Martín Riveros emocionó a todos en el Festival del Litoral

martes 20 de noviembre de 2018 | 22:39hs.
Cultura
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Martín Riveros volvió con emoción a pisar el escenario del Festival Nacional de la Música del Litoral. Si bien la fiesta que se celebra a orillas del Paraná cumplirá oficialmente su aniversario 50 en 2019, el músico acusa otro recuerdo: "Yo cumplo 55 años con el festival, que hubo cortes por el camino, es otra cosa, pero el nacimiento del festival fue en noviembre de 1963" arranca diciendo, al tiempo que destaca que el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez es "una joya y un trampolín para los artistas".

A sus 20, Riveros, que el lunes por la noche guardó los aplausos del público litoraleño, porque "los aplausos no se gastan", era un músico de barrio, como él define, hacía música en fiestas privadas y bailes hasta que siendo parte de la Orquesta de la Provincia, llegó al anfiteatro.

A fines del 63 "tocaba bandoneón no acordeón y abrimos el espectáculo nosotros el festival" contó. "Esa es una de las satisfacciones grandes que tengo, porque el director Ricardo Ojeda nos había pedido a los integrantes de la orquesta que hiciéramos una composición para tocar acá y eligieron mi composición: Ofrenda. Tengo la satisfacción de que toqué el primer acorde en el anfiteatro, lo tengo para mí, debe ser la segunda vez que cuento esto" sostuvo al descubrir su máxima reliquia emocional.

Por otro lado, remarcó que es importante que los más chicos entiendan el por qué y el cómo surgió este festival, " por una necesidad de expresar la cultura" y que se conserve ese espíritu de los grandes chamameceros.

"El mundo evolucionó y todo evolucionó. Cuando se hizo el primer festival todos los artistas vinieron gratis y paraban en casas de familia. Entonces había música en las casas y acá en el anfiteatro durante una semana y eso no se puede borrar, a mi no se me borra nunca. Vos te encontrabas a los artistas en el almacén, caminando...dia y noche", rememoró y entendió que "esa vez vinieron gratis con el afán de que la música del litoral se tocara en algún lado. Fue un esfuerzo muy grande de los artistas de la época" que hoy no se puede replicar.

"Ahora tenemos otra posición en la vida y no se puede armar eso pero sí reclamo un poco que inviten a las delegaciones provinciales: a Chaco, a Formosa, Entre Ríos, Santa Fe, que no se olviden que de esa forma nació este festival con apoyo de ellos también" recomendó.

De la misma manera, mientras Pinocho Silva le dejaba un abrazo al pasar y en el Alcibíades Alarcón Rulo Grabovieski levantaba al público con sus mejores acordes, Riveros afirmó que busca que se mantenga la esencia. "Todos los músicos tenemos la inquietud de tocar cosas nuevas, de modificar pero volvemos a las raíces. Yo quiero que se mantengan las raíces, después tenemos todo el año de tocar lo que queremos", manifestó.

Si bien vivió la época en que la sede posadeña logró ser sombra de Cosquín, con referentes como Horacio Guarany, Luis Landriscina, los Hermanos Cuesta, Blas Martínez Riera, entre otros, sigue disfrutando del chamamé y del Festival misionero. "Lo que sentí al subir al escenario fue como lo que sentí la primera vez al ver toda esa gente...yo hago el chamamé que aprendí en la juventud, toco desde los 9 años pero tengo el vicio de la música. A lo mejor algún vecino se enoja si estoy tocando todo el día, pero ese es mi vicio" cerró entre risas.