Terminó la luna de miel, es hora de retocar el plan

La desregulación de las prepagas, la desfinanciación de las universidades públicas y la situación del Registro Automotor fueron tres temas en los que la mayoría le torció el brazo al gobierno nacional, y lo obligó a hacer lo que no quería, retroceder.
domingo 21 de abril de 2024 | 6:00hs.
El abrazo al Hospital de Clínicas, la semana pasada, fue el botón de muestra de lo que moviliza la Universidad Pública en su reclamo. / Foto: Gentileza
El abrazo al Hospital de Clínicas, la semana pasada, fue el botón de muestra de lo que moviliza la Universidad Pública en su reclamo. / Foto: Gentileza

Pasaron poco más de 132 días desde que Javier Milei asumió la presidencia. La luna de miel de 100 días fue respetada por la mayoría que lo votó, y un por un poco más de gente. Una mayoría que aceptó licuar sus ingresos y ver caer la actividad económica a cambio de la esperanza de que al final del camino se estará mejor.

Pero la luna de miel terminó. Y en las últimas dos semanas el humor social comenzó a cambiar. El argumento de la herencia recibida comenzó a perder fuerza y esa mayoría inmutable ante la licuadora y la motosierra comenzó a apuntar con el dedo al gobierno nacional por sus decisiones. Y allí, el plan mostró sus debilidades.

La desregulación de las prepagas, la desfinanciación de las universidades públicas y la situación del Registro Automotor fueron tres temas en los que la mayoría le torció el brazo al gobierno nacional, y lo obligó a hacer lo que no quería, retroceder.

Por la desregulación sin control del mercado de las prepagas llegó el primer golpe duro al modelo del gobierno libertario. Fue un golpe duro porque pegó de lleno en la clase media, buena parte de la cual es el sustento electoral de Milei. Esa mayoría que, con la esperanza viva de un tiempo mejor, viene aguantando el ajuste. Con la luna de miel terminada las quejas en el temido terreno de las redes sociales se hicieron sentir, y ni el ejército de trolls las pudo acallar.

Por eso, esta semana Milei se vio obligado a meter mano en ese sector para hacerles retrotraer aumentos y, a través de la justicia, pretender que las empresas devuelvan lo cobrado “de más”. ¿Les suena? Si, es intervencionismo liso y llano, eso que ya no pasaría. El Estado diciéndole al privado que debe hacer con sus negocios.

¿Porqué pasó? Porque la desregulación sin control no funciona. El propio capitalismo de libre mercado tiene mecanismos para que a través del Estado se pueda controlar -que no es lo mismos que regular- el funcionamiento del mercado. Si no fuera así, la cartelización de empresas en áreas sensibles provocaría un desastre.

El segundo golpe al modelo lo está dando la Universidad Pública. Bastión de conocimiento y desarrollo, símbolo del ascenso social en la Argentina, hoy en riesgo de desaparición por la licuadora libertaria. A esas universidades van muchísimos de los jóvenes que votaron a Milei, y que además convencieron a sus padres, tíos y abuelos para que también lo voten. Esos jóvenes hasta hace unas semanas atrás creían que el mensaje de los docentes y autoridades universitarias de que su futuro profesional estaba en riesgo junto con la universidad era para asustarlos.

Ahora comenzaron a notar las luces apagadas, los pasillos sin limpiar, los comedores cerrados, las bibliotecas con horarios recortados, cursos que se cerraban y otras señales del proceso de desintegración de la educación pública de nivel superior. Y muchos de ellos saben que la educación superior del sector privado no es una opción, queda económicamente muy lejos. Otra vez las redes fueron terreno de lucha.

La convocatoria a una marcha multitudinaria para la semana que viene preocupa, sobre todo porque ya no son “los sindicalistas castas” los que convocan. Son los jóvenes, los científicos y los docentes. Otra vez los trolls no fueron suficientes.

El gobierno ensayó en las últimas horas del jueves una solución. Anunció un aumento del presupuesto del 140% en dos partes para pagar servicios. Lejos de la realidad, las Universidades siguen en riesgo. Y el martes el gobierno enfrentará el primer movimiento masivo, y nacional, al que no podrá señalar como “la casta”.

Al lado de estos temas, lo del Registro del Automotor puede parecer anecdótico, pero en profundidad no lo es tanto. Milei se cansó de denunciar durante la campaña electoral, y en las primeras semanas de su gobierno, “el curro de los Registros del Automotor” y con bombos y platillos anunció su cierre. Al día de hoy no solo no los cerró, si no que desde el Ejecutivo anunciaron un aumento de entre el 120% y el 300% para el costo de sus trámites. ¿Un curro que venía atrasado y había que emparejarlo con la inflación?

Otra vez las redes hicieron lo suyo y los trolls no fueron suficiente, poco más de 12 horas después de que se conociera la medida el propio Milei debió salir a anunciar una marcha atrás. Es que por más mínimo que parezca, el tema de los Registros se tornaba así en una “mentira de campaña”, que podía pegar fuerte en la credibilidad que esa mayoría esperanzada aún le guarda al presidente.

La luna de miel terminó, y con estos tres temas sobre la mesa está claro que al gobierno nacional se le terminó el crédito para implementar medidas a mansalva sin sufrir el desgaste en su núcleo duro de votantes. Desde ahora, si quiere “arrasar” en las elecciones del 2025 como pregona el Presidente, deberá retocar el plan con ciertos cuidados. Aunque tenga en frente una oposición desorientada que aún no encuentra las herramientas para ofrecerse a representar a una nueva mayoría.

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