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Es patrimonio de la ciudad de Iguazú y proyectan hacer un museo

El edificio que fue la segunda casa de cientos de iguazuenses

Ida Pavón, ex maestra y directora de la Escuela de Frontera N° 615 Mariano Moreno, cuenta su paso por la institución y el rol que cumplía entre los chicos de la ciudad

domingo 25 de octubre de 2020 | 6:00hs.
El edificio que fue la segunda casa de cientos de iguazuenses
La escuela empezó a funcionar en este edificio en 1942, pero fue creada en 1935 y estaba dentro del Parque Nacional Iguazú. Foto: Norma Devechi
La escuela empezó a funcionar en este edificio en 1942, pero fue creada en 1935 y estaba dentro del Parque Nacional Iguazú. Foto: Norma Devechi

La ciudad de Puerto Iguazú, como muchas del país, fue creadas en base al tradicional modelo del centro cívico y luego se expandió en forma desmesurada dejando aislado a ese conjunto de edificios que hoy por hoy, en su mayoría, son declarados Patrimonio Histórico.

Este centro cívico fue diagramado por Parques Nacionales, que fue impulsor de la creación de la ciudad que en un momento se llamó Puerto Aguirre. Se dispuso el centro cívico a pocos metros del puerto de la ciudad, único acceso hasta ese momento para llegar. Allí se concentran la plaza principal, la comisaría, la Municipalidad y la Escuela de Frontera, conocida como Escuela N° 615 Mariano Moreno que actualmente funciona en un nuevo establecimiento. Es por ello que está previsto que este edificio tan importante para la localidad se usado como museo, escenario que aún no se concretó.

La Escuela de Frontera comenzó a funcionar dentro del Parque Nacional Iguazú en 1935 y fue denominada en aquel momento como Escuela Nacional 235, ya que inicialmente fue creada para la educación de los hijos de los guardaparques que habitaban dentro del área protegida.

Cabe recordar que en la década del 30, la ciudad de Puerto Iguazú no existía y los primeros pobladores coexistían con los animales de la selva misionera a pasitos de las Cataratas. En la década del 40 con el aumento poblacional la institución creó la ciudad y la diagramó con el modelo nacional al estilo colonial y trasladó a la escuela al edificio ubicado en avenida San Martín, frente a la plaza que lleva el mismo nombre.

Es así que en 1942 se inauguró el edificio donde funcionó la escuela que fue mutando de nombre y 20 años después fue catalogada como Escuela de Frontera. En 1980 pasó a ser Escuela de Frontera N° 615 Mariano Moreno y funcionó en el predio hasta octubre del 2013 cuando fueron inauguradas las nuevas instalaciones edificadas en lo que era una cancha de futbol de los niños.

Actualmente es utilizado en parte por la Municipalidad de Puerto Iguazú, ya que el edificio fue derrumbado para la construcción de las nuevas instalaciones y además funciona la secretaría escolar de primaria y la dirección del Neni N° 2023.

Casa de los directivos
La escuela celebró su primera promoción de alumnos de sexto grado en 1949 y el director en ese entonces era Sergio Nelio Ortiz y su esposa Carlota Jara, la maestra. El edificio contaba con varios salones, la dirección y una vivienda para los directivos construida en la parte superior del lugar. Muchos de los directivos vivieron años en ese espacio y recibieron a sus hijos habitando esa vivienda. Es el caso de Ortiz y Jara, vieron nacer a su primogénito Sergio, que vivió en el lugar hasta 1955.

Con el pasar de los años la ciudad se fue expandiendo y se crearon más escuelas; sin embargo, la Escuela de Frontera era una de las que contaba con mayor matrícula porque era de jornada completa y brindaba desayuno, almuerzo y merienda a sus alumnos.

En 1982, Ida Pavón (68) ingresó al establecimiento como maestra titular de tercer grado y se desempeñó varios años hasta que a pedido del intendente de ese momento Roberto Velázquez, se solicitó que la escuela habrá un aula satélite en el barrio Santa Rosa. Cuando regresó en la década del 90 asumió como directora del la escuela.

“Cuando asumí, el edificio no estaba en condiciones para la seguridad de los chicos, tenía las paredes electrificadas. Cuando llovía no necesitaba cargar agua en las olla de la cocina porque entraba agua por todos lados. Entonces de a poco fui logrando el compromiso de las empresas que primero me repararon cocina, después Carlos Rovira que estaba como gobernador en ese momento vino a Iguazú, yo lo recibí y aproveché para pedirle una refacción integral del edificio existente, más salones y un SUM”, contó Pavón.

“A los pocos meses de que gané el concurso para la dirección de la escuela se declaró Patrimonio Histórico el edificio, entonces las refacciones tenían que respetar la forma de cabildo de predio y el estilo colonial. El trabajo demoró un poco porque había que recuperar las tejas, las que se podían, y las que reemplazamos venían desde Córdoba”, recordó.

En esa misma línea, añadió: “Volví a pintar a la escuela de los colores originales que eran verde una parte hasta un 1,20 metros y desde ahí amarillo. La gente me criticó porque decían que eran los colores de Brasil, pero eso eran los colores originales, no podía hacer nada”.

Ida Pavón vivió en el edificio con su difunto esposo y sus cinco hijos durante diez años. “Era nuestra casa, incluso con mi esposo colaboramos con insumos para la comida de los 527 niños que asistían a la escuela y nuestros hijos comían ahí, porque así les enseñé que todos éramos iguales. En ese momento recuerdo que tenía 20 centavos por chico por día para darles tres comidas diarias, eso no alcanzaba, pero gracias a Dios siempre los empresarios colaboraron con nuestros chicos, porque muchos de ellos sólo comían comida en la escuela, algunos solo accedían a la leche dentro de la escuela”, recordó Pavón

El edificio de la escuela no solamente marcó la vida de los alumnos y maestros, sino de los compañeros de secundario de los hijos de Ida Pavón.

“Yo no dejaba que mis hijos se fueran a bailar cuando eran chicos, les permitía que amanecieran si querían pero lo más lejos de casa era el muro de la escuela. Muchas veces los chicos amanecían en el muro tomando tereré, fueron lindas épocas, de mucha lucha pero de muchas alegrías también, no tengo nada que reclamar a la vida. Yo me jubilé en ese edificio y fui muy feliz”, remató Pavón.

 

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