El Superior Tribunal de Justicia absolvió a condenado a perpetua y ordenó su libertad

lunes 05 de octubre de 2020 | 4:00hs.
El Superior Tribunal de Justicia absolvió a condenado a perpetua y ordenó su libertad
El Superior Tribunal de Justicia absolvió a condenado a perpetua y ordenó su libertad
Por Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

“Hubo prisa por parte de la Policía para detenerlo a Chiluk sin pruebas concretas. En realidad, fue detenido por meros comentarios. Sabían que Chiluk tenía causas previas y fueron por él”, señaló oportunamente Teresa Gómez de Roth, defensora oficial de Jorge Miguel Chiluk (30), quien el 26 de abril del 2018 fue condenado a prisión perpetua por el doble homicidio de Lidia Bezus (69) y su hijo Diego Kosaczuk (29). La misma pena recayó sobre Sergio Elías “Tuti” Machado (30).

Aquel 26 de abril, en su alegato, Gómez de Roth remarcó que su defendido fue imputado por rumores y valoró el testimonio de los patrones del sujeto, quienes indicaron que no era de faltar y que la planilla de asistencia confirmó que el 16 de julio del 2015 fue a trabajar al aserradero.

Incluso, en la instrucción del hecho se dio entidad al testimonio de Samuel Martínez, quien declaró que estando detenido con Chiluk, éste le confesó que Machado fue quien ultimó a las víctimas. “Eran cuatro y consumieron una sustancia blanca con cerveza para tomar coraje”, mencionó.

Se trata del mismo testigo que incriminó a Machado en la masacre de Panambí. Pero el sujeto no fue encontrado para el juicio y su declaración se incorporó por lectura.

Así, un supuesto rencor previo y un par de testigos de oídas sentaron las bases para sentencia, por lo que su defensa apeló la sentencia ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ).

Transcurridos dos años y medio del fallo a prisión perpetua, el máximo órgano judicial de Misiones resolvió absolver a Chiluk por falta de pruebas y ordenó su inmediata libertad. En tanto, ratificó la condena a Machado.

En consecuencia, el pasado 4 de septiembre Chiluk firmó el oficio correspondiente y abandonó las instalaciones de la Unidad Penal II de Oberá como un hombre libre.

Tiros y golpes

Bezus y Kosaczuk fueron ultimados el 16 de julio del 2015 en su chacra de Paraje Samambaya, municipio de Los Helechos. Tiempo antes cobraron una buena suma por la venta de pinos y el dato habría llegado a oídos del o los asesinos.

Antes de morir, Bezus alcanzó a tomar su celular y llamó a su vecina María Zochewerke para pedir socorro, pero no alcanzó a decir una palabra. La vecina sólo escuchó ruidos de fondo y luego le pidió a Héctor Romaniuk, otro vecino, si podía acercarse hasta la propiedad de Bezus para ver qué pasaba. 

Romaniuk fue antes del mediodía, pero los perros no lo dejaron ingresar. Regresó a las 14 y fue entonces que halló muerto a Kosaczuk. El cadáver presentaba disparos en el rostro y tórax.

En el interior de la vivienda hallaron el cuerpo de su madre, quien también sufrió un disparo y un fuerte golpe en la cabeza. Tanta saña por un celular y algo de cambio, el escaso botín que se llevaron los asesinos, ya que luego los investigadores hallaron miles de pesos ocultos en diferentes sectores de la vivienda.

Tras las primeras averiguaciones de la Policía surgió que las víctimas habrían tenido un problema con un ex vecino de apellido Chiluk, ya que Kosaczuk fue testigo de dos denuncias contra el sujeto. Otros testigos lo vieron conduciendo una moto roja los días previos al hecho.

La situación de Machado se complicó cuando allanaron su departamento y hallaron un revólver calibre 22 y el celular de la señora Bezus.

Testigos de oídas

En el juicio, Vanesa Machado (35) confirmó que en las horas posteriores al hecho María Elena Regalado, novia de Chiluk, le comentó que su concubino había andado merodeando la zona con otras personas, entre ellos Tuti Machado.

“Ella tenía miedo de que haya sido Chiluk porque tiempo atrás le había amenazado a Diego Kosaczuk”, subrayó la testigo.

En su alegato, la fiscal Estela Salguero consideró clave el hallazgo de pruebas en posesión de Machado y recordó que en la instrucción el padre del imputado declaró que sabía que su hijo compró un arma. “Yo le amo a mi hijo pero no debo mentir”, indicó entonces.

