Docentes hacen guardia para preservar el patrimonio escolar

En las EFA de San Pedro y Pozo Azul se dan dos realidades diferentes en cuanto a cómo se organizan para dar continuidad a las distintas tareas que demandan las unidades productivas en funcionamiento, mantenimiento del predio y cuidado del patrimonio durante los meses de vacaciones. En Pozo Azul, la EFA San Roque González tiene guardias de docentes. En San Pedro, en tanto, juntan recursos y le pagan a una familia, además de prestar un servicio a personas que llevan adelante un proyecto solidario.

Estas instituciones, dependiendo del lugar en que se ubiquen y la superficie de tierra que disponen, pueden parecerse a una pequeña chacra dentro del casco urbano, donde al igual que los colonos, no se toman vacaciones.

En San Pedro la comisión escolar y el rector, Darío Grün, acordaron reunir fondos para pagar personal para realizar las labores en verano.

“Tenemos a un ex alumno que vive prácticamente acá, se queda día y noche tratando de mantener y velar por el patrimonio de la escuela. Se encarga de las actividades que continúan funcionando en vacaciones, tenemos una producción de ponedoras, ganado vacuno y vivero. Es un trabajo que lo planificamos desde septiembre para prever que todo esté bien durante estos 60 días”, contó.

Y resaltó: “Estamos en contacto por cualquier cosa que pueda surgir. Antiguamente los docentes hacíamos todo el período de vacaciones, pero creo que merecen tener sus vacaciones anuales y así comenzar el año con mucho entusiasmo”.

En el caso de la huerta, aprovechan el receso para realizar un trabajo de recuperación de suelo.

“Se plantan ciertas clases de cubiertas como para que se pueda recuperar el suelo y reiniciar en marzo el cultivo de las hortalizas”, señaló.

Además, la escuela desde hace varios años realiza una importante labor solidaria durante las vacaciones, que resulta fundamental para que un grupo de más de 80 personas provenientes de Buenos Aires puedan desarrollar un proyecto solidario y jornadas de capacitaciones para más de 100 integrantes de comunidades aborígenes, que llegan de San Pedro y de municipios cercanos.

En este caso, la EFA presta su espacio edilicio y este grupo hace uso de las instalaciones, siendo los únicos en la localidad en contar con camas suficientes para alojar hasta 200 personas. De no ser por esta apertura y compromiso con la comunidad, resultaría muy difícil que el citado proyecto solidario de Palabras del Alma pueda llevarse a cabo con la posibilidad de que puedan disfrutar además del paisaje y estar en contacto con los animales y monte.

En contrapartida se les cobra un valor mínimo para afrontar gastos cómo la energía eléctrica.

El perfil y prestigio que mantiene la EFA en sus más de tres décadas de trayectoria hace que sea la escuela con sistema de alternancia con mayor demanda, tanto que en pocos días debieron cerrar las inscripciones para primer año y además del nivel medio, que lo orientan a alumnos exclusivamente de la zona rural, cuentan con la tecnicatura en Bromatología.

En Pozo Azul, la EFA San Roque González cuenta con una superficie de tierra de una hectárea y media donde están distribuidos los sectores productivos que durante las vacaciones se mantienen activos: huerta, vivero de plantas nativas y ornamentales, porcinos y conejos, que requieren cuidados varias veces al día.

“Los docentes se dividieron los días de las vacaciones, cada uno tiene a cargo una cierta cantidad de días. Así como el cuidado de los sectores productivos se encargan del cuidado del predio y atienden la parte administrativa que está abierta para responder a las inquietudes de los padres”, explicó Paola Miranda, la rectora. 

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