Miércoles de cenizas sin cruces en la frente por la pandemia

“No hace falta que sea ayuno de comida, podemos ayunar del celular"

En el inicio de la cuaresma, el sacerdote Miguel Ángel Moura reflexionó sobre el significado de la celebración para los católicos. “Es tiempo de esperanza”, dijo
jueves 18 de febrero de 2021 | 0:04hs.
“No hace falta que sea ayuno de comida, podemos ayunar del celular"
“No hace falta que sea ayuno de comida, podemos ayunar del celular"

La cristiandad ingresó en el tiempo de la cuaresma que prepara para la Pascua de Resurrección. Este período de 40 días de reflexión, esperanza y conversión se inauguró con la celebración del miércoles de cenizas.

Ayer en esta ciudad capital, en las iglesias católicas se sucedieron misas toda la jornada con la imposición de las cenizas.

En el contexto de emergencia sanitaria por coronavirus y en cumplimiento de las medidas de cuidado, el signo de marcar la frente con ceniza se modificó para evitar el contacto. Esta vez, el sacerdote tomó un poco de ceniza y esparció sobre la cabeza de cada creyente, en silencio.

“La imposición de la ceniza se hace marcando la frente en cruz y diciendo el sacerdote las palabras ‘recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás’ o también ‘conviértete y cree en el Evangelio’, pero esta vez se cambió para poder cumplir con el protocolo sanitario”, dijo a El Territorio el sacerdote Miguel Ángel Moura, párroco de la iglesia San Antonio.

Y acerca de estos cambios, describió: “En este tiempo de pandemia no sólo acá se modificó sino que en toda la Iglesia, el sacerdote toma la ceniza y deja caer un poco sobre la cabeza del creyente, así no hay contacto y lo hace en silencio”.

El sacerdote resaltó la importancia de esta celebración que inicia un camino de ayuno, reflexión y conversión. “El miércoles de cenizas es la puerta de entrada a la cuaresma, este camino de ayuno, reflexión y conversión que nos prepara para recibir a la Pascua, que nos libera del pecado”.

Como muchas cosas y hechos que en la actualidad se resignifican, indicó que no se debe entender la cuaresma como una época negativa o de castigo sino de esperanza.

“La cuaresma es un tiempo de intimidad con el Señor, y no es un tiempo de castigo y sufrimiento. Nada de eso. Es un tiempo de esperanza, de reflexión, de caridad, de escuchar nuestro corazón. Es un tiempo de penitencia pero eso no quiere decir que nos estemos pegando a nosotros mismos. La penitencia es estar en oración, es elaborar una sana confesión de nuestros pecados, para poder primero perdonarnos a nosotros mismos y después al que nos hizo daño, es hacer un sacrificio, esa es la reconciliación, volver al Señor”.

En esta línea, reflexionó que “hoy por ejemplo podemos resignificar también el ayuno, ver qué ayuno podemos hacer. No es necesario que hagamos ayuno de carne o de comida. Quizás podemos hacer ayuno del teléfono celular, desconectarnos de internet para conectarnos con la gente que nos rodea, ver si podemos ayudar en algo, hay personas que están necesitando sólo una palabra de aliento, y si nos absorbe el celular no podemos ver”.

La cuaresma tiene una cuota de sacrificio -sostuvo-, y “cada uno de nosotros, a solas con nuestro pensamiento, sabrá qué cosas debe cambiar en su corazón para reconocer que ha pecado, qué puede ofrecer, qué ayuno o sacrificio puede hacer. Dios no castiga, Él nos ama y espera que nosotros lo amemos”.

Las cenizas

Las cenizas utilizadas durante la celebración se obtienen al quemar las palmas del Domingo de Ramos del año anterior. “Son cenizas de los ramos que ya fueron bendecidos, la gente suele traernos sus ramos para hacer la quema. También, hoy que debemos cuidarnos y que mucha gente permanece en sus casas, el ramo se puede quemar en las casas y se puede rezar por la salud,  por el trabajo”, contó.

Incluso, las personas pueden pedir la ceniza en las iglesias para llevarle a su ser querido enfermo.

“Muchas personas son del grupo de riesgo y no pueden acudir a misa, entonces un familiar, un amigo, le puede llevar la ceniza y también vamos a estar haciendo la imposición de cenizas hasta el domingo, porque la idea es evitar la aglomeración de personas en las misas”.

En la catedral la primera misa fue a las 8 celebrada por el sacerdote Pedro Ferrari y, la última a las 20. El obispo de la Diócesis de Posadas, Juan Rubén Martínez, lanzó su carta pastoral de cuaresma ‘Los otros son mis hermanos’.

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