En tanto, indicó que Chiluk les tenía bronca a las víctimas porque Kosaczuk declaró en su contra en dos causas anteriores. También refirió que al menos dos testigos lo vieron merodeando por la zona en los días previos al hecho.

Sobre su principal coartada, que el 16 de julio estuvo trabajando en el aserradero de los hermanos Hartel, Salguero explicó que “efectivamente figura como presente en la planilla de asistencia, pero esa semana el capataz estuvo de licencia y era quien más controlaba al personal”.

Precisamente, en el juicio declararon los hermanos Rolando y Fabio Hartel, propietarios del aserradero donde Chiluk trabajaba al momento del hecho.

Si bien en la planilla de asistencia consta que el 16 de julio del 2015 el acusado trabajó con normalidad, en la acusación se hizo hincapié en que el predio del aserradero es amplio y de difícil control del personal, por lo que el imputado podría haber salido sin que noten su ausencia.

Testimonios a favor

De todas formas, por lo dicho por los hermanos Hartel, el control interno tampoco era tan endeble y alguien tendría que haber avisado si Chiluk salió sin avisar. 

“Cumplía en el trabajo. Era buena persona y no faltaba”, opinó Rolando Hartel.

Y agregó: “Si está asentado es porque estuvo. Si algún empleado se retira del lugar avisa, pero si se retira y vuelve, no queda constancia”.

Además recordó que a veces iba en moto a trabajar, pero “recuerdo que en esa época tenía alguna falla porque él andaba con una bolsita con repuestos”.

Fabio Hartel indicó que Chiluk trabajó menos de un año con ellos y que siempre fue correcto.

“Es factible que un empleado llegue tarde y se le ponga presente, pero creo que no fue el caso, porque en el lugar donde él se desempeñaba si falta un empleado no se puede trabajar. Él estaba en la machimbradora y se necesitan entre dos y tres personas para trabajar”, explicó.

“Conmigo siempre fue muy educado, por eso cuando lo acusaron del hecho me sorprendió. Nunca me pasó por la cabeza que pueda hacer algo así. Cuando la Policía lo buscó se fue sin ningún problema”, agregó.

A su turno, Ariel Acosta (42), empleado de la administración del aserradero, indicó que “salir sin permiso se complica porque se trabaja con máquinas. Pero puede pasar, aunque es difícil porque algún empleado hubiera avisado, ya que trabajan por hora y nadie quiere perder”.

En la misma línea declaró Leonardo Hartel (27), hijo del dueño del aserradero: “Difícil que alguien se ausente y no se den cuenta porque somos un grupo chico”, aunque reconoció que “si alguien quiere salir escondido, (del aserradero) puede hacerlo”.

Sentencias revisadas

En los últimos meses el STJ revisó varias sentencias del Tribunal Penal Uno de Oberá, aunque la novedad en la absolución de Chiluk es que la misma resolución dispuso la libertada del imputado.

A principios de agosto anuló la sentencia y ordenó volver a juzgar a tres acusados por robo y violación en perjuicio de una anciana con discapacidad. A mediados del año pasado, en el juicio oral, Yonathan Ezequiel Taborda (27) -uno de los tres acusados- confesó la autoría del hecho e implicó a los coautores: Rosalino De Melo (50) y Jacobo Saúl Bareiro (33).

El tribunal sentenció a 22 años de cárcel a De Melo y Bareiro, mientras que Taborda recibió una pena de 18 años.

Tras los recursos, el STJ anuló la sentencia y ordenó volver a juzgar a los imputados.

Antes, en marzo de este año, el máximo órgano dictó la nulidad de la sentencia por el homicidio de Selene Aguirre, registrado el 29 de enero del 2015 por una fractura de cráneo, hecho por el que fueron acusados Victoria Aguirre (27), madre de la víctima, y su concubino Rolando Lovera (35).

El primer juicio fue anulado porque la defensa de Aguirre recusó al Tribunal Penal, por lo que para el segundo debate se conformó un tribunal subrogante con jueces civiles que absolvieron a la mujer y condenaron al sujeto a 19 años. Transcurridos más de cinco años del deceso, el STJ dictó la nulidad de la sentencia y ordenó que se dicte un nuevo fallo en base a las pruebas existentes, sin realizar otro juicio, situación similar al caso de Alejandro Santa Andrea (63), absuelto por el beneficio de la duda en el marco de una causa por abuso sexual en perjuicio de una nena de 8 años.