El chacarero que vio al “Ucumar” de Salta aún tiembla: “Vomité y me subió la presión”

En el noroeste del país, todos lo conocen y le tienen miedo. El “hombre oso” salteño es objeto de investigación y hasta llegó a la pantalla grande
sábado 27 de mayo de 2023 | 11:30hs.
El chacarero que vio al “Ucumar” de Salta aún tiembla: “Vomité y me subió la presión”
El chacarero que vio al “Ucumar” de Salta aún tiembla: “Vomité y me subió la presión”

“Yo cazaba tanto que la Pachamama me dio ese castigo a mí para que me retire, para que no cazara más”. La frase pertenece a Rogelio Martínez, un vecino de la localidad salteña de Metán que en 2001 denunció haber visto a una misteriosa criatura, como un animal muy grande pero parecido a un ser humano y con los ojos rojos, que le había matado un par de perros. Así fue como revivió la leyenda de El Ucumar y estalló el pánico en la región.

 Entre los habitantes del Noroeste argentino, el Ucumar tiene varios nombres. Se lo conoce también como Ucumari, Ucumare u hombre oso, pero todas las denominaciones remiten a una misma figura mítica que, según cuenta la leyenda, rapta mujeres y chicos y sus andanzas “tienen fuertes tintes sexuales.”

En la última década, el Ucumar fue “visto” unas 33 veces y, pese a que no hay evidencias que avalen su existencia, los relatos de los testigos lo convirtieron en un tema de estudio para científicos y hasta llevaron su historia a la pantalla grande.

El Ucumar, la leyenda
El Ucumar es un animal salvaje con ligeros rasgos humanoides, manos y pies muy grandes y cuerpo enteramente cubierto de pelos, larga barba y frente angosta, que además de ser una criatura muy fuerte, también es ágil, por lo que puede treparse fácilmente a los árboles más altos, indica la página especializada pueblosoriginarios.com.

El mismo sitio cuenta que la bestia vive en cuevas en el fondo de las quebradas y que suele aparecer de improviso, rapta mujeres y hasta se roba a los niños. Otro detalle, sostienen, es que si se le grita, el Ucumar responde con sonidos similares a la voz humana.

La última vez que “se dejó ver”, según los lugareños, fue en abril de 2022. El testigo, Ángel Pacheco, recuerda ese momento todavía como si hubiera sucedido ayer y sale al cruce de los que dudan de su relato. “Soñar es una cosa, ver algo en realidad es otra cosa”, afirmó convencido en diálogo con TN.

“Robusto, peludo y con ojos rojos, muy rojos”
Fue el 12 de abril del año pasado, cerca de las 21.30. El hombre, hincha fanático de Boca, había terminado de escuchar en la radio el partido del conjunto xeneize contra Always Ready por la Copa Libertadores cuando se largó a llover.

“Fui a cerrar el portón porque llovía y los animales estaban inquietos”, recordó Pacheco sobre aquel momento. Y detalló: “Los perros ladraban, la yegua relinchaba y yo me acerqué a ver con la linterna”. Fue entonces cuando se topó con la imagen que le quitó el sueño por mucho tiempo.

“El Ucumar estaba agachadito y cuando lo enfoqué se paró, se dio vuelta y me miró con los ojos bien colorados”, afirmó el exboxeador y productor agropecuario sobre la criatura que esa noche alumbró con su linterna. También manifestó que “medía como 1,80 m, era robusto, muy peludo y con unos ojos rojos, rojos”.

“Fueron 20 minutos que lo tuve frente a frente”, apuntó. No pudo sacarle una foto porque, como llovía, no había salido con el celular de su casa, pero señaló “que quedaron pelos del Ucumar enganchados en el alambre” perimetral de su terreno.

Pacheco habla más que de miedo de “impresión” y asegura que “a cualquiera que lo viera le pasaría lo mismo”. Cuando ya estuvo de nuevo seguro entre las cuatro paredes de su casa, aparecieron las primeras consecuencias de la traumática experiencia. “Vomité, me subió la presión, me impresionó mucho porque era muy grande”, contó.

Un año después, los supuestos investigadores que se presentaron en su casa y se llevaron los pelos del Ucumar como evidencia para peritarlos nunca volvieron. Si hubo alguna conclusión, Pacheco no lo sabe y tampoco volvió a tener noticias de la mítica criatura, que ya no volvió a acercarse a su vivienda.

Cada vez que alguien se comunicó con él en estos meses repitió sin renegar de ello su historia, una y otra vez el mismo relato sin fisuras. Por eso, tal vez, se molesta cuando algún escéptico lo cuestiona. “¿Por qué tendría que mentir?”, expresó sobre el cierre de esta charla, y subrayó: “Yo conozco bien lo que es un oso, y sé lo que es un Ucumar”.

“No es un monstruo, es un oso”
Qué hay detrás de los avistamientos del Ucumar es lo que, caso a caso, ha intentado responder la ciencia. La explicación, finalmente, es bastante simple de lo que parecía . “El Ucumar no es un monstruo, es un oso”, explicó a TN Pablo Jayat, investigador independiente del Conicet, mastozoologo.

En diálogo con este medio, Jayat indicó que cada vez que se reporta un caso los investigadores acuden al lugar para tratar de verificar la denuncia. “Parte del trabajo es hablar con la gente, saber qué tipo de observación han hecho, si es una observación directa o indicio”, manifestó el experto. Y después, buscan evidencias que avalen el relato.

“Normalmente, se ponen trampas, cámaras, o se hacen relevamientos para ver si se encuentran huellas o pelos de las especies”, enumeró sobre el trabajo de campo. Hasta el momento, la conclusión a la que arribaron es que el Ucumar “es la única especie de oso autóctona de Sudamérica” y “se ha hecho un mito con esta especie”.

“Se dice que es un monstruo básicamente porque es un animal grande y puede pararse en dos patas, entonces adquiere una posición similar a la humana”, describió el mastozoólogo, tras lo cual remarcó que se trata de una especie “muy rara de ver”.

Jayat conoce la leyenda y no ignora tampoco que quienes aseguran haberse cruzado con el Ucumar están convencidos de ello. Entonces, arriesgó: “Supongo que los mitos existen para encontrarle una explicación a algunas cosas que no la tienen, o son difíciles de explicar de otra manera”.

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