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Buscando las memorias del lavadero

domingo 07 de abril de 2024 | 6:00hs.
Buscando las memorias del lavadero
Buscando las memorias del lavadero

El agua corriente no llegaba a todos los barrios. El agua corriente no llegaba a todas las casas. Una canilla comunitaria suplía esa falta. Aún hoy día es posible encontrar algunas de ellas, perdidas en la gran ciudad en la que se ha transformado Posadas.

Antes que llegaran el asfalto, la luz eléctrica, las cloacas y otros servicios, en la populosa Villa Urquiza se erguía imponente, visible, destacado, el tanque del lavadero público. “Sí, me acuerdo, había que pelear para conseguir lugar”, recuerda una memoriosa vecina. “Todos iban para usarlo y antes de eso, cuando era más chica, recuerdo que íbamos al río a lavar”. Es que el Paraná quedaba ahí nomás, después de cruzar la vía del tren.

Hablamos de la avenida Marconi. Unas cuadras más allá, el hospital Madariaga. Separando el barrio del centro, el arroyo San Juan, que hoy corre entubado hacia su desembocadura. La avenida Trincheras donde se tomaba el colectivo de la Línea 1 que llegaba hasta la Estación y al Regimiento. La vía férrea que llegaba a la estación del Urquiza. Y mucha, mucha piedra. “Era puro pedregal”, refieren los antiguos moradores.

Donde estaba la canilla pública a la cual se acudía para llenar el balde con el líquido que servía para cocinar, asear, lavar, hoy cruza el asfalto que trajo más cercanía y permite la rápida comunicación. Ese servicial y útil grifo ya sólo existe en el recuerdo, como el lavadero al cual los vecinos concurrían para lavar sus ropas o la de otros vecinos que requerían los servicios de tantas lavanderas que se ganaban su jornal en los tiempos antes de los lavarropas.

El paisaje de la Marconi fue cambiando. Hoy es una avenida de doble mano por la cual se llega al viaducto que lleva hacia el puente internacional. El lavadero no está mas, pero sí una casa que se mantiene erguida y muda ante el paso del tiempo, en ambas imágenes, hoy con frondosos árboles en su vereda. Los vecinos se sorprenden como si apareciera ante sus ojos algo que estuvo perdido y vuelve a ser encontrado mientras de sus labios brota, espontánea, una exclamación de asombro.

Todo cambia

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