La Placita a cielo abierto

‘Mandió’, maní, queso paraguay, harina de maíz, naranjas, jabón de coco… tesoros que esas mujeres pasaban cada día y fueron la base de la alimentación del posadeño. Era posible adquirirlos ahí, en esa placita. Las villenas de Encarnación buscando el sustento para sus familias traían sus productos para la venta. “Yo siempre acompañaba a mi abuelo que iba a hacer compras”, rememora una antigua vecina. Se trata de un lugar caro a los recuerdos y vivencias de generaciones de posadeños.

La foto de referencia muestra los monoblocks que datan de los 60, más al fondo la bajada nueva al puerto y el techo de éste. Hoy en ese sector se emplaza el monumento al papa Juan Pablo II.

Se ve también la intersección de la calle Santa Fe y la esquina donde ahora funciona el colegio Quiroga.

Hoy las casas circundantes han sido reemplazadas. Entre el actual edificio del mercado modelo y la cancha de básquet están emplazados unos containers. Provisoriamente mientras dure la refacción de La Placita algunos locales funcionan ahí.

Uno ve el tumulto a cielo abierto de gente comprando, regateando precios, pero resuena en el aire aún ese “¿qué le vendo patrona?”, “¿qué anda buscando?”. Y si uno busca encontrarse con los sabores de siempre, ahí nomás por la zona, además de la infaltable y omnipresente chipa, se puede encontrar borí de gallina, sopa paraguaya, asadito.