Sufrían de violencia de género, escaparon y viven en una carpa

miércoles 05 de febrero de 2020 | 0:05hs.
Sufrían de violencia de género, escaparon y viven en una carpa
Sufrían de violencia de género, escaparon y viven en una carpa
Los barrios periféricos de Puerto Iguazú muchas veces albergan a personas de diferentes puntos de la provincia y de Paraguay que llegan al destino buscando oportunidades laborales. 
Este fue el caso de una mujer de 46 años, quien llegó desde la localidad de Colonia Mado hace algunos años detrás de un puesto de trabajo, con la promesa de ganarse unos pesos en una cantera. Con el sudor del esfuerzo logró armar una precaria casa en un barrio rural de la Ciudad de las Cataratas, e incluso en aquel momento su espíritu solidario la llevó a ayudar a unos vecinos que también estaban pasando por una difícil situación económica. 
Tiempo después, su hija de 22 años quien también vivía en Colonia Mado, arribó a su casa junto a sus dos pequeños hijos buscando algo de protección. Es que su pareja -padre de los niños- la agredía física y sexualmente. A pesar de que la joven denunció al agresor y solicitó una orden de alejamiento, dicha medida jamás fue respetada. Por eso, cansada de vivir con miedo, decidió juntar sus cosas y refugiarse en la casa de su madre.
Sin embargo, la suerte no estaba del lado de estas mujeres y tras una serie de disputas vecinales en torno al terreno donde vivían, terminaron siendo echadas y se quedaron prácticamente con lo puesto, ya que se presentó una persona alegando que las tierras eran suyas y no les dejó sacar casi nada. 
Tal es así que no les quedó remedio más que vivir en una carpa construida con lonas, ubicada en el patio del terreno de un anciano, en un barrio muy alejado, donde carecen de energía eléctrica, agua potable y comida, por lo que sobreviven en condiciones insalubres.

La voz del dolor
Una tarde recorriendo el basural a cielo abierto de la ciudad, buscando alimentos y elementos que les pudieran servir para mantener la carpa, conocieron a una joven de 21 años oriunda de la localidad de Comandante Andresito, quien les confesó que también había escapado de una situación extrema de violencia junto a sus dos hijos.
Hoy estas mujeres se unieron y su principal objetivo es sobrevivir sin ser encontradas, ya que sus ex parejas las amenazaron de muerte en repetidas oportunidades, y pese a las reiteradas denuncias que hicieron, lamentaron que siempre terminan por encontrarlas.
Es así que las tres mujeres junto a los cuatro menores, pasan sus días sumergidas en la pobreza y el hambre con tal de no caer en las manos de sus violentos agresores.
Ante la desesperación, una de ellas llegó a prostituirse para poder comprarle leche a los niños, quienes comenzaron a bajar notablemente de peso y presentan erupciones en la piel, producto del consumo de agua cruda que obtienen de un arroyo a casi un kilómetro de la carpa en la que se refugian de la lluvia y del sol.
“Cuando tenemos harina hago pan para vender o alguna changa, porque necesitamos darle de comer a los chicos, fui a Acción Social y a la Dirección de la Mujer de la Municipalidad y me dijeron que ya estaban al tanto y que gestionaron bolsines para la próxima semana”, expresó una de ellas en diálogo con El Territorio, que pidió no ser identificada ni decir el lugar exacto donde viven por temor a un ataque.

Red solidaria
El grupo de Mujeres Autoconvocadas de Iguazú tomó conocimiento de la situación y rápidamente comenzó a juntar alimentos para entregar a estas familias, al menos para paliar la situación durante unos días hasta que reciban asistencia desde el municipio.
“Hicimos una cadena por las redes sociales para juntar alimentos por ahora, pero muchos datos de las mujeres no podemos dar porque el miedo que tienen es inmenso, no podemos ponerlas en peligro, la idea es ayudar”, sostuvo Ramona Romero, integrante del grupo solidario. 
“Una vez más la falta de un refugio queda en evidencia. Hace ya un tiempo que estas mujeres y sus hijos viven en estas condiciones, nosotros no queremos lamentar más víctimas”, insistió.
Ayer concretaron la entrega de mercadería y la iniciativa representa un alivio momentáneo, pero esperan que llegue la ayuda de la comunidad y del Estado para estas mujeres víctimas de la violencia, quienes no solamente necesitan ayuda económica sino también poder garantizar su seguridad y la de sus hijos, además de atención psicológica.
Aquellas personas que quieran ayudar se pueden comunicar al (3757) 463502 con una de las colaboradoras de la Red de Mujeres Autoconvocadas.