Ya se iniciaron las averiguaciones en el Neonatal

Denuncia que su hija de 17 años sufrió violencia obstétrica

Natalia Rivas asegura que fueron unas cinco veces al hospital y que no hay registros de esas visitas. El bebé está en terapia intensiva y lucha por su vida
domingo 17 de enero de 2021 | 6:04hs.

El 10 de enero Natalia Rivas fue abuela por cuarta vez. Ahora fue el turno de su hija menor, Belén Gauna, de 17 años. Sin embargo, aquel momento tan ansiado por toda la familia se convirtió en en una pesadilla que hoy, a una semana del parto, continúa. Natalia se comunicó con El Territorio porque a su entender, los días previos al nacimiento de Lohan, su pequeño nieto, estuvieron marcados por la violencia obstétrica. Se considera violencia obstétrica aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales.

El relato de Natalia es crudo y por momentos se quiebra, pero intenta mantener la compostura porque quiere dar a conocer su historia como ejemplo de aquello que no debe suceder.

El embarazo transcurrió sin mayores complicaciones. No obstante, cuando estaba de siete meses -en octubre- una ecografía demostró que el bebé tenía muy bajo peso para el momento de gestación y le adelantaron que podría nacer prematuro. Sin embargo, eso no sucedió. De hecho, nació diez días después de lo esperado. “Fue evolucionando bien, cada quince días tenía controles con el ecografista. Tenía fecha para el 1 de enero”. Es decir, a pesar de los pronósticos, el bebé no iba a ser prematuro como habían dicho los profesionales unos meses atrás.

El sábado 2 de enero se dirigieron al Hospital Madariaga. “Le tomaron los datos, ingresó por Emergencias y la dejaron en observación. Ya estaba dilatando pero, según los médicos, no lo suficiente como para internarla, pese a que había pasado su fecha”, comentó. Ese mismo día le hicieron una ecografía y le dijeron que todo estaba bien, así que se fue a su casa y no volvió hasta el viernes 8.

Aquel día, la joven volvió a experimentar dolores, por lo que decidieron regresar al hospital. “La tuvieron tres o cuatro horas y la largaron. El sábado 9 de enero fue dos veces, con muchísimo dolor. Durante las noches se pasaba llorando pero trataba de aguantarse porque sabía que la iban a mandar de nuevo a la casa”, lamentó Natalia.

En una de esas visitas, una médica residente le dijo que si para el 17 de enero, no dilataba lo suficiente, le iban a inducir el parto. Mientras tanto -según el relato de su madre-, la joven seguía muy adolorida, y sobre todo, asustada.

Natalia contó que ese mismo sábado, a las 18, su yerno la llamó dando aviso de que Belén ya había roto la bolsa. Una vez más, fueron al nosocomio, esta vez con la esperanza de que por fin llegara el pequeño Lohan. Sin embargo, una vez más, le dijeron que debía volver a su casa.  “Era 9 de enero y su fecha era para el 1. Toda la noche estuvo con dolor otra vez. Solamente los que estuvimos con ella sabemos lo que sufrió. El domingo 10 de enero me llama de nuevo mi yerno y me dice que la llevó otra vez al hospital porque no daba más de dolor, ya era el cuarto día. Ella ya estaba de 41 semanas a esa altura”, aseguró la mujer.

Primero llegaron al hospital Belén y su pareja. Natalia llegó cerca de las 11 y se quedó esperando noticias afuera. Cerca de las 13, Natalia recuerda que se acercó una mujer y le dijo: “¿Usted es Natalia Rivas? Su hija hace tres horas está llorando de dolor y nadie la atiende”.

Así que decidió ingresar a la guardia y pidió ver a su hija. “Le dije ‘tranquilízate, estoy acá’. Me quedé con ella en una habitación, estábamos las dos solas. Fue horrible, eran súplicas, me decía ‘mami, por favor ayudame, no aguanto mas’ y yo trataba de calmarla”, dijo entre llantos al recordar la situación. “Yo salía y pedía a los enfermeros que alguien fuera a verla, pero todos me decían  ‘ahí vamos’ y seguían en lo suyo. Nadie fue a revisarla en tres horas”, detalló.

Cuando la joven llegó a ocho de dilatación, se acercó la partera. “Ese día -domingo 10- a las 18 nació el bebé por parto natural, que era para una cesárea, sobre todo al ver que no dilataba y que estuvo cuatro días sufriendo. Yo estaba horrorizada por la forma en que se estaban presentando las cosas. Esto fue violencia pura”, afirmó.

El niño nació con 3,470 kilos, pero toda alegría se desvaneció en segundos. “Nació morado y ahora está en terapia intensiva porque defecó en la bolsa y tragó eso, todo por negligencia médica, porque no la atendieron a tiempo. Nació prácticamente muerto, eso le dijo el médico a mi yerno y que lo reanimaron para que sobreviviera. Ella tenía fecha para el 1 de enero, íbamos y veníamos. Después del parto le tiraron el bebé arriba del hombro, ella ni lo podía sujetar porque le habían puesto suero”, denunció.

Hoy el pronóstico del niño sigue siendo incierto. A Belén, la reciente madre, tuvieron que hacerle un legrado porque le quedaron restos en el útero.

“Los médicos dicen que ella estaba de 39 semanas, pero estaba de 41. Lo dijeron para tapar su macana. Además no hay registro de todas las veces que fuimos antes de que la internaran, ella aparece recién el 10 de enero en el sistema. Voy a hacer la denuncia, como madre me corresponde. Estoy destrozada, no me puedo recuperar de ese día”.

Sin embargo, Natalia asegura que “Neonatología no tiene nada que ver con lo que pasó, yo no sé los nombres de los responsables, eran diferentes los médicos de guardia”.

Este matutino se comunicó con fuentes del Hospital Madariaga, quienes derivaron al Materno Neonatal. Aseguraron que se encuentran realizando las investigaciones pertinentes sobre el caso y que mañana se pondrán en contacto con la familia.

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