Narco interrumpió el juicio en su contra y fue a careo con un policía

viernes 22 de marzo de 2019 | 7:40hs.
Narco interrumpió el juicio en su contra y fue a careo con un policía
Narco interrumpió el juicio en su contra y fue a careo con un policía
Cristian Valdez

Por Cristian Valdez fojacero@elterritorio.com.ar

Daniel César Cañete y Raúl Alberto Torres son oriundos de Puerto Rico, tienen antecedentes por narcotráfico y están siendo juzgados por el delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización después de haber sido detenidos con más de 17 kilos de marihuana que habrían pretendido desechar tirándola adentro de un bolso en la propiedad de su vecino, a fines de febrero de 2017.
En la segunda jornada de debate realizado en el Tribunal Federal de Posadas -ayer a la mañana- el epicentro tuvo que ver con la clarificación de algunos aspectos relacionados con la vigilancia al primero de los acusados, realizada por un policía de la División Investigaciones y Toxicomanía de la Policía de Misiones desde un auto sin identificación estacionado en la misma cuadra de la propiedad investigada.
El cabo primero Gastón Alcides Chávez llevó adelante esa tarea y ante los magistrados declaró haber vigilado durante algunas horas a Cañete e incluso aseveró que al verlo salir y como la orden superior era evitar que alguien abandone el inmueble, avanzó hacia él manejando el móvil, instancia en que se cruzaron y hubo un intercambio de miradas, por lo que el sospechoso volvió a entrar a la casa al sentirse observado.
Pero Cañete interrumpió el debate de manera intempestiva para decir con vehemencia que ese uniformado no era Chávez, que era otro de apellido Sosa, lo que generó confusión entre las autoridades y dudas en torno a legitimidad del procedimiento. 

Posturas encontradas
Ya durante la declaración testimonial del mencionado efectivo ante los jueces Manuel Alberto Jesús Moreira, Norma Lampugnani y Víctor Alonso (subrogante), Cañete fue reprendido por interrumpirlo para negar los dichos de Chávez, por lo que ante la poca claridad del relato y las versiones dispares fue autorizado un careo solicitado por la defensora oficial Susana Beatriz Criado Ayán.
En ese punto, ya con permiso de los magistrados, Cañete reiteró que “no fue él (por Chávez) el que me vio, fue otro policía llamado Monchi Sosa. No sé por qué miente si yo le conozco a todos. Sin temor a equivocarme digo que era otro porque en un momento estábamos frente a frente y le miré bien a la cara”.
En respuesta a eso, Chávez mantuvo su postura detallando que “en ese momento era chofer del móvil, lo fui siempre, por lo que a mis superiores manifesté lo que observé y los movimientos de Cañete antes de que viera que lo estaba vigilando”.
Con las posturas inamovibles de cada uno se incorporó por lectura un informe del jefe de la Dirección de Toxicomanía, oficial principal Aldo Basilio Galeano, remitido en su momento al titular del Juzgado Federal de Oberá, José Luis Casals, en el cual se explicó paso a paso la investigación.
En ese escrito se confirmó que después de la denuncia radicada por una mujer “se montó un operativo con personal encubierto en inmediaciones al acceso de la vivienda, como también en la parte posterior del predio donde a eso de las 8.30 horas, el cabo Gastón Alcides Chávez -con prestación de servicios en esta división- observó que se acercó a la vivienda una motocicleta, descendiendo su conductor y al sacarse el casco protector observó que se trataba de Chelo Cañete, hermano de Daniel Cañete, ambos conocidos por el personal policial. Los dos ingresaron al interior de la vivienda, después de unos minutos Chelo se retiró. Chávez observó que desde la casa, después, salió Daniel Cañete portando un bolso de color azul, poniéndolo en el interior de un Fiat Uno en que se moviliza. Luego, éste se percató de la presencia del movil policial no identificado, volvió a sacar del Fiat Uno el bolso señalado y se metió nuevamente en la vivienda”.

Otros testigos
Mas allá del informe, los que también colocaron a Chávez en el sitio del allanamiento -que fue el mismo día que montó vigilancia- fueron el propio Basilio Galeano y un ex compañero dentro de la fuerza, Luis Gerardo Max. Ambos declararon como testigos ofreciendo detalles de las investigaciones y del operativo policial.
No compareció la mujer cuya denuncia disparó la pesquisa pero fue citada nuevamente para la continuidad, el 5 de abril.

Con condicional y antecedentes

Tanto Cañete como Torres se encontraban gozando de la libertad condicional cuando fueron detenidos y a los pocos días se confirmó que también registraban antecedentes similares en Corrientes. Después de la denuncia que derivó en la investigación, pasaron a ser vigilados por la Policía, instancia en la que se constató los movimientos de personas y vehículos que dieron pie al allanamiento el 24 de febrero de 2017. La información resultante de ese procedimiento dio cuenta que Cañete notó la presencia policial, se subió a un Fiat Uno e intentó huir del lugar con un bolso grande, pero al verse rodeado volvió a ingresar a su vivienda y arrojó el bolso azul al patio de un vecino por la parte posterior del inmueble. Los uniformados entraron a la casa y comenzaron con el procedimiento. En distintas partes se hallaron envoltorios de la droga fraccionada con el total de un kilo y plantas de cannabis de 70 centímetros en la parte trasera del predio. En el patio siguieron huellas de pisadas frescas que condujeron directo al bolso que contenía en su interior los 17 paquetes rectangulares de marihuana que pesaron poco más de 17 kilogramos.