“Ellos no regresarán, pero esto no debe quedar impune”

La madre de Gisela Ferreyra (32) pidió “lo justo” para su hija y su nieto Cergio (12), quienes murieron atropellados y fueron abandonados en Apóstoles
lunes 10 de octubre de 2022 | 4:00hs.
“Ellos no regresarán, pero esto no debe quedar impune”
“Ellos no regresarán, pero esto no debe quedar impune”

Más de una década después de haber atropellado y provocado la muerte de Gisela Lorena Ferreyra (32) y de su hijo, Cergio Maximiliano Ferreyra (12), manejando alcoholizado el vehículo de su hermana, Adrián Alberto Krutki (36) comenzará a ser juzgado mañana en Posadas.

Fue imputado por “homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas en concurso real concursando realmente con abandono de persona seguida de muerte”, delitos por los que se sentará en el banquillo de los acusados. Llegará en libertad, pero podría quedar detenido si es declarado culpable.

El debate oral se realizará desde las 8.30 en la sala de audiencias del Palacio de Justicia, para el que se conformó un tribunal unipersonal ante el cual estará al frente el juez Correccional y de Menores Dos, Cesar Raúl Jiménez.

Krutki será defendido por el abogado José Antonio Reyes, quien lo representó en la causa durante todo este tiempo; de la acusación se hará cargo de la fiscal Amalia Spinnato (en calidad de subrogante), en tanto que la querella será representada por la letrada Margarita Beltrametti.

Fueron citados a declarar una decena de testigos entre los que se encuentra la hermana del acusado, un prefecturiano que fue el primero en llegar al escenario del hecho, además del perito accidentológico que se ocupó de las pericias sobre terreno, el médico policial y familiares directos de ambas víctimas.

“Dios quiera que se haga justicia por ellos”, anheló Rosa Ferreyra, mamá de Lorena y abuela de Cergio, consciente que esta etapa del proceso no será fácil de sobrellevar.

“Es un paso muy duro”, manifestó en diálogo con El Territorio.

“No pido ni más ni menos, lo justo”, continuó diciendo la madre que luchó durante estos años para que ambos crímenes no terminaran impunes. “Ellos no regresarán jamás pero sus muertes no deben quedar impunes y mucho menos olvidarlos”, puntualizó Rosa.

Atropellamiento, fuga y muerte

Madre e hijo murieron pasadas las 20 del domingo 11 de diciembre de 2011 en Apóstoles, luego de que la motocicleta Gilera en la cual circulaban por la ruta provincial 1 (camino a Azara) fuera chocada de atrás, a unos 100 metros del cruce de la avenida Julián Zubrzycki.

Adrián Krutki no sólo produjo la tragedia al mando del Ford Escort de Mariela Krutki -quien iba como acompañante y resultó herida por la rotura del parabrisas-, sino que no se detuvo, más bien escapó de la escena dejando a las víctimas tiradas sobre el asfalto, sin posibilidad de recibir atención médica inmediata.

Pero en el sitio quedó la chapa patente frontal del vehículo (THL-902), parte de un cristal polarizado y un fragmento del paragolpe delantero, elementos que resultaron clave para llegar al acusado.

Poco más de dos horas después de producidas las muertes-pasadas las 22- los uniformados hallaron el Escort abandonado en una calle vecinal lindante al Club Ucraniano de la localidad. Estaba seriamente dañado en la parte frontal derecha y del interior extrajeron una conservadora con varios envases de cerveza.

Los hermanos Krutki se presentaron alrededor de tres horas después (cerca de la medianoche) en la sede policial, donde admitieron que él venía manejando y ella como acompañante. El acusado aún tenía 1,57 gramos de alcohol por litro de sangre, de acuerdo al examen químico realizado por el cuerpo forense.

Mariela regresó a su casa, no había tomado nada durante el encuentro familiar que habían tenido en una pileta de Azara y tampoco estaba al mando del coche. Los familiares de las víctimas le reprocharon su actitud en relación a la huida, aspecto que ella misma explicó en su declaración testimonial.

Con su hermano fue muy distinto. Inicialmente el titular del Juzgado de Instrucción 4, Miguel Ángel Faría, lo imputó por “homicidio culposo en accidente de tránsito, dos hechos en concurso ideal”, aunque la profundidad de la pesquisa determinó que Cergio murió en el acto pero su mamá Lorena agonizó algunos minutos antes de morir, y eso fue determinante en el cambio de calificación: “homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas en concurso real, concursando realmente con abandono de persona seguida de muerte”.

Ramón Sotelo, un prefecturiano que fue el primero en llegar a la escena, había contado que “la señora estaba con vida porque yo escuché que ella gemía, me acerqué, vi mucha sangre, no la toqué, intenté llamar a la Policía, pero no me podía comunicar”, lo que fue ratificado por el médico policial que examinó inicialmente los cuerpos, Luis Ortiz, quien ante el magistrado dijo que “la occisa tuvo minutos de vida, no sabría decir cuántos”. 

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