al que pertenecía la cocaína desaparecida- gozaba de prisión de domiciliaria en Campo Viera, circunstancia que aprovechó para fugarse junto a su concubina.

El escape de Luis L. (51) se habría registrado entre mediados de febrero y principios de marzo pasado, aunque las autoridades de la Policía de Misiones mantuvieron el dato bajo estricta reserva, al punto que la Justicia Federal fue notificada después de varias semanas.

Voceros de la investigación precisaron que el sujeto fue detenido el 28 de septiembre del año pasado en Campo Viera, tras lo cual permaneció dos días internado en el hospital Samic de Oberá debido a inconvenientes de salud derivados de la diabetes.

En ese contexto, obtuvo el beneficio de la prisión domiciliaria y fijó residencia en la misma localidad adonde fue capturado por la Policía.

Se instaló con su pareja, una mujer varios años menor, al tiempo que una vez al mes personal policial concurría al domicilio para constatar la presencia del imputado.

En realidad, no contaba con tobillera electrónica y hacía una vida absolutamente normal.

Incluso, las autoridades constaron su desaparición luego de que fuera apuntado por una persona que lo denunció por la emisión de cheques falsos. Es decir, seguía delinquiendo.

Fue así que los policías se presentaron en su domicilio para notificarlo de la nueva causa y constataron que ya no estaba. Se escapó sin dejar rastros.

La detención

Tal como se informó oportunamente, al momento de ser detenido en septiembre del año pasado, Luis L. tenía en su poder un total de 4,213 kilos de cocaína de “máxima pureza”, como destacaron entonces las propias autoridades policiales.

La droga estaba dividida en cuatro paquetes ocultos en el doble fondo de un automóvil.

En aquel momento la mercancía fue valuada en 5,5 millones de pesos. También se informó que el sujeto poseía un amplio prontuario por estafas y otros delitos.

Su accionar llamó la atención porque llegó a Campo Viera, se instaló en un hotel y se movilizaba con dos autos, un Fiat Strada y un Peugeot 408, lo que no pasó desapercibido en un pueblo chico.

Personal de la comisaría local alertó a sus pares de la División Toxicomanía de Oberá y se diagramó un operativo que concluyó con la detención del hombre.

Al momento de la captura llevaba una mochila en cuyo interior encontraron un envoltorio con una sustancia blanca que al ser expuesta al test orientativo dio positivo para clorhidrato de cocaína.

Continuando con el procedimiento se realizó la requisa de ambos vehículos y en el interior del Fiat, dentro de un compartimento oculto debajo de los asientos traseros, hallaron los cuatro ladrillos de cocaína y la suma de 6.000 pesos. En tanto, del interior del Peugeot 408 secuestraron 100.000 pesos y tres teléfonos celulares.

En tanto, la droga fue puesta en resguardo del depósito de Toxicomanía y el pasado 11 de agosto se constató que faltaba un kilo.

Nexos con Rosario

La causa contra Luis L. por narcotráfico recayó en el Juzgado Federal de Oberá y el imputado se acogió a la figura del arrepentido, por lo que habría aportado datos sobre una organización de proporciones.

Por ello, una fuente del caso especuló sobre los motivos de su desaparición: si se trató de una fuga, es decir que se escapó por sus medios, o lo hicieron desaparecer por la información que manejaba.

Sobre el origen y el destino de la droga hallada en poder del sujeto, un vocero comentó que el cargamento habría partido desde la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, con destino al Brasil vía Misiones por el río Uruguay.

“Trajo 20 kilos desde Rosario y el negocio se hizo en la costa, pero los brasileños tenían plata para 16 kilos, por eso le sobró los cuatro con los que fue detenido en Campo Viera”, precisó.

Según la misma fuente, el ahora prófugo habría adquirido la droga en 5.000 dólares el kilo y duplicó su inversión en la venta.

