Viajar como humanos

miércoles 15 de febrero de 2023 | 6:00hs.

E
l transporte es una necesidad, por lo tanto, debe ser seguro y confortable. Sin lugar a dudas cuando no se toman los recaudos técnicos necesarios el viajar se vuelve estresante y peligroso, pues si la empresa transportista omite los requerimientos de salvaguardia y confortabilidad exigidos, el transportado recibe un maltrato. De ahí que el Estado debe velar por la seguridad mediante controles estrictos.

Un mal transporte puede tener efectos muy graves y dañinos para el bienestar del transportado y repercutir la su salud y en pérdidas en su rendimiento. Los efectos del transporte incluyen: estrés, hematomas, pisotones, asfixia, fallos cardíacos, disfunciones estomacales, extenuación, deshidratación, depresión, lesiones y golpes de calor. 

Todo vehículo utilizado para el transporte debe tener ventilación adecuada y un piso antideslizante.  Las superficies de los costados deben ser lisas y sin protuberancias ni bordes afilados. Ningún vehículo debe ser completamente cerrado. Una mala ventilación puede permitir la acumulación de gases anhídridos con posibles intoxicaciones. Algunos sujetos son especialmente susceptibles al excesivo calor, a la mala circulación de aire, al exceso de humedad y al estrés respiratorio.

Por eso deben ser vehículos bien ventilados y con el suficiente espacio en el piso entre uno y otro para que cada uno pueda estar de pie cómodamente y sin hacinamiento, de lo contrario se pueden presentar distintos tipos de alteraciones. 

Los vagones de ferrocarril deben tener un acoplamiento con amortiguador con el fin de suavizar los movimientos bruscos.

Se han de tener en cuenta diversas precauciones durante el viaje. Los vehículos deben ser conducidos suavemente, sin movimientos ni paradas bruscas. Las curvas se deben tomar suave y lentamente. Debe haber persona pendiente de los sucesos e inconvenientes y los conductores de trenes deben evitar los movimientos bruscos de los vagones.

Aunque no se crea, todas estas definiciones de protección aquí expresadas son normativas del Comité Internacional del Transporte de la OIE, Organización Internacional de Epizootias, adoptados por los países miembros entre ellos la Argentina, quien a través del servicio de contralor especifico lo hace cumplir estrictamente, aplicando fuertes multas y hasta la clausura de establecimientos contra quienes no cumplen con estas normas de protección animal.

 Por eso, los bovinos, en dimensión surrealista, cuando viajan hacinados en transportes deficientes y sin control alguno, como aquel que provocara el accidente del 22 de febrero de 2012 en una formación del ferrocarril Sarmiento, expresan: “Estamos viajando como humanos”. Pues, desgraciadamente, viajar de Caba al conurbano o viceversa por parte del pueblo laburante es una odisea. Y esta penuria se exacerba con los piquetes diarios que se supo conseguir.

Juan Pablo Schiavi era el secretario de Transporte de la Nación cuando se produjo la colisión del tren contra la barrera de contención en la estación terminal de Once, debido a tremendas fallas mecánicas y humana, provocando la muerte de 52 personas y otras 789 heridas. De éstas, muchas sufrirán secuelas toda la vida. 

Irresponsablemente y sin hesitarse Schiavi expresó: “Esos dos primeros coches estaban abarrotados de gente, o sea, tenían mucha más carga que la que habitualmente... lo cual produjo que el accidente tomara un ribete de tragedia. Si estuviera ocurrido ayer, que era un día feriado, seguramente ese coche hubiera impactado y hubiera sido una cosa mucho menor”.

Expresión miserable de un ex sujeto en la función pública.

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