Mañana a las 19 en el Juan Yaparí
El arte de volcar el espíritu en un lienzo
Relegado muchas veces en el mundo de la satisfacción instantánea y capitalista, el arte es un motor de cambio social no sólo por lo que expresa sino por el efecto que produce simplemente al experimentarlo. La neurociencia descubrió hace unos años que el hecho de hacer u observar arte, despierta en el cerebro humano reacciones inéditas que ayudan a mejorar nuestro bienestar emocional y mental.
Y más allá de la ciencia, Mónica Sánchez así lo entendió desde un principio, porque su conectar con el lienzo es para ella una meditación en movimiento.
Ayer se ultimaba el montaje de la muestra en el Museo Povincial Juan Yaparí. Fotos: Guadalupe de Sousa
“Siempre pinto en un estado de conciencia superior, me encomiendo a la divinidad y me conecto. La pintura realmente es un momento tan sagrado, tan especial para mí. Es como estar meditando en movimiento, es realmente una meditación. Estas ahí, en el presente y no existe más nada”, graficó la artista plástica que este fin de semana inaugura una nueva muestra en el Museo Juan Yaparí.
Desde retratos, paisajes y surrealismo, Mónica se expresa en la pintura. Fotos: Guadalupe de Sousa
Con unas 24 obras que estarán exhibidas -y disponibles para la venta a precio promocional atendiendo estos tiempos de vacas flacas- la selección es ecléctica y la define también como artista.
“Esta vez hay de todo un poco. Me invitaron de sorpresa y acepté trayendo todo lo que tenía”, arrancó diciendo. “Está mezclado todo lo que hago, todo lo que me gusta, no hay un motivo específico, y por eso la muestra se llama Arte con alma porque de alguna manera es como que todo me salió del alma... es lo que me surge en esos momentos sublimes de pintura”, reflejó.
Siempre atenta a nuevas técnicas y buscando no encasillarse, Mónica manifestó que disfruta que no haya una sola temática reinante. “Me gusta esto porque uno no tiene relación con el otro, entonces me parece como más divertido incluso y menos monótono”, sumó.
En esa línea, detalló que el hilo conductor es en parte su propia experiencia como pintora, desnudada en cada una de las nuevas obras que se expone.
El surrealismo su gran pasión. Fotos: Guadalupe de Sousa
“En esta muestra se nota mi búsqueda, mi experimentar. Ahora además de los paisajes comencé a pintar más animales, entonces un día hago un gatito, mañana un perro, experimento con espátula de goma...”, describió Sánchez.
De esa manera, es que también explicó que no deja de formarse y perfeccionarse con distintos profesores de afuera. Busca adquirir nuevas técnicas, herramientas y siempre enfocarse en pintar.
Por ese motivo cree que la muestra es el fiel reflejo de su persona artista.
“Le traslado también a la gente el camino de un artista que es así, uno va buscando el camino, lo que vibre con uno, porque en realidad el arte es la manifestación de lo que vos tenés adentro, de volcar algo en el lienzo sin pensar en si al otro le va a gustar”, entendió.
Y en su constante exploración siempre vuelve a su primer amor, el surrealismo. Con el foco puesto en ese estilo, en poder expresar distintos pensamientos, estados de conciencia sobre la tela, es que está preparando una serie de obras para montar una muestra especial de fin de año.
“Siempre estuve en el tema del yoga, del reiki y ahora más entonces me identifico también con ese arte abstracto. Esta es una búsqueda mía, en el fondo yo sé que vibro con el surrealismo entonces ya va a salir esa etapa, finalmente se va a concretar”, anunció Mónica.
Mientras tanto sus paisajes, tan vívidos que cuesta diferenciar el trazo de pintura y se confunden fácilmente con fotografías impresas, rodean las paredes del Yaparí. Asimismo se suman perros, gatos, yaguaretés, el arcángel Uriel, trazos abstractos que hacen referencia a los viajes de sus hijos y toda la impronta de una artista que no deja de pulsar y expulsar arte con sus manos.
Multidisciplinaria, Mónica no dejó de atender los cursos y talleres que usualmente da en el centro de Posadas ni tampoco sus otras ocupaciones, pero sí tiene puesta la energía y la mirada consciente en seguir haciendo crecer su portfolio de cuadros.
“Sigo pintando, no paro, cada vez más. Me organicé mi carga laboral, mi negocio y mi empresa dejando un espacio importante para dedicarme totalmente a la pintura”, contó.
Así, probando diferentes técnicas, armando un hilo conductor que una a las piezas surrealistas que están evolucionando de garabatos a obras, Mónica disfruta en lo que denomina su laboratorio de arte, ese espacio donde no sólo crea arte sino también nuevas conexiones neuronales de plenitud.