El sujeto sería oriundo de la localidad de 25 de Mayo y desde hace varios años residía en Rosario, donde habría tendido lazos con una poderosa organización narco de aquella ciudad.

En ese contexto se desenvuelve la desaparición de Luis L., por lo que los investigadores y la Justicia Federal no descartan ninguna hipótesis, sobre todo teniendo en cuenta su aporte como arrepentido y la posibilidad de represalias por parte de un grupo mafioso de envergadura, tal como quedó plasmado en el hecho de mover 20 kilos de cocaína de máxima pureza.

Serias contradicciones

Entre las secuelas del escándalo por la desaparición de un kilo de cocaína, hace diez días fueron relevados los comisarios inspectores Rafael Kubiszen y Hugo González, quienes ostentaban los cargos de jefe y segundo jefe de Unidad Regional II.

Si bien los relevados no tienen responsabilidad directa en el hecho, tal como indica la investigación penal que lleva adelante el Juzgado Federal de Oberá, para las autoridades de la fuerza la gravedad del caso ameritó un cambio en la cúpula local.

Con relación a la causa a cargo del juez federal Alejandro Gallandat Luzuriaga, hasta el momento hay ocho policías imputados, tres de ellos en situación de disponibilidad, es decir que fueron apartados de sus funciones por la Jefatura.

El faltante de cocaína -uno de los cuatro paquetes secuestrados el año pasado en Campo Viera- fue alertado el pasado 11 de agosto.

Un dato clave indica que la puerta de acceso al depósito no fue forzada, por lo que quien o quienes tomaron la cocaína disponían de las llaves. Estas eran responsabilidad del subcomisario Carlos Ariel L. y del oficial auxiliar Hugo Ariel B. -ex jefe y segundo a cargo de Toxicomanía, respectivamente.

Los citados fueron quienes alertaron del hecho a la superioridad, según consta en el expediente.

En tanto, Hugo Ariel B. declaró que el 11 de agosto pasó por la base para retirar las llaves, aunque los tres subalternos que estaban en el lugar declararon que no recordaban que su superior haya buscado las llaves, lo que suma interrogantes a su accionar.

Compra y venta de dólares

En lo que también coincidieron varios subalternos, fue en el hecho de que Hugo Ariel B. se dedicaba a la compra y venta de dólares.

Es más, declararon que en agosto el propio jefe de Toxicomanía le compró 400 dólares a su segundo y habría anticipado que pretendía adquirir más.

También avanzaron en la presunta relación con Gabi M., un conocido dealer obereño que viene siendo investigado desde principios del 2018 por su presunta vinculación con la venta de cocaína.

En tal sentido, en el expediente quedó plasmado la actuación de personal de Toxicomanía a partir de un oficio de la Fiscalía Federal, aunque finalmente el jefe informó “sin novedad”.

El mismo Gabi M. fue objeto de varias investigaciones que parecían bien encaminadas, pero nunca prosperaron, lo que generó malestar en los subalternos. El último operativo se realizó en junio pasado.

La causa por la desaparición de la cocaína también incluye la declaración de un consumidor, identificado como Leonardo D. S., detenido el 10 de agosto pasado, justo un día antes de constatar el faltante.

Precisamente, según el expediente, el 11 de agosto el jefe de Toxicomanía se presentó en el lugar de detención del sujeto, lo sacó del calabozo, lo subió a un auto sin identificar y le dijo que si colaboraba con él, al otro día recuperaría la libertad.

Luego de ese episodio, a todas luces irregular, Leonardo D. S. declaró que le compró cocaína a un proveedor que es familiar de un subalterno de Carlos Ariel L., quien tres días más tarde fue puesto en situación de disponibilidad por la Jefatura de Policía.

De todas formas, mientras continuó en funciones el oficial aportó datos a la pesquisa de Gendarmería Nacional Argentina (GNA), lo que ya fue objetado por la defensa de otros imputados.