La Bestia Misionera, dueño de un escabroso prontuario de asesinatos

domingo 06 de enero de 2019 | 6:00hs.
Tras matar a su madre Penteado fue declarado inimputable.
Tras matar a su madre Penteado fue declarado inimputable.
Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

Domingo Jesús Penteado (63), la “Bestia Misionera”, mató a su propia madre de un hachazo y desechó el cadáver en un pozo. Fue condenado y encerrado en la cárcel de Loreto, ya que los peritos de entonces establecieron que no comprendía la criminalidad de sus actos y era inimputable.
Estuvo preso menos de dos años y una junta médica lo declaró enfermo mental, por lo que la Justicia ordenó su libertad. A la luz de los hechos, los responsables de tal decisión cometieron un terrible error.
Una década después, en 1995, Penteado violó y asesinó Norma Esther Sequeira, de sólo 16 años, una joven que residía con sus padres en Colonia Río Victoria, localidad de San Vicente.
Los detalles del homicidio son horrendos. La víctima fue degollada y tenía múltiples puñaladas por todo el cuerpo. De ahí el alias que se ganó el asesino.
Penteado fue condenado a prisión perpetua y lleva 24 años tras las rejas. Fuentes judiciales precisaron que si bien por el tiempo transcurrido estaría en condiciones de gozar de salidas transitorias, los profesionales en salud mental indican que no muestra arrepentimiento y constituye un riesgo para terceros. Como contrapartida, su conducta interna es ejemplar.
Posee 9 de conducta, lo máximo en la cárcel, y es el más longevo. No sabe leer ni escribir y sus únicas visitas se reducen a los allegados de otros internos, ya que sus propios familiares no quieren tener ningún tipo de relación con él.

“Es un peligro”
El Territorio accedió a un informe pericial que alerta sobre la peligrosidad de la Bestia Misionera, quien desde el inicio de su condena permanece recluido en la Unidad Penal II de Oberá.
Actualmente colabora en la panadería, ya que sus labores al aire libre -como ser en la chacra del penal- se vieron limitadas por las sucesivas negativas de los psicólogos de otorgarle salidas transitorias ya que aseguran que no está arrepentido de los crímenes que cometió.
“Tiene familia en Bonpland, pero nadie lo quiere recibir. La única persona que se ofreció para recibirlo es la esposa de otro interno condenado a perpetua, pero no se dieron las condiciones. Para los psicólogos que lo atienden, es un peligro para sí mismo y para terceros”, precisaron fuentes judiciales.

Crímenes de la bestia
Luego de matar a su madre y estar preso un par de años, Penteado se mudó a San Vicente y vivió varios años en el anonimato. En ese lapso quedó claro que no era tan “loco”, ya que había falsificado varios DNI y se hacía pasar por José Francisco Balbuena o José Francisco Batista.
Hasta que el 19 de abril de 1995, Norma Esther Sequeira salió de su casa en Colonia Río Victoria para visitar y pasar el fin de semana con su hermana mayor, Isabel, que residía a unos 2000 metros, distancia que estaba acostumbrada a recorrer a pie.
Dos días más tarde, su papá Zacarías Sequeira se encontró con Isabel y le preguntó si Norma estaba bien, pero la chica le respondió que su hermana nunca apareció por su casa, como habían quedado.
Desesperado, el hombre comenzó a buscarla. Ese mismo día, el 22 de abril, hallaron el cuerpo en una zona de montes próxima a un camino vecinal distante a unos 18 kilómetros del centro de San Vicente.
Penteado era peón de una chacra vecina a la propiedad de la familia de la víctima. En el allanamiento del lugar donde vivía encontraron un puñal y una frazada con sangre.
El homicida conocía muy bien los montes de la zona y logró esquivar a los pesquisas. Mientras tanto crecía la inquietud comunitaria y la Policía, recordó uno de los investigadores de entonces, recurrió a una conocida curandera para tratar de conseguir algún dato del evadido.
“Le van agarrar a esa bestia. Anda cerca de un arroyo grande”, avizoró la señora y no se equivocó. Fue detenido el 8 de mayo de 1995, cuando caminaba por la banquina de la ruta provincial 213 en El Soberbio, cerca del río Uruguay.


Quisieron lincharlo

Cuando corrió la noticia de que lo habían atrapado, allá por mayo de 1995, vecinos del pueblo y de las colonias de San Vicente se movilizaron hasta frente a la comisaría local con la intención de lincharlo.
La convocatoria fue tal, que las autoridades policiales se vieron obligadas a reforzar la seguridad exterior de la dependencia para evitar que la enardecida multitud haga justicia por mano propia.
Asimismo, durante la búsqueda de Norma Esther Sequeira los vecinos de la colonia encontraron restos los óseos de otra criatura. Si bien nunca se estableció su identidad, desde un primer momento se especuló que podría tratarse de una nena que había desaparecido años atrás, justo cuando la bestia fue vista por primera vez en la zona.