Niza, el destino bohemio por excelencia

miércoles 19 de octubre de 2016 | 4:00hs.
Niza, el destino bohemio por excelencia
Niza, el destino bohemio por excelencia

Podrá parecer mentira pero la glamorosa ciudad de Niza, en plena Costa Azul, hasta no hace mucho tiempo era un destino despreciado: los turistas no querían pasar sus vacaciones en una anodina comunidad de la Riviera visitada solo por jubilados que parecían tener como último deseo un bronceado perfecto. Pero gracias a una poderosa generación de jóvenes emprendedores entre los que se cuentan artistas, hoteleros, chefs y diseñadores junto a un vigoroso redescubrimiento de su pasado, Niza recobró su antiguo esplendor.

 

 

El punto de partida para este renacimiento comenzó hace unos 12 años con la reinauguración de Palais de la Méditerranée. Se invirtieron casi 160 millones de dólares para la renovación y para revivir el casino y construir un hotel de lujo que, desde entonces, se erige, majestuoso sobre la Promenade des Anglais.

 

El Palais y el Negresco, que se inauguraron en el esplendor de la Belle Époque, son dos hoteles diferentes que usan la elegancia como su principal característica. El enorme espacio público del Negresco tiene un domo de cristal fabricado en los talleres de Gustave Eiffel y un candelabro francés que el Zar Nicolás II mandó a hacer para el Kremlin pero cuya entrega se retrasó por la Revolución, por lo que nunca se entregó y terminó quedando en Francia.

 

 

Quienes decidan subir andando la ruta puede empezar desde las calles de la zona vieja. O con un pequeño trencito que sale del Promenade. La Tete au Carre (cabeza cuadrada), la monumental escultura de Sacha Sosno, está en la biblioteca Louis Nucéra, grandiosa pero desagradable. Se trata de una caja de cuatro pisos de cristal y acero que descansa sobre un busto humano de tres pisos, que termina a la altura de la boca.

 

Asistir por la noche a una función de la Ópera le agrega grandiosidad a la visita y más si se la acompaña con una cena posterior en el restaurante contiguo, Le Grand Balcon, seguido de una copa y ostiones helados en el Café de Turín. El edificio de la Ópera, construido en 1885, está adornado con frescos de Apolo.

 

 

 

Niza tiene una cocina deliciosa y memorable. Hay una especialidad en la parte más tradicional de la ciudad: la "estocaficada", un pescado seco en hebras y papas en salsa de tomate. También se destacan la harina de garbanzo transformada en una crepe gigante llamada "socca" y el "panisse" (una pasta tipo polenta fría en rebanadas y frita).