La ciudad de Posadas cuenta con su propio rincón al pintoresco estilo de Caminito

Décadas atrás era una zona de pescadores, oleros y lavanderas. El río con su naturaleza era el lugar de encuentro y la angosta calle servía de atajo para llegar al club Guaraní
lunes 18 de septiembre de 2023 | 4:00hs.
La ciudad de Posadas cuenta con su propio rincón al pintoresco estilo de Caminito
La ciudad de Posadas cuenta con su propio rincón al pintoresco estilo de Caminito

Posadas tiene varios rincones pintorescos y uno de ellos es el Pasaje de la Ribera. Se ubica frente a la calle Guayrá, entre las calles Ángel Acuña y Roque Gónzalez, de un lado del Anfiteatro Manuel Antonio Ramírez en el barrio Aguacates. Según cuentan los lugareños, es uno de los pocos pasajes que se conservan ya que antes los barrios aledaños en su mayoría se conectaban a través de ellos.

Precisamente, en la actualidad unas 20 familias viven en ese pasaje aunque hace varias décadas habitaban al menos el triple. Los barrios aledaños también eran mucho más poblados y la mayoría de los vecinos se dedicaba a la pesca, las mujeres a la lavandería y el lugar de encuentro era el río.

En diálogo con El Territorio, Rodrigo Andino contó que nació en el año 1985 y se crió en el lugar. “Este barrio data de muchos años, había mucha más gente que vivía a la orilla del río y se sostenían por medio de la pesca, lavando ropa y había algunos oleros. Desde el costado del anfiteatro y el costado de la Legislatura hasta lo que es la calle Ángel Acuña vendría a ser todo lo que era el barrio San Roque. De ahí hasta la costa del río porque antes no había costanera”.

Con la llegada de la costanera y toda la infraestructura actual, fueron relocalizados vecinos de varios barrios a otros puntos de la ciudad, como al barrio San Lorenzo, Yacyretá y otros. Desde que Andino nació el Pasaje de la Ribera ya existía. Si bien antes había unos 20 pasajes en los alrededores, este es uno de los pocos que permanecen.

“Todo lo que es barrio San Roque alojaba a unas 300 familias. Actualmente pasan turistas por esta zona que vienen de Brasil y en su recorrido vienen a esta zona. Antes la vida era ir a nadar, ir a pescar y básicamente estar en el río que estaba lleno de árboles. Nosotros les acompañábamos a nuestros padres cuando iban a pescar y hacíamos camping. Se juntaban entre las familias y vecinos”, sostuvo.

Asimismo remarcó que eran otras épocas en donde primaba el contacto vecinal y no solían visitar tan a menudo el Parque Paraguayo. “Amo este lugar porque me crié acá y no lo cambiaría por otro barrio”, cerró.

En tanto, Mirta Ojeda (45) también nació y aún vive en el Pasaje de la Ribera y contó algunas vivencias y cambios que atravesaron el pintoresco rincón. “Cuando nací era un barrio muy populoso, estaba repleto de personas y de animales. Nuestro punto de encuentro era la costa y el río. Nos íbamos todos a bañar ahí antes de que se hiciera la costanera y había muchísima gente ahí. Algunos dicen que este pasaje se asemeja a Caminito de La Boca, incluso hay en TikTok un chico que pasó por acá e hizo y tuvo mucha repercusión”.

El pasaje comienza en la calle Ángel Acuña y finaliza en Roque González. Foto: Marcelo Rodríguez


En cuanto a las familias que aún permanecen instaladas en la angosta calle, Ojeda indicó que el 90% de los vecinos son familiares. La mayoría de los antiguos habitantes del pasaje o los que estaban ubicados en la costa, al pie del anfiteatro,fueron relocalizados.

“Mi infancia fue muy linda, jugábamos y no había problema de nada. Sí había mucha delincuencia, esta era como la zona roja de Posadas porque había muchísima gente de todos lados. Tuve muchos amigos de estos barrios y todos íbamos a la Escuela Manuel Estrada”, expresó la posadeña.

Los días boom de juntadas en el Parque Paraguayo eran de viernes a domingo. Según afirmó, ahora el barrio es mucho más tranquilo pero en el trajín de los años se perdieron muchas costumbres. Los pocos habitantes del Pasaje de la Ribera que no tienen un parentesco ya tienen una relación casi familiar, al compartir tantos años en la vecindad.

“Nos conocemos entre todos y luchamos entre todos. Hubo un tiempo que quisieron sacarnos de acá y la peleamos y nos quedamos. Cambió mucho y hay más tranquilidad sobre todo. Creo que a todos los que estamos acá nos gusta todo y a todos nos encanta vivir acá. La ubicación es maravillosa y tenemos todo cerca, ya sea la costanera, el centro, el anfiteatro, el parque y una escuela. Todo se puede recorrer caminando sin necesidad de tomar un colectivo”, añadió acerca de las ventajas y la pertenencia de estar tantos años en un rincón vecinal.

Próximamente, desde la Municipalidad de Posadas realizarán un proyecto de murales en el pasaje. Van a pintar todos los murales hasta la salida del caminito al anfiteatro y por tal motivo realizan arreglos en el barrio. Ante esto, los vecinos se mostraron muy contentos ya que le dará otra perspectiva al pasaje.

Próximamente planean pintar murales para darle más color al lugar. Foto: Marcelo Rodríguez


Cómo era antes

Por su parte, Ricardo Barrios Arrechea (89) relató que recuerda la población desde San Roque al puerto. “Ahí era toda muy buena gente, la mayoría de los varones trabajaban de pescadores con espinel y las mujeres eran empleadas en domicilios o lavanderas. En Punta Gómez -si no recuerdo mal el nombre- debajo del actual anfiteatro. Ahí mismo en la escuela primaria íbamos a cazar lagartijas con gomera y a escaparnos debajo de un gran ombú que creo todavía está”, contó.

De la misma forma, mencionó que la problemática que se repetía por aquellos tiempos eran las inundaciones anuales que obligaba a traslados de muchos de los pobladores a pesar de sus casas de madera con “largas patas”. Cuando irrumpió la actividad política el exgobernador comentó que se adentraron con más conocimiento personal y amigos que me ayudaban.

“La primera demanda era luz eléctrica, cosa que obtuvieron para el Barrio San Roque en los 70. Del otro lado del puerto Villa Blosset y la laguna con barrio El Chaquito -con la diferencia que el trabajo era en la fábrica de terciados Heller- lo demás igual a lo anterior pero marcado por la navegación, los embarcadizos y una especie de mercado”, detalló.

A su vez, explicó que en ese mercado iban a comprar frutas arribas de las camionetas. En las inundaciones habituales se alojaba a los vecinos en los galpones de ferrocarril, pero en 1983 la inundación fue feroz, superó todo lo recordado y los galpones fueron desbordados.

“Ahí se nos ocurrió pedir auxilio al regimiento quien cedió la Chacra 181 temporariamente y lo provisorio se transformó en la actual villa. También conseguimos algunas instalaciones precarias. Costará creer, pero en aquel entonces en el año 1980, el 50% de la población de Misiones no tenía luz eléctrica y mucho menos agua potable”, recordó Barrios Arrechea.

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