2022-11-12

Cartas de lectores

La carnicería humana

El ser humano mata animales para comer, chanchos, vacas, gallinas etc. Cuando mata a otros seres humanos en la guerra para poder sobrevivir, obra de igual manera, pues es la finalidad de sobrevivir lo que determina su conducta. No es lo mismo matar a un animal que a otra persona, porque el ser humano encontró razones éticas para respetar la vida del otro, y así poder convivir en paz. En la guerra, quien mata más seres humanos contrarios gana, puede establecer las reglas de juego a seguir; siempre la guerra ha sido para obtener los recursos del otro, entonces se busca la forma más eficaz de matar más cantidad de soldados, con drones, misiles, tanques, metralletas, y suele utilizarse cualquier otro método que sirva para tal fin, como gas e incluso basura radiactiva.

Los grandes maestros de la humanidad trataron de enseñar el amor y el respeto hacia el otro como condición para poder ser feliz y vivir en paz, somos un mundo con muchas culturas diferentes, lo que enriquece nuestra humanidad.

Cuando una cultura quiere eliminar a otra, disminuye esa cualidad en su condición, reduciéndolo a puro instinto. Somos seres tribales, por eso nos gusta la competencia deportiva o  la fanatización por un equipo de fútbol, pero esa tribalidad, no debe llevar al extremo de exterminar al otro, de lo que se trata es de aprender a convivir con él. El peligro siempre estará en la ambición, de personas o sectores que aprovechando una posición dominante junto con la inercia de ir por más siempre llevan al extremo sus prerrogativas egoístas, eso es lo que la democracia y el derecho no deben permitir.

No hay que atacar, hay que pagar, hay que permitir que al otro también le vaya bien, no hay que temer la competencia, parece mentira que los defensores del libre mercado y la competencia teman al adversario, hay que aprender a cooperar, es la salida más inteligente o terminamos matándonos estúpidamente por tener posiciones dominantes. La guerra es destrucción, mientras haya guerra el ser humano vivirá en constante temor, angustia y ansiedad. Hay otras maneras de arreglar los desacuerdos, hemos creado el derecho con sentido de justicia para evitar derramar sangre, hay que perder para ganar, no se puede imponer al otro normas injustas, yugos, cadenas ni atentar contra su soberanía, amenazar su seguridad, su territorio, su sistema político.

El ser humano no debe dejar el destino de su humanidad a un par de corporaciones y grupos de poder, que han pervertido los fines perseguidos en sus estatutos. El que no vive para servir, no sirve para vivir, decía la Madre Teresa.

Martín Gallero
Puerto Rico

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