Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

El año 1810 en Misiones

viernes 28 de mayo de 2021 | 6:00hs.

En el año 1810 esta zona de la actual República Argentina era conocida como Las Misiones y geográficamente comprendía -más o menos– un extenso territorio desde la actual provincia de Entre Ríos hasta la hoy Misiones.

Los invito a trazar una línea imaginaria desde inmediaciones de la actual ciudad de Colón, Entre Ríos, pasando por Federal y San Jaime de la Frontera, en la misma provincia, después buscaría el río Miriñay y por éste, sus esteros y el Estero del Iberá hasta cercanías de la actual ciudad de Ituzaingó, cruzando el río Paraná, encerraría el sur paraguayo –con techo en la región de San Ignacio Guazú– y luego buscaría llegar hasta las Cataratas del Iguazú. El espacio demarcado sería, aproximadamente, la superficie de Las Misiones, en ese año.

Tenía dos gobernadores –concepto de frontera y militar en ese tiempo- uno a cargo de los pueblos ubicados en la margen derecha del río Paraná y otro par para los de la orilla izquierda de éste.

Los pueblos en la actual zona misionera y correntina estaban bajo las órdenes de Tomás de Rocamora, quien desde Yapeyú gobernaba el departamento homónimo y los de Candelaria y Concepción, es decir, los pueblos de Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé, Concepción, San José, San Carlos, Apóstoles, Santa María La Mayor, Mártires, San Javier, Candelaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio Miní, Corpus, Itapúa, Trinidad y Jesús.

El resto estaban gobernados por Bernardo de Velazco, ellos fueron Santiago, San Cosme, Santa Rosa, San Ignacio Guazú y Santa María de la Fe, que constituían el Departamento de Santiago.

El 25 de mayo del mismo año, en la ciudad de Buenos Aires -capital del Virreinato- se formó la Primera Junta o Junta Provisional de Gobierno, bajo control criollo, pero en manifiesta fidelidad al rey español Fernando VII, por entonces prisionero de las tropas napoleónicas.

Pocos días después de consagrarse, los miembros de la Primera Junta enviaron una misiva con las novedades acontecidas e invitando a las ciudades del Virreinato a incorporarse a la causa y elegir diputados para conformar un futuro Congreso.

Rocamora recibió la nota el 16 de junio, contestó dos días después, adhiriendo al “gobierno revolucionario”, actitud similar tomaron los subdelegados de los departamentos de Candelaria, Concepción y Yapeyú.

Se convocó a un Cabildo Abierto en Candelaria a posteriori de la decisión tomada por Rocamora y no hay dudas que en él se legitimó, el 8 de julio de 1810, la adhesión a la Causa de Mayo, con la presencia de corregidores, cabildantes y caciques de los pueblos que integraban este departamento; el acta redactada fue leída, en la plaza del pueblo, a los vecinos congregados, en español y en guaraní.

Por su parte, Bernardo de Velazco no adhirió a Buenos Aires -similar decisión se tomó en la Banda Oriental y el Alto Perú- y se mantuvo fiel al Consejo de Regencia de Cádiz. Así, Rocamora y los pueblos a su cargo se encontraron en una situación preocupante y comprometida, en el centro de tres focos hostiles; el Imperio de Portugal (actual Brasil) que movilizó tropas ante la posibilidad de obtener algún beneficio territorial de la confusión de poder reinante en las Provincias Unidas del Río de la Plata y la presencia realista en Asunción y Montevideo.

Desde la reunión en Candelaria, Pablo Thompson, subdelegado por Concepción, se mostró ambiguo y renuente a cumplir las órdenes, hasta que, abiertamente, se sumó a Bernardo de Velazco; de inmediato, Rocamora apresó al teniente José de Láriz -cumplía igual función que Thompson en Yapeyú– y a varios “simpatizantes”, los remitió a Buenos Aires; también tomó conocimiento que Francisco Martínez Lobato -par de los anteriores en Candelaria- seguiría la misma línea, así que lo destituyó.

La situación era tal que escribió a Buenos Aires solicitando la urgente separación de Misiones de la dependencia paraguaya y pidió refuerzos militares para mantener a salvo la plaza.

Velazco organizó un ejército de 600 hombres y cruzó el río Tebicuary, decidido a avanzar sobre los pueblos misioneros que no estaban a su cargo y convencerlos por la fuerza de unirse a él; en agosto se instaló en San José y poco después en Apóstoles, donde ordenó el rescate de todo el armamento disponible en los pueblos.

En septiembre, la Junta separó definitivamente a Misiones y Paraguay; y en octubre Velazco y sus tropas regresaron a tierras paraguayas. La tarea estaba cumplida por el momento, tenía la lealtad de los pueblos de los departamentos de Candelaria y de Concepción y las armas para enfrentar a “los porteños” eventualmente.

En este contexto geográfico y político estaba Misiones en 1810.

La denominada Revolución de Mayo dio lugar a un proceso de resignificación territorial con la emergencia de fuertes poderes regionales en pugna -Paraguay, el Imperio de Portugal, las Provincias Unidas del Río de la Plata, la Banda Oriental y la provincia de Corrientes-; en tanto se visibilizó más el desconocimiento espacial y social existente de la zona, que llevó a señalarla – discursivamente- como desierta y despoblada.

Dos siglos y pico más tarde, tal vez, podríamos repensarnos, revisarnos, reconocernos como sujetos históricos y asumirnos por fin; somos quienes somos y por eso somos…misioneros; somos argentinos y argentinas del “interior” profundo, el mestizaje de todos los que estuvieron antes, con sus culturas, sus convicciones, sus luchas, sus errores y sus logros.

Y acá estamos…

Algo así fue el año 1810 en Misiones y antes de su final, otra decisión de la Primera Junta estaba en preparación y concreción, la Expedición al Paraguay al mando de Manuel Belgrano.

¡Hasta el próximo viernes!

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