“Estaban ahí, a la caza, como sabiendo a quién esperar y qué hacer”

viernes 06 de agosto de 2021 | 6:05hs.

Sobre la ruta, bajo el sol intenso de la jornada y debido al impedimento de un retén policial, los padres, hermanos y parientes directos de la víctima desplegaron carteles con un pedido claro: ¡justicia!

Fueron tajantes en afirmar que Reinaldo era un agricultor que trabajaba la tierra “y si así no fuera, si era un contrabandista como dicen los asesinos, por qué no actuaron como mandan las leyes en vez de ejecutarlo en un camino alejado de todo movimiento”, cuestionó Pablo Andrade, el hermano.

Pablo no se cansa de reiterar que “fue un terrible caso de gatillo fácil que, esperamos, se esclarezca y no se trate de cubrir a los responsables, porque no todo termina en los policías que lo mataron. Entendemos que hubo responsabilidad del mando del Comando Radioeléctrico porque fue un crimen cometido por dos policías de civil, en un auto particular, sin identificación y que se buscó disfrazar con un supuesto operativo”.

“Ese día él (por la víctima) estuvo en mi casa en San Vicente, almorzamos y a la tarde se fue a El Soberbio con dos amigos, a una chacra que tenía en El Fisco, para trabajar, llevaba las motosierras”, rememoró Pablo, quien guiado por el testimonio de Polaco (el acompañante que sobrevivió) contó que “las cámaras de la estación de servicio muestran que pasó mi hermano con el Gol y después salieron ellos (por los policías) con el Focus. Estaban ahí, a la caza, como sabiendo a quién esperar y qué tenían que hacer “, lamentó

Sobre lo ocurrido en el paraje San Ignacio, afirmó que “se detuvieron a orinar pero mi hermano se quedó en el auto. Segundos antes de entrar escucharon detonaciones, disparos, suben y en segundos los policías aparecen en ese auto oscuro, con vidrios polarizados y al ponerse casi a la par recibe el balazo, que de acuerdo a la autopsia entró de atrás y explotó en la frente, por eso es mentira la versión de ellos, que dicen que dispararon a la luneta porque se sintieron amenazados. Mi hermano no tenía armas”.

“El amigo llegó a meterse en el espacio entre el asiento y el piso, ensangrentado. Cuando el cuerpo se desplomó sobre el volante y los pedales, el auto quedó acelerado y avanzó, en ese momento seguramente chocó con el auto de ellos, se desvió hacia la cuneta y subió a un barranco para seguir a los tumbos hacia una casa. Se bajaron rápido (los amigos de su hermano) y llegaron los dos policías. Lohn abrió la puerta del conductor y estiró a mi hermano, que quedó boca abajo en el suelo y con el pié dio vuelta el cuerpo, eso me indigna. En eso salieron los dueños de la casa, también pasó el motociclista citado como testigo y Boges comenzó a llamar a alguien que creemos fue Donatti, quien al rato estuvo en el lugar, después se fue y volvió con el uniforme puesto”, recordó.

El hermano de la víctima entiende que en ese llamado “comenzó a gestarse el encubrimiento, creemos con mucha certeza que fueron plantadas las armas porque los mismos vecinos dijeron que caminaron por toda la escena y no había armas, pero llamativamente aparecieron”.

Donatti reconoció ayer que el día del hecho sus subordinados lo llamaron y fue el primero en llegar a la escena, que después se retiró para uniformarse y regresó, aunque las sospechas de la familia Andrade en relación a la aparición de las armas hasta ahora son solo eso.

Un punto que llamó la atención es que Lohn y Boges dijeron que llamaron a Donatti ni bien iniciaron la persecución del supuesto coche negro, e informaron sobre el procedimiento y que estaban de civil, lo que fue negado por el jefe del Comando, quien aseguró que lo llamaron cuando el crimen estaba consumado.

“Más allá de que el autor del disparo fue Lohn, Boges orquestó todo. Manejaba el auto y era quien conocía la zona. Donatti no podía desconocer lo que hacían sus súbditos, para nosotros también es responsable”, puntualizó el hermano de la víctima. 

 

Nota relacionadas

Versiones dispares marcaron la reconstrucción del crimen de Andrade

¿Que opinión tenés sobre esta nota?